Javier Granda Revilla
La necesidad de optimizar la gestión del paciente hipertenso ante la gran carga que supone el manejo de esta enfermedad para el sistema sanitario centró la sesión que, patrocinada por Chiesi, se celebró en Oviedo el pasado 13 de marzo de 2015, en la jornada de clausura de la 20ª Reunión Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LEHLA).
La sesión, moderada por el catedrático de medicina interna de la Universidad de Granada Blas Gil Extremera y por el vicepresidente de Semfyc Domingo Orozco, contó con la participación de la economista de la salud del Instituto Max Weber Renata Villoro y del médico de familia del Centro de Salud Espronceda de Madrid y presidente de la Sociedad Madrileña de Hipertensión Alberto Galgo.
Como recordó Villoro, la hipertensión arterial es un problema de salud de primer orden en los países desarrollados por su morbilidad y mortalidad. A esto se suma el contexto de crisis económica, que ha impulsado políticas de contención del gasto y, a la vez, el reto de mantener la calidad en la atención a los pacientes. “La hipertensión constituye uno de los principales motivos de consulta en el ámbito de atención primaria: una de cada cuatro visitas está relacionada con esta enfermedad, que es responsable del 7% de los motivos de consulta médica en España, con el agravante de que la prevalencia va aumentando con la edad, con muchas pérdidas de productividad laboral”, destacó.
El cálculo de la carga de la enfermedad en España es complejo, por su morbilidad asociada: se estima entre 1.500 y 3.589 millones de euros, en función del estudio consultado y de que se incluyan o no costes indirectos y no sanitarios (1), lo que supone entre un 5,6% y un 7,5% del gasto sanitario total y, como recalcó la experta, “el coste de un paciente hipertenso es el doble que el que origina la población general”.
Uno de los aspectos más relevantes es mejorar el control de la enfermedad, ya que se ha evidenciado que a menor control se producen más complicaciones y un mayor coste (2). Un estudio realizado por Sicras-Mainar y cols. estimó que esta falta de control incrementa en un 13,05% el coste medio por paciente (3). Otro trabajo en esta línea correlacionó aumento del coste anual por paciente hipertenso con mayor número de componentes del síndrome metabólico (4).
Villoro finalizó su ponencia subrayando que la eficiencia –sin perder de vista eficacia y efectividad– es una necesidad para mantener la calidad del Sistema Nacional de Salud y que es obvia la alta carga de la hipertensión arterial “pero esta va mucho más allá de los costes farmacológicos”. Para contener el coste, es imprescindible disminuir las complicaciones asociadas e incrementar el control de los pacientes.
Mejorar la organización de la consulta
Por su parte, Alberto Galgo repasó los conceptos básicos de gestión clínica, que pasan por la organización de la consulta en circuitos de demanda (gestión de la demanda asistencial), y por la organización de la agenda (gestión del tiempo). Hace más de una década, el propio Domingo Orozco, moderador de la mesa, publicó un artículo que demostraba que casi la mitad de la consulta la formaban pacientes no previstos (5). Otro trabajo similar demostró que son precisas 28,8 visitas totales para controlar la diabetes (6)
“Los conceptos clásicos de la gestión clínica pasan por la gestión de esta demanda imprevisible en función del tiempo del médico. Los resultados teóricos esperables de una buena gestión pasan por una mayor consecución de resultados en salud –intermedios o finalistas, es decir controlar la presión o evitar morbi-mortalidad y evaluarlo– con optimización de los recursos disponibles por el clínico”, resumió Galgo.
Un aspecto fundamental es la demanda inducida por el propio profesional médico (DICBE), que puede alcanzar el 39% (7) y que suele estar causada por la inercia clínica, además de la demanda inducida administrativa (DIABE), que se ha reducido con la receta electrónica (8).
