Redacción Farmacosalud.com
Tras casi seis semanas de confinamiento por el coronavirus no hay que sufrir demasiado por el colesterol si se lleva una vida, por decirlo de algún modo-, equilibrada en casa. “En general, las variaciones de la cantidad de colesterol en sangre debidas al confinamiento han de ser muy pequeñas en la mayoría de las personas. El factor principal es la alimentación. Si se mantiene una dieta variada y equilibrada de tipo mediterráneo no tiene por qué aumentar el colesterol. Si además mantenemos una cierta actividad física, por ejemplo caminar aunque sea alrededor de una mesa o en un pasillo, aún es más difícil que suba. Es poco probable que una persona con un colesterol normal antes del confinamiento experimente un aumento significativo del colesterol durante el mismo”, establece el Dr. Xavier Pintó, jefe de Sección de Medicina Interna, Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Hospital Universitario de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona) y Prof. titular de la Universidad de Barcelona (UB).
Mientras dure la cuarentena, aparte de mantener una dieta variada y equilibrada de tipo mediterráneo, se recomienda realizar al menos 30 minutos de actividad física al día. “Mantener un estado de ánimo optimista y relajado también puede ayudar en cierta medida, aunque el beneficio se da sobre todo en cuanto al estado de salud general y el bienestar”, manifiesta el especialista. “En cuanto acabe el confinamiento, habrá que volver a la vida normal y retomar los hábitos de actividad física y de alimentación saludable”, agrega el jefe de Sección de Medicina Interna, Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Hospital Universitario de Bellvitge.
Pacientes con hipercolesterolemia: más riesgo de incremento del colesterol
En lo concerniente a las personas con hipercolesterolemia o con valores de colesterol elevados, Pintó advierte que “pueden ser más sensibles a una alimentación desequilibrada. De todos modos, el confinamiento no tiene por qué conducir a comer mal. Se puede mantener una dieta variada y equilibrada y, si los vegetales no están disponibles frescos, también se pueden consumir congelados”. Según el facultativo, es muy conveniente la ingesta de legumbres, frutos secos, productos integrales y pescado. El sedentarismo motivado por el confinamiento puede afectar en cierto grado al metabolismo, pero sobre todo a los triglicéridos y a la glucosa. “Por ello, es importante mantener una cierta actividad todos los días, a poder ser de al menos unos 30 minutos”, insiste.
Una vez acabe la cuarentena, los pacientes con hipercolesterolemia deben saber que, en cierta medida, habrán corrido algo más de riesgo en cuanto a la posibilidad de aumentar los índices de colesterol. “En ellos será recomendable seguir un control por parte de su médico en cuanto sea posible, probablemente con una analítica”, remarca Pintó. Revalorar/replantear el tratamiento con dieta asociada o no a fármacos para disminuir el colesterol será otra de las estrategias a seguir.
Lanzado un registro clínico sobre COVID-19
Por otra parte, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha puesto en marcha el Registro SEMI-COVID-19, en el que ya participan más de 600 investigadores de casi 200 hospitales españoles de todas las comunidades autónomas, con el objetivo de identificar factores de riesgo de mortalidad y complicaciones clínicas en los pacientes ingresados en los centros hospitalarios como consecuencia de la enfermedad por SARS-CoV-2 (coronavirus causante de la patología COVID-19).
Esta iniciativa, abanderada por la SEMI, pone de relieve el rol investigador que están asumiendo los internistas españoles para hacer frente a la actual emergencia de salud pública. Estos especialistas, además, se encuentran en primera línea en el campo asistencial en los hospitales, en donde atienden a alrededor del 80% de pacientes no críticos hospitalizados por COVID-19. El nuevo instrumento permitirá obtener de una manera coordinada y bajo parámetros homogéneos y extrapolables los principales datos sobre los factores pronósticos de los pacientes, así como los rasgos principales que definen la clínica de las personas recuperadas y fallecidas por la patología.