Redacción Farmacosalud.com
El pasado año la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ya anunció que no había motivo para la alarma social con respecto a una especie invasora, la avispa asiática, porque su veneno es parecido al de otros véspidos autóctonos. Ahora, para más tranquilidad de las personas alérgicas a picaduras de avispas y abejas (insectos himenópteros), ya se ha certificado que la inmunoterapia es igualmente eficaz frente a la avispa asiática. De hecho, éste es un recurso que se suma al uso de la adrenalina. “La adrenalina es el tratamiento más eficaz en cualquier tipo de anafilaxia independientemente de su causa; por tanto, es igual de eficaz en una anafilaxia por avispa asiática, abeja o avispa común. Respecto a la inmunoterapia, se sabe que las proteínas del veneno de la avispa asiática son muy similares a las del veneno de la avispa común que utilizamos en la inmunoterapia, y se ha comprobado que pacientes tratados con inmunoterapia están protegidos frente a la picadura de avispa asiática”, asegura a www.farmacosalud.com la doctora Teresa Alfaya, presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros de SEAIC.
“Realmente es menos frecuente sufrir picadura de avispa asiática que de avispa común, ya que la primera sólo habita en determinadas zonas del norte de España y además suelen estar alejadas de núcleos humanos. Por tanto, lo más probable es que el paciente sea alérgico a avispa común, y al sufrir accidentalmente picadura de avispa asiática reaccione por la similitud de los venenos. Esto quiere decir que la inmunoterapia habitual debe servir para proteger a estos pacientes. En cualquier caso, los casos de alergia a avispa asiática en nuestro país son puntuales y nuestra experiencia por el momento es limitada”, explica Alfaya.
“Algunos sanitarios desconocen que hay un tratamiento curativo para esta alergia”
Las picaduras de avispas y abejas se disparan durante los meses cálidos, cuando estos insectos están activos y se hace más vida al aire libre. Las reacciones suelen ser locales, con picor, enrojecimiento e inflamación circunscrita a la zona donde pica el insecto, pero cuando el área de inflamación es mayor de 10 cm de diámetro nos encontramos ante una reacción alérgica que se considera patológica. En algunos casos se producen lesiones en la piel a distancia del lugar de la picadura, dificultad para respirar, mareo o síntomas digestivos, lo que constituye una reacción alérgica generalizada grave o anafilaxia. “En la mayoría de los casos los afectados son atendidos por médicos de Urgencias o Atención Primaria que no siempre recomiendan la consulta con el especialista”, revela la doctora Alfaya, en unas declaraciones difundidas por Planner Media.
“Esta patología sólo se manifiesta en el momento de la picadura, por lo que una vez resuelta la reacción alérgica, el médico y el paciente no vuelven a preocuparse por ella. Sin embargo, el principal problema es la falta de información, puesto que los pacientes e incluso parte del personal sanitario desconocen que existe un tratamiento curativo para la alergia a veneno de himenópteros, que es la inmunoterapia específica, y sólo se piensa en el tratamiento agudo de la reacción y en intentar evitar nuevas picaduras. Es labor de los alergólogos difundir esta información a nuestros compañeros de Urgencias y de Atención Primaria, e insistir en la derivación al alergólogo en estos casos”, declara la experta a www.farmacosalud.com.
El 60% de pacientes sufrirán una reacción similar o más grave con la siguiente picadura
A pesar de que la consulta con un alergólogo tras haber sufrido una reacción alérgica por picadura de himenópteros es fundamental, cabe destacar que una tercera parte de estos pacientes no acuden a la consulta de un especialista. De modo que si no se pone remedio a esta alergia, “el 60% de los pacientes que han sufrido una reacción alérgica generalizada (anafilaxia) por picadura de avispas o abejas sufrirán una reacción similar o más grave con la siguiente picadura”, añade la doctora. “Las proteínas del veneno se unirán a los anticuerpos IgE específicos del paciente, ocasionando la degranulación del mastocito y la liberación de histamina, triptasa y otros muchos mediadores responsables directos o indirectos de la reacción alérgica”
En España, según datos de la SEAIC, aproximadamente el 3% de la población sufre reacciones alérgicas generalizadas por el veneno de avispas y abejas, mientras que la tasa de mortalidad anual se estima en un 0,08 por millón de habitantes, lo que significa que unas tres o cuatro personas podrían fallecer cada año por esta causa. La vacunación con veneno de himenópteros es probablemente la forma de inmunoterapia más eficaz. “El tratamiento para los pacientes que ya han sido diagnosticados de alergia al veneno de avispas o de abejas es muy efectivo. Se realiza con el veneno del insecto responsable de la reacción alérgica y consigue que el paciente tratado deje de ser alérgico y no presente ninguna reacción en caso de una nueva picadura”, subraya la alergóloga. “Su efectividad, superior al 90%, está probada mediante la repicadura con el insecto, que puede ser espontánea (accidental) o bien de forma controlada en el hospital. Esta eficacia se alcanza rápidamente tras llegar a una dosis de mantenimiento mínima de 100 µg, aunque para consolidar esta respuesta de tolerancia hay que administrar el tratamiento en dosis mensuales o cada dos meses durante aproximadamente 5 años”.
