Redacción Farmacosalud.com
Hace unos pocos días, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, sostenía que cerca del 90% de personas mayores de 12 años en España ya tienen la pauta completa de vacunación frente a la COVID-19. Por otro lado, las cifras de incidencia de la enfermedad indican que la pandemia de COVID está estabilizada en España. Ello podría hacer suponer que ya se alcanzado o bien que está cerca de alcanzarse la tan cacareada inmunidad de rebaño o de grupo... pero la realidad es otra: no solamente no ha llegado la inmunidad de rebaño frente al coronavirus SARS-CoV-2, el agente causante de la COVID-19, sino que, además, será difícil que llegue algún día, tal y como advierte la Dra. Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
“El coronavirus está circulando”
Se considera que se alcanza la inmunidad de rebaño o de grupo cuando un número suficiente de individuos están protegidos frente a una determinada infección y actúan como barrera al impedir que la enfermedad afecte a los que no están protegidos. “Por ahora no tenemos esa protección frente a la COVID-19, porque el concepto de inmunidad grupal implica que exista una proporción de población inmunizada suficientemente grande como para que el agente viral no pueda circular. Y, ahora, el coronavirus está circulando: los últimos datos disponibles, relativos a los últimos 14 días, hablan de una tasa de 58 casos por 100.000 individuos. Esto significa que no hay inmunidad de grupo”, señala la Dra. Domínguez.
Otra cosa es que en la comunidad haya un porcentaje muy elevado de vacunación, lo que, lógicamente, constituye todo un impedimento para la presencia y expansión del patógeno causante de la COVID-19. De ahí que el coronavirus registre una baja incidencia, pero hay que insistir: está circulando… circula poco, pero circula.
Es probable, asimismo, que esa especie de ‘protección colectiva’ no se logre nunca ante el coronavirus SARS-CoV-2, dado que este patógeno tiene una gran capacidad de mutación y, además, a diferencia de otras enfermedades infecciosas como el sarampión, hay posibilidad de reinfección. Es decir, cuando alguien enferma de COVID-19, su cuerpo -por lo que de momento se sabe acerca de esta patología- podría ser que no esté generando defensas de por vida.
“Los modelos que apoyan la idea de inmunidad de grupo se basan en algunas enfermedades y agentes distintos del coronavirus SARS-CoV-2. Son modelos que se basan en afecciones como la del sarampión, en la que el agente viral no cambia y la inmunidad que proporciona haber pasado esa infección es de por vida. En el caso de la COVID-19, aquí tenemos una inmunidad que no está claro que sea de por vida. Es decir, no sabemos cuánto tiempo dura y eso ya es algo que hace que el concepto de inmunidad de grupo no sea exactamente aplicable a esta enfermedad”, remarca la coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la SEE.
Las primeras estimaciones sobre inmunidad de grupo han quedado desfasadas
Y luego -como decíamos-, el coronavirus SARS-CoV-2 cambia, muta. Inicialmente, se apuntó que la frecuencia de transmisión de este patógeno se encuadraba en el cálculo de 2-3 casos nuevos por cada 1 caso, o, dicho de otra manera, que un solo caso podía generar 2-3 nuevos casos de la enfermedad, de ahí que se dijera que un 70% de inmunizados podía ser un porcentaje suficiente como para alcanzar la inmunidad grupal. “Pero hoy sabemos que la variante que está circulando, la Delta, es mucho más transmisible. Por lo tanto, aquellas estimaciones de inmunidad no se ajustan a la realidad. Lo que intento explicar es que la protección grupal difícilmente es aplicable a lo que conocemos de la COVID-19, si bien es cierto que cuanta más población esté vacunada, más estaremos frenando la transmisión del SARS-CoV-2”, precisa la Dra. Domínguez.
Para la experta, la vacunación antiCOVID en menores de 12 años -aún no aprobada- probablemente no contribuiría de forma relevante a lograr dicha protección colectiva, ya que el control de la COVID-19 debe abordarse desde una perspectiva más global, tal y como destaca Domínguez: “En España tenemos una cobertura vacunal muy alta, pero hay países en los que la cobertura es muy baja, sobre todo en países más pobres. Lo que hay que intentar es que la cobertura vacunal aumente también en los países menos desarrollados. Hay que tener en cuenta que estamos inmersos en un mundo globalizado, por lo que, aunque una región mantenga una situación epidemiológica muy estabilizada, puede recibir viajeros o personas procedentes de países en los que el virus esté circulando ampliamente, lo que podría facilitar la introducción del SARS-CoV-2 en dicha región estabilizada y, posiblemente, provocar allí un incremento de casos”.
Si bien la vacunación en edad pediátrica podría ayudar “algo” a la hora de frenar la circulación del virus, sería mucho más útil, según sostiene la especialista, “hacer un esfuerzo y conseguir coberturas vacunales elevadas a nivel mundial”.
La Dra. Domínguez, además, se ha mostrado partidaria de mantener las medidas anticontagio no farmacológicas frente a la COVID-19: “Con la información y con las herramientas de que disponemos actualmente, difícilmente podamos lograr una inmunidad de grupo frente a esta enfermedad. No decimos que sea imposible, pero sí muy difícil. Por lo tanto, la vacunación masiva debe ir acompañada de aquellas medidas no farmacológicas que contribuyen a evitar que el virus circule, como es el uso de la mascarilla, el mantenimiento de la distancia social y física, la ventilación de espacios cerrados… son elementos que hoy por hoy no podemos abandonar”.