Aproximadamente un 30% de la población sufre algún tipo de patología del sueño y un 4% lo padece de forma crónica. Para mejorar el descanso, el doctor Rafael del Río recomienda una higiene de sueño adecuada que implica cuidar, en primer lugar, la propia vigilia, apuntan desde HM Hospitales. “También es beneficioso realizar deporte, llevar una vida activa, no realizar comidas copiosas y evitar las bebidas estimulantes, sobre todo antes de la hora de dormir. Además, hay que llevar un ritmo de vida regular manteniendo estables los horarios de sueño y comidas, ya que son buenas costumbres para evitar trastornos en el sueño”, añade.
Es muy recomendable establecer una rutina del descanso nocturno y evitar las siestas, especialmente si existe dificultad para mantener el sueño. Asimismo, hay que evitar fumar, tomar alcohol y beber cafeína, no tomar comidas pesadas hasta dos horas antes de acostarse y favorecer una atmósfera adecuada antes de dormir. Según del Río, jefe de la Unidad del Sueño de HM Universitario Sanchinarro, los problemas vinculados al descanso nocturno “son aquellos que suponen dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, tener tendencia a quedarse dormido en momentos inapropiados como expresión de una excesiva somnolencia, dificultad para mantener horarios regulares, así como fenómenos aislados comportamentales que interrumpen el sueño normal”. Estos trastornos tienen unas consecuencias directas sobre la salud, pero su repercusión es mucho más importante por su asociación a los accidentes de tráfico, los accidentes laborales y la pérdida de productividad.
El insomnio, el cuadro más prevalente
De acuerdo con el especialista, “el insomnio es el cuadro más prevalente y consiste en la dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido. Se presenta de forma aguda en muchas ocasiones y se considera crónico si su duración supera los tres meses”. Dentro de los cuadros de somnolencia diurna cabe destacar la apnea del sueño, que es una de las patologías de este tipo más común entre las personas que experimentan somnolencia diurna excesiva. Las personas que la padecen pierden la respiración durante el sueño durante al menos 10 segundos, lo que provoca que los niveles de oxígeno en sangre bajen y que el cerebro se active para que podamos volver a respirar. Esta patología suele afectar más a hombres de edad madura con sobrepeso y a mujeres que ya han pasado la menopausia.
También tienen una gran prevalencia los trastornos de los horarios de sueño, entre los que destaca el trastorno del trabajador por turnos. Por último, hay que destacar las conductas que interrumpen el sueño o parasomnias. Son frecuentes en los niños, como por ejemplo, los terrores nocturnos y el sonambulismo. Las causas de cada uno de estos múltiples trastornos son muy diversas. La somnolencia excesiva puede estar provocada por varias enfermedades sistémicas, neurológicas o del control del ritmo sueño-vigilia. Además, la ingesta de múltiples fármacos puede causar la sensación anormal de somnolencia diurna.