Tres grandes razones explican los pocos fracasos de la inmunoterapia
Así pues, dado que la efectividad de la inmunoterapia para la alergia a himenópteros es superior al 90%, existe un pequeño porcentaje de fracasos. De acuerdo con la presidenta del Comité de Alergia a Himenópteros de SEAIC, hay varias razones que explican los pocos casos en que dicho procedimiento preventivo no funciona: “La mayor parte de las inmunoterapias que fracasan son por veneno de abeja. En algunos pacientes con niveles de anticuerpos IgE muy altos frente al veneno no es suficiente la dosis de mantenimiento habitual de inmunoterapia, que es 100 microgramos, y no quedan protegidos. La solución en la mayoría de los pacientes es aumentar la dosis a 200 microgramos, aunque en ocasiones hay que llegar hasta 300”.
Otro motivo por el que puede fallar la inmunoterapia es “porque no estemos poniendo el veneno adecuado. Esto ocurre más frecuentemente con véspidos, dado que el diagnóstico de la alergia a los véspidos de diferentes géneros (Polistes y Vespula) no siempre es fácil, y en ocasiones hay que poner inmunoterapia frente a ambos alternando cada mes un veneno”, indica. “Por último, puede darse el caso de que el paciente esté sensibilizado a proteínas del veneno que no están presentes en la inmunoterapia; esto es poco frecuente y actualmente podemos identificar este problema con las técnicas de diagnóstico molecular. De todas formas, la inmunoterapia con venenos es uno de los tratamientos más eficaces de que disponemos los alergólogos... las situaciones que he comentado anteriormente no son habituales”, enfatiza Alfaya.
Durante el año 2014, el Comité de Alergia a Himenópteros realizó una encuesta a los socios de la SEAIC sobre la prescripción de inmunoterapia con veneno de himenópteros (ITV) en los diferentes centros hospitalarios del territorio nacional. En ella participaron 103 alergólogos de 16 comunidades autónomas y se recogieron datos de 4.144 inmunoterapias. En total, el veneno más implicado fue el de abeja (36%) seguido de Polistes (32%) y Vespula (28%). Los datos muestran la relevancia de la avispa tipo Polistes, conocida comúnmente como ‘avispa papelera’ como causa de reacciones alérgicas en nuestro entorno.
Qué debe hacer un acompañante cuando el alérgico sufre una picadura
Los pacientes con antecedentes de reacción alérgica generalizada grave (anafilaxia) por veneno de himenópteros o por otras causas deben ser instruidos en la autoadministración de adrenalina, el tratamiento de emergencia de la reacción anafiláctica. En España está comercializado el autoinyector de adrenalina en dosis de 0,15 mg y 0,30 mg, que dispensa por vía intramuscular una sola dosis de adrenalina mediante la presión del autoinyector sobre la superficie externa del muslo, incluso a través de la ropa. Es una medida de emergencia, siendo esencial que tras su uso se acuda a un centro de urgencias para valorar la situación clínica del paciente, así como la necesidad de otros tratamientos.
La doctora aprovecha también para detallar qué debe hacer un acompañante de un alérgico al veneno de himenópteros en caso de que este último experimente una reacción alérgica tras una picadura. Supongamos, además, que el afectado no lleva su autoinyector de adrenalina y ambos están de excursión por la montaña, lejos (quizás a horas) de un centro sanitario… “Es fundamental que los pacientes con anafilaxia por veneno de himenópteros lleven adrenalina autoinyectable, ya que en el caso que se plantea el paciente puede llegar a morir si no recibe atención médica urgente. En el caso del acompañante, lo que debe hacer en primer lugar es aplicar el autoinyector de adrenalina y pedir ayuda a los servicios de emergencia, eliminar el aguijón -si se trata de una abeja- sin apretar el saco de veneno para evitar que se siga inyectando éste, tumbar al paciente en el suelo y elevar las extremidades inferiores para subir la tensión arterial. Y si el cuadro es grave y se produce parada respiratoria, hay que iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar básicas”.
Los campamentos de verano deben incluir adrenalina en sus botiquines
Por otro lado, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) reclama que los campamentos de verano deben incluir al menos dos autoinyectores de adrenalina en sus botiquines para tratar los casos de anafilaxia en niños con alergia. Un análisis realizado por SEICAP sobre los programas de formación de monitores de tiempo libre que trabajan en lugares de este tipo y las páginas web de 30 campamentos ha comprobado que estos medicamentos no son habituales en los campamentos y que los monitores no tienen formación en enfermedades alérgicas. La SEICAP pide también una mayor sensibilización y concienciación sobre alergias infantiles, lo que implica su inclusión en los programas de formación de los monitores, la integración y adaptación completa de estos menores en la normal convivencia del campamento y medidas de actuación y emergencias que permitan el contacto con los padres y los servicios de salud.