Redacción Farmacosalud.com
España está registrando un aumento del consumo de alcohol en niñas y chicas adolescentes, de tal modo que la ingesta de bebidas alcohólicas en la población femenina ya supera a la realizada por la masculina en esas mismas edades. La población femenina, además, tiene menos tolerancia etílica desde un punto de vista biológico, por lo que los daños en la salud por esta clase de ingestas pueden ser peores que los sufridos por niños y chicos aun habiendo tomado la misma cantidad de alcohol.
“Los datos recogidos certifican que el consumo de alcohol en menores de entre 14 y 18 años de edad ya es superior en chicas que en chicos. Es una tendencia clara a nivel estatal que ya es muy constatable a nivel internacional. También existen datos que sugieren que una misma cantidad de alcohol es más perjudicial para una mujer que para un hombre. Primero, porque el sexo femenino tiene menos masa corporal y ello propicia que la concentración de dicho compuesto etílico se incremente, y en segundo lugar porque las mujeres, al tener menos capacidad de degradar el alcohol en el estómago debido a que la enzima que se ocupa de esa función actúa con menor intensidad, absorben más cantidad de alcohol”, explica el Dr. Ramón Bataller, jefe de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona y director de REALHC, el Registro de Alcohol de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH).
En la etapa postmenopáusica, además, hay un déficit de estrógenos y de otras hormonas que puede comportar que la población femenina sea más susceptible a la aparición de fibrosis hepática. “En general, yo diría que la mujer es más susceptible al daño por alcohol que el varón…. y las niñas y adolescentes, también”, afirma Bataller a través de www.farmacosalud.com.
El pésimo recuerdo de los happy hour y la preocupante persistencia del botellón
En la memoria colectiva todavía figuran los tristemente famosos happy hour (en determinadas horas y en ciertos bares, se daban dos bebidas alcohólicas por el precio de una), práctica que ya está prohibida en España a raíz de desgraciados sucesos protagonizados por adolescentes, quienes, con el estómago vacío -y por tanto con una capacidad de absorber más alcohol y más rápidamente por no haberlo degradado-, habían llegado a entrar en coma etílico. Tampoco han faltado episodios de botellón (reunión de gente en la vía pública o en un descampado para socializarse -por decirlo de algún modo- consumiendo bebidas alcohólicas) en los que incluso se ha producido algún fallecimiento, como el caso de una niña de 12 años cuya muerte por abuso de alcohol causó una profunda conmoción en España.
En esta línea, desde la AEEH recuerdan que el consumo de bebidas alcohólicas empieza a edades cada vez más precoces, con el consiguiente riesgo para la futura salud hepática de los menores. La franja etaria de comienzo de este tipo de ingestas va bajando, de tal modo que va descendiendo de los 16 hasta los 14 años, siendo incluso no tan extraño ver a niños por debajo de los 14 consumiendo.
Posible aparición de cuadros de demencia y adicción
“La edad de comienzo empieza a descender de los 16 a los 14 de una manera muy preocupante -constata el experto-. Hace poco tuvo lugar la Semana Catalana sobre Enfermedades del Hígado y, cuando fuimos a los centros de enseñanza, nos percatamos de que, al preguntar a los alumnos de entre 14 y 17 años sobre su conducta en relación a las bebidas alcohólicas, la mitad reconocieron haber consumido alguna en el último mes. Asimismo, hay estudios que demuestran que, cuanto antes se empiece con estas ingestas, más daño puede causarse al cerebro, hasta el extremo de favorecer la aparición de cuadros de demencia y de adicción”.
Según la Encuesta ESTUDES de 2023 del Ministerio de Sanidad, centrada en la prevalencia del consumo de sustancias psicoactivas en los estudiantes de Enseñanzas Secundarias (con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años), el alcohol sigue siendo la sustancia más consumida, con un incremento en todos los porcentajes: el 76% lo ha ingerido alguna vez en la vida (un 2% más que hace 2 años); el 73,6% lo ha hecho en los últimos 12 meses, el 56,6% en los últimos 30 días y hasta un 1,5% lo ha hecho diariamente en los últimos 30 días. La toma de bebidas alcohólicas es mayor entre las chicas y aumenta según lo hace la edad: así, de los que confiesan haber bebido alcohol en los últimos 12 meses, el 76% eran chicas frente al 71% de chicos, y en un plazo más corto, en los últimos 30 días, el 58,7% del grupo femenino había consumido frente al 54% del grupo masculino.
En EE.UU., la mayoría de enfermedades hepáticas por alcohol ya son sufridas por mujeres
Si bien es cierto que el alcohol no afecta a todas las personas por igual y que hay factores como la predisposición genética o la obesidad que incrementan su efecto nocivo, la realidad es que cuanto antes se empieza a beber, más posibilidades hay de sufrir también una cirrosis (daño extremadamente grave en el hígado). Y eso es, de hecho, lo que está empezando a ocurrir ya en muchos jóvenes y particularmente en muchas jóvenes mujeres, según constatan los hepatólogos, hasta el punto de que empieza a ser evidente un cambio en el patrón del consumo de riesgo, similar a lo que pasó con el tabaquismo.
En Estados Unidos, actualmente la gran mayoría de personas que padecen enfermedades hepáticas vinculadas al consumo de bebidas alcohólicas son mujeres. En España este ‘liderazgo’ hepato-patológico de signo femenino “aún no se está produciendo, pero de seguir a este ritmo, no es descartable que pueda verse aquí”, advierte el director de REALHC.
