Redacción Farmacosalud.com
Durante la época estival un afectado de hiperhidrosis (exceso de sudoración) puede triplicar o cuadriplicar la cantidad de sudor, llegando incluso a secretarlo de manera continua. Y, si los pronósticos de calentamiento global se cumplen, las perspectivas para estas personas no son ni mucho menos halagüeñas teniendo en cuenta el previsible aumento de las temperaturas en los próximos años. De manera que, al margen de los tratamientos que puedan aplicarse para cada caso, tomar medidas preventivas no estaría de más, como por ejemplo frecuentar sitios ambientalmente más frescos, aprovechar los efectos del aire acondicionado y vestirse con ropa que transpire (algodón o lino). Para la hiperhidrosis no existe un tratamiento totalmente definitivo, si bien alguno de ellos, como el botox (toxina botulínica), es muy eficaz en algunos casos. Aplicado localmente por medio de pequeñas infiltraciones, este producto logra que las glándulas sudoríparas dejen de producir sudor, habiéndose demostrado su eficacia en hiperhidrosis axilar. Aunque el efecto del tratamiento es temporal -puede funcionar entre 5 y 7 meses después de la infiltración-, “a veces se han visto casos de deshabituación en pacientes que se sienten relajados y tranquilos al saber que existe un método eficaz, es decir, se produce una especie de desconexión en la que, en algunos casos, el sudor puede disminuir en los sucesivos años”, explica el doctor Adolfo Sanz, dermatólogo del Hospital Ruber Internacional y director médico de Clínica Sanipiel.
Otra de las terapias existentes, la iontoforesis, se administra para tratar el exceso de sudor en las palmas de las manos, pero su efecto “es temporalmente muy limitado, dura poco tiempo y hay que aplicarla continuamente para que funcione”, indica el dermatólogo. Por último, y ante casos más extremos, se procede a la denominada cirugía selectiva torácica, que consiste en eliminar el ganglio periférico que genera el sudor a nivel torácico. “Ese control quirúrgico puede conducir a una mejora muy importante o eliminación incluso total del sudor en la palma de la mano y disminución en un grado importante de sudor en las axilas”, apunta Sanz. Sin embargo, el principal efecto secundario de este procedimiento es el llamado sudor compensatorio: disminuye el sudor en la axila y palma de la mano pero aumenta en la zona costal (costillas) u otras zonas del cuerpo, se encarga de puntualizar el facultativo.
El 60% de la hiperhidrosis focal idiopática, centrada en la axila
Las causas de la hiperhidrosis o exceso de sudoración pueden ser fisiológicas (entran dentro de la normalidad) en casos extremos de deporte o de ejercicio físico; secundarias, asociadas a enfermedades, y desconocidas: son aquellos casos en que la hiperhidrosis se manifiesta en varias localizaciones corporales sin que, en principio, haya alguna patología real de base. Cuando la alteración se focaliza en las axilas, palmas de las manos o plantas de los pies se denomina hiperhidrosis focal idiopática.
La axila (coloquialmente conocida como sobaco) es la localización más frecuente de hiperhidrosis de origen idiopático (origen desconocido), cifrándose en un 60% su prevalencia. Hay que tener en cuenta que los pacientes que tienen problemas de sudor en las axilas a veces lo tienen también en manos o pies, no exclusivamente en las axilas. Una de las pocas treguas que la enfermedad da a los pacientes de hiperhidrosis focal idiopática es el descanso nocturno. Estos pacientes en concreto no sudan cuando duermen. Es decir, pueden sudar por todo el cuerpo como el resto de las personas si se registra bochorno nocturno (igual que si hace mucho calor de día o se practica ejercicio físico) porque la sudoración es un mecanismo de defensa que regula la temperatura corporal, pero “ese sudor de origen desconocido (el sudor centrado en axilas, manos, pies y alguna otra parte localizada) va a cesar mientras el paciente duerme, mientras desconecta el hipotálamo”, revela el doctor Sanz. El hipotálamo es la región cerebral de control de la expresión fisiológica de las emociones y la que mantiene la temperatura corporal, entre otras funciones.
Pacientes que notan como los pies resbalan dentro del calzado
El sudor es visible y palpable. Por ello, muchos pacientes de hiperhidrosis evitan dar una encajada de manos por miedo a que la sudoración excesiva les suponga una mala tarjeta de presentación. Otro de los dramas llega en verano, época en que no hay posibilidad de llevar chaquetas por el calor excesivo y entonces las camisetas ‘evidencian’ el exceso de transpiración corporal. “Esos pacientes se autoexcluyen socialmente. Los que no pueden dar la mano se inhiben, se nota que andan tímidos en relaciones personales y familiares, incluso en el propio trabajo”, asegura el especialista.
Se calcula que en España hay más de 1.200.000 personas con esta patología, si bien la mayoría no consultan con un médico. Según Sanz, los afectados deben saber que los antitranspirantes más habituales, que llevan hexacloruro de aluminio, no les permitirán controlar su problema, dado que estos productos “pueden funcionar un tiempo, pero muy corto; los pacientes se dan rápidamente cuenta de que no es eficaz y que no pueden controlar el sudor… y se desesperan: manchan la ropa, no pueden dar la mano e incluso tienen problemas cuando, al usar sus zapatillas deportivas o calzado de playa, notan que las plantas de sus pies resbalan”.
Sudar más no significa oler más
Uno de los pocos consuelos que tienen los afectados de hiperhidrosis es que más sudor no implica oler mal o más: “El olor es una contaminación secundaria bacteriana… gente que no suda en exceso puede tener un olor desagradable”, concluye el doctor Sanz.