Redacción Farmacosalud.com
En España, un 25% de la población o bien tiene diabetes o está en un estado previo o inicial de la enfermedad, según datos del estudio Di@bet.es, liderado por el área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBER (CIBERDEM) y financiado por el Instituto de Salud Carlos III. La diabetes tipo 2 es la forma más común de esta afección (representa el 90-95% de los casos diagnosticados). Se caracteriza, por un lado, por la resistencia a la insulina (la hormona que regula los niveles de azúcar o glucosa en sangre), y, por otro, porque las células beta del páncreas tienen dificultades para producirla. Esto provoca un desequilibrio en nuestro organismo que si no se controla puede causar graves y diversos problemas de salud.
Para comprender y tratar la diabetes es clave estudiar las células beta del páncreas. Cuando ingerimos alimentos, los niveles de glucosa aumentan y, para compensarlo, estas células liberan la hormona insulina, que es la encargada de facilitar el transporte de los azúcares a los tejidos metabólicos (músculos, hígado y tejido adiposo) enviándoles una señal. Estos azúcares quedan almacenados en estos tejidos para que nuestro cuerpo pueda usarlos como reserva energética cuando sea necesario. En el caso de las personas con diabetes tipo 2, la resistencia a la insulina provoca que las células del cuerpo no puedan utilizarla correctamente y así la glucosa queda circulando en la sangre, lo que produce esta descompensación.
El receptor SUCNR1
El Grupo de Investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (DIAMET) ha hecho posible un hallazgo que representa un punto de inflexión en el abordaje de la enfermedad: estos investigadores han descubierto un nuevo mecanismo que podría ayudar a mejorar la secreción de insulina y que, por tanto, favorecería el control del azúcar en la sangre en personas con diabetes. Este mecanismo implica una sustancia llamada succinato y su receptor (conocido como SUCNR1), que se encuentra en las células beta del páncreas1.
El trabajo se ha llevado a cabo con la colaboración del grupo del CIBERDEM de Eduard Montanya (IDIBELL, en l’Hospitalet de Llobregat, Barcelona), así como con instituciones de prestigio a nivel nacional (la UB-IDIBELL y la UMH-IDiBE, entre otras) e internacionales (Universidad de Harvard y el Consejo Nacional de Investigación de Italia, por ejemplo).
El succinato es un compuesto natural que está presente en las células y que desempeña un papel importante en el metabolismo energético. Tradicionalmente, se ha asociado a situaciones de estrés celular, como las que se producen en el caso de pacientes con obesidad. Este descubrimiento muestra que el succinato puede actuar como una señal beneficiosa que ayuda a las células beta del páncreas a liberar o secretar insulina, regulando así los niveles de glucosa en sangre.
SUCNR1 aumenta en condiciones de azúcar alto en sangre y empeoramiento metabólico
“Hemos descubierto que el nivel del receptor SUCNR1 aumenta en condiciones de azúcar alto en sangre y empeoramiento metabólico, como en la obesidad y la diabetes. Cuando el succinato se une a este receptor, se activa un proceso que potencia la secreción de insulina. Esto es especialmente importante después de comer, cuando los niveles de azúcar en sangre son más altos y el cuerpo necesita más insulina para procesar ese azúcar”, explica Joan Sabadell-Basallote, uno de los investigadores responsables de este estudio de DIAMET (grupo liderado por Sonia Fernández-Veledo y por Joan Vendrell).
El descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias para tratar la diabetes, enfocándose en este mecanismo para mejorar la secreción de insulina y ayudar a mantener bajo control los niveles de azúcar en sangre. Este hallazgo representa una esperanza para las personas que luchan contra esta patología crónica.
La diabetes tipo 2 está estrechamente relacionada con la obesidad, puesto que el exceso de grasa corporal contribuye a la resistencia a la insulina. A medida que una persona aumenta de peso, sus células se vuelven menos sensibles a la insulina, obligando al páncreas a producirla en mayor cantidad para mantener los niveles de azúcar en sangre normales. Con el tiempo, este constante esfuerzo puede agotar las células beta reduciendo su capacidad para producir insulina, lo que contribuye a la aparición de la diabetes de tipo 2.
Los casos de personas diagnosticadas de esta clase de afección diabética aumentan año tras año en todo el mundo: según la Federación Internacional de Diabetes, alrededor de 500 millones de adultos la padecen y se espera que en 20 años esta cifra supere los 700 millones. Este incremento se atribuye a factores como el envejecimiento de la población, el aumento de la obesidad y los estilos de vida sedentarios.
La medicina personalizada ayuda a controlar antes los efectos de la acromegalia
En otro orden de cosas, el grupo de Investigación de Endocrinología y Obesidad del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), centro asociado al Hospital Germans Trias i Pujol (HGTiP, en Badalona, Barcelona) en colaboración con el Área de Neuroendocrinologia de la Sociedad Española de Endocrinología (SEEN), ha dado un paso muy relevante en cuanto a la investigación y la asistencia de la acromegalia, una enfermedad rara causada por un exceso de secreción de hormona de crecimiento y que se produce en más del 99% de los casos por un tumor generalmente benigno de la hipófisis.
El estudio liderado por el Dr. Manel Puig, referente internacional en este ámbito, ha conseguido llevar al desarrollo un protocolo con biomarcadores para ayudar a los pacientes con acromegalia a controlar antes los efectos que les causa la enfermedad, que tiene como uno de sus principales problemas el hecho de que se diagnostica con unos 10 años de retraso. Esto ocurre cuando se hacen evidentes una serie de cambios esqueléticos y faciales llamativos, como el crecimiento de las manos y los pies, u otros problemas de salud como afectación cardíaca o desarrollo de lesiones articulares o varios tipos de cáncer.
El trabajo clínico y traslacional demuestra, por primera vez en el mundo, que estos biomarcadores son útiles para predecir la efectividad de los fármacos indicados para el control de esta afección. Por ejemplo, los tratamientos clásicos -como los llamados ligandos del receptor de somatostatina de primera generación (fgSRL)- hasta ahora sólo tienen una efectividad del 50%. En este sentido, otra derivada relevante de la nueva investigación es que el uso de estos biomarcadores ayuda a indicar terapias personalizadas que aumentan la efectividad hasta el 80%, y de manera más rápida, que con el tratamiento clásico.
Referencias
1. Sabadell-Basallote J, Astiarraga B, Castaño C, Ejarque M, Repollés-de-Dalmau M, Quesada I, et al. SUCNR1 regulates insulin secretion and glucose elevates the succinate response in people with prediabetes. J Clin Invest. 2024:e173214. doi: 10.1172/JCI173214. Epub ahead of print. PMID: 38713514.