Tradicionalmente, la cirrosis y la hepatitis asociada al alcohol han sido cuadros más masculinos y declarados en tramos de edad más tardíos, pero su incidencia ahora está creciendo de forma preocupante en individuos jóvenes y, especialmente, en las chicas. “La epidemiología está cambiado del varón mayor a la mujer joven en todo el mundo. Hemos visto que esto sucede en mayor medida en los países anglosajones, si bien en los mediterráneos también se empieza a ver. Hay una clara tendencia a que el consumidor sea más joven y mujer en todos los países avanzados. Necesitamos abordar este problema… presencié muchos casos cuando trabajaba en los EE.UU. y es desgarrador”, asegura Bataller mediante un comunicado.
“En España, la restricción de alcohol a menores es sólo un cartel, no una realidad”
Una de las medidas que se van a adoptar en territorio español para intentar atajar el consumo de bebidas alcohólicas entre los menores se plasma en un anteproyecto de Ley cuya elaboración y futura aprobación en forma de ley tiene la voluntad, entre otros objetivos, de garantizar que se cumpla la prohibición ya existente de venta o suministro de esta clase de productos a niños y adolescentes. A este respecto, el Dr. Bataller remarca que, cuando volvió a España hace dos años procedente de Estados Unidos, país en el que ha residido durante un largo período de tiempo, “sufrí un shock cultural porque allí, en el país norteamericano, me pedían el carnet cuando compraba un vino con mis 50 y pico años de edad, pero aquí aluciné al observar como menores -claramente menores, fenotípicamente no había ninguna duda- iban a establecimientos y a fiestas populares y nunca se les pedía el carnet. Aunque sin ánimo de generalizar, hay adultos que gozan de una impunidad absoluta”.
En territorio español, sostiene el facultativo, “la restricción de alcohol a menores es sólo un cartel (rótulo donde se advierte de la prohibición de dar estas bebidas a niños y adolescentes), no una realidad. Hace ya muchos años que dar alcohol a este colectivo de personas es ilegal, pero es algo que en España se transgrede. En Estados Unidos, si se sabe que un establecimiento proporciona bebidas alcohólicas a un menor (allí la mayoría de edad está establecida en 21 años), les cierran el local y hasta puede haber penas de prisión para el infractor. El cartel restrictivo tiene que hacerse realidad por parte de Sanidad y contando con los ministerios del Interior y de Justicia… y así lo manifesté a representantes del Ministerio de Sanidad”.
Mensajes que huyan del dramatismo y apuesten por un tono ‘positivo’
El Dr. Bataller, además, propone que Sanidad “modernice sus campañas” y que para ello apueste por la inclusión de mensajes de concienciación en las redes sociales, que son canales de comunicación más cercanos a la juventud. “Yo les propuse anuncios ‘en positivo’, es decir, mensajes en los se advirtiera de los riesgos del alcohol, como accidentes de tráfico, abusos sexuales, enfermedades hepáticas, etc., pero esquivando el ánimo restrictivo o dramático, dado que a veces, a estas edades, difundir mensajes correctivos o cargados de prohibiciones logran el efecto contrario al perseguido (cuanto más prohíbes, más incentivas la transgresión)”.
Según el especialista, un ejemplo de mensaje en ‘positivo’ sería presenciar como, en el contexto de una fiesta en la que varios menores y jóvenes se divierten de lo lindo, un chico rechaza el ofrecimiento de beber un vaso de vodka bajo al argumento de que mañana tiene un partido de fútbol, y acto seguido se le ve marcando un gol. O bien un muchacho declina beber alcohol porque tiene que conducir y luego el espectador es testigo de que ese joven abstemio esquiva con habilidad a una persona que está cruzando la calle con el semáforo de peatones en rojo. U observar a una chica rechazando la bebida que le ofrecen porque le gusta un chico y, en lugar de padecer un abuso sexual propiciado por la toma excesiva de alcohol, experimenta una cita muy romántica y respetuosa.
Bataller se muestra también partidario de difundir mensajes positivos y realistas en los centros educativos. “El objetivo es concienciar tanto a adultos como a menores de que el alcohol no puede ser considerado algo absolutamente inocuo… no puede haber una autopista para que los niños y adolescentes corran hacia las bebidas alcohólicas… en España parece que haya una autopista de 5 carriles para eso; nunca podremos evitar del todo que beban, pero ponérselo un poco más difícil sí que podemos conseguirlo”, aduce.
El problema de las grandes bebedoras estando embarazadas
Por otro lado, el presidente de la AEEH, el Dr. Manuel Romero, destaca que, además del colectivo de niños y adolescentes, “las embarazadas y las personas con enfermedad hepática son la diana sobre la que dirigir en este momento acciones específicas de prevención”.
Con respecto al colectivo de mujeres gestantes, por ahora no hay datos de prevalencia que hablen de un aumento de la ingesta de alcohol, si bien se sabe que ese consumo existe y que, además, las bebedoras de grandes cantidades pueden causar una neuropatía alcohólico-fetal a la criatura que llevan dentro. Lo que pasa en estos casos es que los bebés, cuando nacen, padecen síndrome de abstinencia, ya que son criaturas que en su etapa fetal estaban acostumbradas a recibir alcohol y por ello, tras el alumbramiento, interpretan el cese repentino de tal suministro como una necesidad no cubierta.
Asimismo, si las madres gestantes son grandes bebedoras de alcohol, el cerebro de los fetos resulta gravemente dañado. Incluso se han realizado estudios en los que se determina que beber moderadamente durante el embarazo “podría reprogramar el cerebro del bebé para que, en un futuro, estuviera más predispuesto a consumir alcohol. En paralelo, debe resaltarse el componente genético que subyace al alcoholismo (hoy en día denominado preferentemente ‘trastorno por abuso de alcohol’), con lo cual hay padres y madres que, debido a esa herencia genética derivada de sus propios progenitores, están más predispuestos a tomar alcohol, propensión que transmiten sin querer a sus hijos”, subraya Bataller.