
Autor/a: JoPanuwatD
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Borja Quiroga y Miguel Cobo, autores del libro ‘Por mis riñones que hoy como bien’ (editorial Rosamerón): el Dr. Borja Quiroga es nefrólogo y Prof. en la Universidad CEU San Pablo y ejerce su labor asistencial en el Hospital Universitario de la Princesa (Madrid). Forma parte de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) y es autor de numerosas publicaciones especializadas. Con el seudónimo de Samuel Dacanda, publicó en coautoría la novela ‘Paliativo’ / Miguel Cobo es un cocinero afincado en Burgos que, tras pasar por numerosos restaurantes, inició su propia andadura con Cobo Vintage, con el que en tan sólo 15 meses consiguió su primera estrella Michelin. En 2020 inauguró Cobo Tradición y en 2022 Cobo Evolución, ambos compartiendo un mismo espacio: Cobo Estratos.
Redacción Farmacosalud.com
Un riñón cuesta un… riñón. El órgano renal es un agente valiosísimo para la supervivencia, hasta tal que punto que en su interior se oculta klotho, una proteína que regula el envejecimiento. A pesar de que los riñones son comprensivos y contribuyen como el que más a unas cuantas regulaciones corpóreas, tienen sus propios límites, porque, renalmente hablando, los excesos también se pagan. ¿Se han preguntado alguna vez cuánta agua puede procesar el organismo humano sin que peligre la vida de la persona que la bebe? En fin, mejor dejarse de desmesuras y centrarse en menús apetitosos y servidos con sensatez, platos que son tan beneficiosos para el riñón como para el poseedor de dicho órgano. El nefrólogo Borja Quiroga y el cocinero Miguel Cobo, autores del libro ‘Por mis riñones que hoy como bien’, se sirven de la ciencia y del delantal para poner los puntos sobre las íes (una sola 'i' en este caso, tratándose de 'riñón') y aclarar unos cuantos conceptos típicamente renales.
-‘Eso le ha costado un riñón’… el habla popular bendice el enorme valor de dicho órgano.
Así es, a la vez que es un órgano desconocido. El poder del riñón es ilimitado y sus funciones no sólo se reducen a ser una depuradora de sustancias, sino que también regula procesos tan importantes como la calcificación de los huesos, la salud de los vasos sanguíneos, el ácido úrico o la anemia. Además, en sus células se esconde klotho, la proteína antienvejecimiento.
-Y es que uno de los capítulos de ‘Por mis riñones que hoy como bien’ se titula ‘Los riñones y la inmortalidad’. Sorpréndanos…
Fue en el año 1997 cuando Kuro-o, un investigador japonés, descubrió que el riñón poseía una proteína, denominada klotho, que regulaba el envejecimiento. De hecho, este investigador quitó esa proteína a unos ratones y objetivó que éstos envejecían mucho más rápido. Si tenemos insuficiencia renal (lo que les ocurre a 6 millones de personas en España, aunque sólo la mitad lo sepan), perdemos klotho y por tanto envejecemos más rápido. Hasta el punto de que un paciente que necesite diálisis (procedimiento por el que una máquina depura la sangre porque nuestros riñones no funcionan), disminuye su esperanza de vida en más de 20 años. Además, klotho puede reducirse si hacemos una alimentación rica en ultraprocesados (ricos en fósforo) o si somos demasiado sedentarios.

Fuente: editorial Rosamerón
-Función renal: ¿por qué tenemos dos riñones, si con uno podemos vivir?
Precisamente porque quedarnos sin riñones nos aboca a una muerte prematura. La naturaleza nos ha dado dos riñones para protegernos de la posibilidad de quedarnos sin uno.
-Por lo menos, con dos de esos órganos, podemos donar uno a quien necesite un riñón imperiosamente.