Para el experto, muchos de los protocolos preventivos cardiovasculares, incluidos los de hipertensión arterial, deberían fomentar más el autocuidado del paciente y estimular su autonomía y autocontrol. Según su criterio, son excesivamente médico-dependientes porque implican un excesivo número de visitas e inducen a realizar actividades que no demuestran coste-beneficio. Para valorar los cambios en la microgestión, el orador recomendó la metodología PUNS & DENS (9)
“¿Por qué y para qué debemos organizar la consulta en hipertensión arterial? Para obtener el máximo control con el menor esfuerzo asistencial. Para lograrlo, optimizaremos la precisión de la medida de la presión arterial, implicaremos al paciente para mejorar la adherencia al tratamiento y, en los casos de hipertensión arterial de difícil control o refractaria, nos basaremos en la coordinación de niveles”, aconsejó.
Entre los estudios realizados en la coordinación entre niveles en España, destaca el dirigido por la presidenta de SEH-LEHLA Nieves Martell* y en el que ha participado el propio Alberto Galgo: el estudio DERIVA donde se analizó el proceso de derivación de 1.769 pacientes hipertensos, con un 74,7% de derivaciones correctas (10).
“En el futuro, las bases del modelo de atención a los pacientes crónicos deberían pasar por la mejora de recursos comunitarios, por tomar decisiones basadas en evidencias y por la mejor organización de la atención y por el desarrollo de sistemas de información y comunicación clínica entre niveles de atención”, pronosticó.
Por último, anunció la puesta en marcha el próximo mes de abril el piloto de un nuevo proyecto de SEH-LEHLA, EFIGIE-HTA. Éste será coordinado por Nieves Martell y nace con el objetivo de ayudar al clínico y al gestor en la tarea de obtener los mejores resultados posibles en la gestión del paciente hipertenso, haciendo un uso más eficiente de los recursos disponibles.
Para lograrlo, se utilizará una herramienta web de autodiagnóstico mediante la que se pueden definir las áreas de mejora del centro en las que se podría intervenir para mejorar la gestión clínica. La iniciativa cuenta con cinco áreas de autoevaluación: sistemas de información, pruebas diagnósticas y analíticas, aspectos organizativos, demanda asistencial y consumo de recursos y programas de formación continuada tanto para pacientes como para profesionales.
Referencias
1 Sáez M, Barceló MA. Coste de la hipertensión arterial en España. Hipertensión y riesgo vascular, volumen 29 número 04, octubre 2012
2 Sicras-Mainar A, Navarro R. Coste de la hipertensión arterial según grados de morbilidad en AP. Medicina Clínica Vol 133 núm 08 5 septiembre 2009
3 Sicras-Mainar A et al. Asociación entre el grado de control de la hipertensión arterial, la comorbilidad y los costes en personas de más de 30 años durante el año 2006. Rev Esp Salud Pública Vol 82 núm 3 mayo-junio 2008
4 Piñol c et al. Carga epidemiológica y económica de la hipertensión arterial en pacientes con síndrome metabólico en España: un modelo basado en la prevalencia. Hipertensión y riesgo vascular, volumen 28 número 04, julio 2011
5 Orozco D et al. Gestión clínica de la consulta: previsibilidad y contenido clínico (estudio SyN-PC) Aten Primaria 2004;33(2) 69-77
6 Ortiz Tobarra MT et al. Diabetes frequentation [Frequency of attendance and degree of type-2 diabetic patients] Aten Primaria, 2008 Mar; 40(3):139-44
7 Bellón J. Demanda inducida por el profesional: aplicaciones de la teoría económica a la práctica clínica. Atención Primaria Vol 38 Núm 05, 30 septiembre 2006.
8 Tesis doctoral de la Doctora María Lourdes García Campos, Sevilla 2013.
9 Eve R. PUNs and DENs: Discovering Learning Needs in General Practice. Radcliffe Publishing 2003
10 Martell-Claros N et al. Análisis del proceso de derivación del paciente hipertenso en España: Estudio DERIVA doi:10.1016/j.aprim.2015.01.001
* La Dra. Martell ha ejercido como presidenta de SEH-LELHA hasta el último día del congreso, jornada en la que se eligió la nueva Junta Directiva de la institución, que encabeza el doctor Julián Segura