Redacción Farmacosalud.com
Uno de los grandes avances conocidos en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) de 2019, celebrado recientemente, se centra en dapagliflozina, medicamento indicado para la diabetes. En concreto, se ha presentado el estudio DAPA-HF, en el que se ha empleado dapaglifozina en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción reducida bajo terapia convencional optimizada. “La curiosidad de este estudio, en primer lugar, es que dapaglifozina se ha administrado tanto a diabéticos como a no diabéticos. Los efectos cardíacos se han mostrado altamente eficaces, con reducciones en la mortalidad y rehospitalizaciones en 2 años de seguimiento, lo que hace que este fármaco pueda unirse a otros ya indicados en esta situación como betabloqueantes, antialdosterónicos e inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona”, afirma el Dr. Rafael Vidal Pérez, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Dapagliflozina es un inhibidor SGLT2 que está indicado en adultos de 18 años de edad o mayores con diabetes mellitus tipo 2 para mejorar el control glucémico en monoterapia cuando la dieta y el ejercicio por sí solos no logran un control glucémico adecuado en pacientes en los que no se considere adecuado el uso de la metformina debido a intolerancia. También está indicado como tratamiento adicional en combinación con otros medicamentos hipoglucemiantes incluyendo insulina, cuando éstos, junto con dieta y ejercicio, no logran un control glucémico adecuado, informa la compañía AstraZeneca.
A juicio de Vidal Pérez, una de las grandes sorpresas del Congreso de la ESC ha sido el estudio ISAR REACT 5, que ha comparado los antiplaquetarios ticagrelor y prasugrel. “La doble antiagregación en el síndrome coronario agudo había demostrado su beneficio desde hace ya mucho tiempo, y tanto prasugrel como ticagrelor han otorgado mejores resultados que clopidogrel. Sin embargo, en la actualidad no estaba claro cuál de ellos era superior a largo plazo, sabiendo que uno comienza antes su acción”, señala el cardiólogo.
La conclusión de la investigación fue que entre los pacientes que presentaban síndrome coronario agudo con o sin supradesnivel del segmento ST, “la incidencia de muerte, infarto o ictus fue significativamente menor en los que recibieron prasugrel comparado con los que recibieron ticagrelor, sin haber diferencias en la presencia de sangrado mayor. Este resultado ha sido una sorpresa, ya que muchos servicios actualmente estaban utilizando ticagrelor en sus protocolos asistenciales, y este estudio asegura una revisión de los mismos”, apunta el Dr. Vidal Pérez.
Nuevos conocimientos acerca de rivaroxabán y sacubitril-valsartán
En la reunión de la ESC también se ha hablado del anticoagulante rivaroxabán. Así, se ha presentado el trabajo AFIRE (Atrial Fibrillation and Ischemic Events with Rivaroxaban in Patients With Stable Coronary Artery Disease) en pacientes con fibrilación auricular y enfermedad coronaria estable que no recibieron procedimientos de revascularización en el último año. Según el facultativo, “la monoterapia con rivaroxabán parece la mejor estrategia de tratamiento comparado con el rivaroxabán más antiagregación plaquetaria. La monoterapia de rivaroxabán resultó no inferior en términos del objetivo combinado de ictus, embolia sistémica, infarto, angina inestable que requiera revascularización, y muerte de cualquier causa a dos años de seguimiento. Con la monoterapia también se observó un significativo menor riesgo de sangrado. Esta diferencia en seguridad a favor de la monoterapia con rivaroxabán hizo que el trabajo fuera detenido prematuramente. Con esta evidencia, en mi opinión, rivaroxabán sin antiagregación parece la mejor estrategia en pacientes coronarios conocidos que, además, presentan fibrilación auricular, siempre y cuando pase más de un año desde la última revascularización”.
El Congreso, asimismo, ha servido para conocer investigaciones muy esperadas acerca de la combinación en un solo medicamento de sacubitril-valsartán, que está indicado para la insuficiencia cardíaca y disfunción ventricular. Por un lado, hay el estudio PROVE-HF sobre disfunción ventricular, cuyo contenido ha ahondado en los mecanismos terapéuticos de sacubitril-valsartán. “PROVE-HF nos demuestra, en esta población de función ventricular reducida, el remodelado positivo que puede explicar el beneficio pronóstico de este fármaco”, destaca el Dr. Vidal Pérez.
“El otro estudio largamente esperado -pero que no demostró beneficio- fue PARAGON HF, que estudiaba el papel de sacubitril/valsartan en pacientes con insuficiencia cardíaca con función sistólica preservada, campo este donde no ha habido ningún tratamiento efectivo. Aquí había grandes esperanzas con sacubitril, pero el fármaco no ha conseguido demostrar un beneficio en la población global; hay subpoblaciones que apuntan a cierto beneficio con la función levemente reducida, o también en mujeres, pero todo esto sólo sirve para apuntar a estudios posteriores centrados en esa población concreta”, remarca.
Documento de la ESC acerca del impacto del ruido
A todo esto, las Directrices de la Sociedad Europea de Cardiología destacan, por primera vez, el impacto perjudicial de la contaminación y el ruido en pacientes con síndromes coronarios crónicos. Según un documento de la ESC, la polución atmosférica y la contaminación acústica ambiental aumentan el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, por lo que se necesitan políticas y regulaciones para minimizar ambos problemas. “La polución y la contaminación sonora incrementan tanto el riesgo de ictus como el riesgo de infarto. La polución se estima como uno de los 10 factores de riesgo para mortalidad global. La polución incrementa también las hospitalizaciones y muerte por ictus, insuficiencia cardíaca y arritmias. Hay evidencias epidemiológicas de aumentos de eventos del 5% por cada incremento de 10 decibelios de ruido relacionado con el tráfico”, revela el miembro de la SEC.
“Necesitamos leyes y regulaciones que minimicen ambas contaminaciones -sostiene Vidal Pérez-. Los pacientes con enfermedades crónicas deben evitar las zonas con alta densidad de tráfico y considerar el empleo de mascarillas (N95) para protegerse del aire (contaminado). El empleo de purificadores del aire con filtros de partículas de alta eficiencia (HEPA) en interiores puede ser útil”.