Efectivamente, en condiciones normales tenemos dos riñones, pero en otras ocasiones nos podemos quedar solo con uno. Es el caso de cirugías o incluso personas que nacen monorrenas (con un sólo riñón). Cuando esto ocurre, el riñón que queda puede hipertrofiarse (hacerse grande) manteniendo la funcionalidad como si tuviéramos dos. Y tener dos hace posible que podamos donar un riñón a quien lo necesite y, con ello, darle vida.
-¿De verdad que con un solo riñón se puede vivir normalmente, tal cual, como si tuviéramos dos?
De verdad. En estudios a muy largo plazo (más de 20 años) se ha objetivado que no hay riesgos añadidos a vivir con un solo riñón. Eso sí, antes de donarlo, hay que hacer pruebas para asegurarnos de que el órgano renal que nos quede esté completamente sano.
-¿Beber dos litros de agua diarios es bueno para la salud renal, es malo, o ni lo uno ni lo otro?
Es un mito. El riñón no necesita 2 litros para funcionar bien ni para estar limpio. Esto depende de cada individuo. Pero, si tuviera que poner una cantidad mínima de consumo de agua, realizaría un sencillo cálculo. La eliminación de toxinas por parte del riñón precisa de medio litro de agua al día; por la piel y la respiración perdemos agua sin darnos cuenta (pérdidas insensibles), alrededor de 700-800 ml. Todo ello supone que, en reposo, necesitamos 1,3 litros de agua al día como mínimo.
A esto hay que sumarle las posibles pérdidas que tengamos; por ejemplo, si hacemos deporte, si hace calor o si tenemos pérdidas digestivas tendremos que aumentar la ingesta. ¿Hasta cuánto? Nos debemos fiar de la sed, que es una señal que manda el riñón hasta el cerebro.
-Una vez se publicó que una persona había muerto por beber demasiada agua. ¿Es cierto que si alguien se pasa de la raya ingiriendo el líquido-elemento, el cuerpo no puede procesarlo debidamente y el individuo puede morir?
Es una situación extrema. El riñón puede diluir la orina (si bebemos de más) hasta cantidades muy elevadas. Con todo, es cierto que sí conocemos la cantidad por encima de la cual el consumo de agua puede llegar a matar: veinte litros al día.
-En su libro, usted y el chef Miguel Cobo realizan una sabia combinación entre medicina y gastronomía. ¿Qué receta que aparezca en el manual recomendaría para chuparse los dedos, más allá de sus beneficios renales?
Hay muchas técnicas y recetas que son sencillas, pero muy saludables. Por destacar una, el salmorejo de remolacha, que es un ingrediente poco utilizado en la cocina española, pero que tiene muchos efectos beneficiosos como, por ejemplo, el descenso de la presión arterial. La receta completa la dejo para que los lectores la encuentren en el libro.
-¿Y qué receta culinaria le daría a alguien que está sometido a diálisis, y por lo tanto, sus riñones no funcionan correctamente?
En general, cualquier paciente con enfermedad renal debe hacer una dieta baja en sal, baja en fósforo y, sobre todo si está en programa de diálisis, con poca agua. Por poner un ejemplo de una dieta que recoja todos estos elementos, en el libro tenemos una merluza con almejas exquisita, sin casi fósforo, sin sal y que además aporta hierro.
-¿En España ya se hacen trasplantes de riñón como quien pone tiritas? Porque, hay que ver la gran cantidad de injertos renales que se practican en territorio español…
Sí, y es un esfuerzo combinado de muchos agentes. La generosidad en nuestro país y toda la labor que han hecho la Organización Nacional de Trasplantes y la Sociedad Española de Nefrología y de Trasplantes se ve recompensado con el número de donaciones, que no paran de crecer. Sin embargo, siguen siendo insuficientes para el gran número de personas que necesitan la diálisis (en España unos 30.000 pacientes), por lo que hay que abrir otras vías de donación como la del trasplante de vivo.

Autor/a de la imagen: E. Arandes / www.farmacosalud.com
Fuente: Gentileza del Hospital Sagrat Cor de Barcelona (IMAGEN DE ARCHIVO)