Redacción Farmacosalud.com
La carboxihemoglobina (COHb) es la unión de un gas tóxico, el monóxido de carbono, con la hemoglobina, la proteína de la sangre que transporta el oxígeno. Cuando hay presencia de monóxido de carbono, mucho más afín a la hemoglobina que el oxígeno, ocupa los lugares que tendría que ocupar éste, desplazándolo en el transporte sanguíneo. “La carboxihemoglobina nos quita el oxígeno, que es una de nuestras moléculas de la vida. El no tener oxígeno implica una serie de situaciones negativas para el metabolismo de las células. Si hay mucha COHb, es menos oxígeno que transportamos en la sangre; es negativo para el metabolismo celular que la concentración de COHb en sangre sea muy elevada”, explica el doctor Ramón Fernández, neumólogo, miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y participante en la autoría del estudio ‘Niveles elevados de carboxihemoglobina: fuentes de exposición a monóxido de carbono’. Dado que las fuentes de monóxido de carbono están vinculadas a las combustiones, se puede evitar que las concentraciones de COHb sean elevadas en nuestro organismo revisando los aparatos que generan combustión con el fin de comprobar que funcionen correctamente, mantener una buena ventilación de los espacios y dotarse de un detector de monóxido de carbono.
Y no son medidas ni mucho menos exageradas. En España se estima que cada año entre 5.000 y 10.000 personas padecen intoxicación por monóxido de carbono, con una media de 125 muertes anuales, siendo más comunes durante los meses de invierno por el uso doméstico de hornos, estufas de gas, calentadores y chimeneas de leña en situaciones de funcionamiento subóptimo o utilizados en espacios mal ventilados, según precisan desde SEPAR. “Las fuentes de monóxido de carbono en los hogares -comenta Fernández- tienen que ver con las combustiones. Todo lo que genera combustión es susceptible de generar monóxido de carbono: cocinas, estufas, quemadores de gas donde aparece la llama… si hay combustiones ineficientes, se da pie a que la concentración de monóxido de carbono en el ambiente aumente. Por lo tanto, hay que tener los sistemas de combustión en el domicilio bien regulados e inspeccionados para que no tengamos este tipo de accidentes”.
Sólo un encuestado tenía un detector de monóxido de carbono en su hogar
Siempre que se está cerca de una fuente de producción de monóxido de carbono existen unos riesgos. Cuando hay exposición a esas fuentes “pueden aparecer síntomas como irritabilidad, dolores de cabeza, taquicardias… son síntomas menores pero que muchas veces coinciden con gente en los que se ven niveles de COHb elevados”, señala el doctor. En el peor de los casos, la exposición al monóxido de carbono puede llegar a causar la muerte. Más allá de ciertos sistemas de calefacción o de las cocinas, este gas tóxico está mucho más presente de lo que se pueda pensar en nuestro entorno: “en lo relativo al monóxido de carbono, estamos expuestos al humo del tabaco o la contaminación, lo que eleva la concentración de COHb en sangre”, argumenta el facultativo en declaraciones a www.farmacosalud.com.
En el estudio ‘Niveles elevados de carboxihemoglobina: fuentes de exposición a monóxido de carbono’, publicado en la revista ‘Archivos de Bronconeumología’ sólo uno de los encuestados tenía un detector de monóxido de carbono en su hogar. A este respecto, Fernández dice que la “la gente que tiene un garaje con varios coches o que hace combustiones en pequeños talleres debería de tener un medidor de monóxido de carbono, porque le daría una idea de si se está produciendo mucha cantidad de este gas, y además sabría cuál es la calidad de la ventilación y la calidad del aire que respira. Cuantas más combustiones tengamos en casa, más deberíamos de preocuparnos de que puedan generarse niveles de monóxido de carbono altos”.
Problemas cardiovasculares y neurológicos por bajos niveles del gas
El monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico, inodoro e incoloro que se produce por la combustión incompleta de los hidrocarburos. La exposición prolongada aunque sea a bajos niveles de este gas puede tener efectos adversos, especialmente cardiovasculares y neurológicos. A pesar del daño que puede causar la intoxicación por dicho elemento, se estima que hay un elevado porcentaje de infradiagnóstico, ya que las concentraciones bajas pero repetidas de monóxido de carbono pasan inadvertidas y van aumentando los niveles de carboxihemoglobina hasta producir una intoxicación crónica. "Analizando los valores de COHb, hemos detectado que un 16% presentaban valores elevados y que un 88,2% (45 pacientes) de ellos estaban expuestos a fuentes de producción de CO distintas al humo del tabaco y relacionadas con su ambiente laboral o doméstico”, asegura la Dra. Herminia Buchelli, neumóloga de la SEPAR y autora principal del estudio. Dado que también se está expuesto al monóxido de carbono cuando se fuma, no resulta extraño que habitualmente en no fumadores el porcentaje de carboxihemoglobina en sangre se sitúe en cifras inferiores al 2%, mientras que en fumadores puede alcanzar hasta el 10%.
Las conclusiones del estudio afirman que el mayor riesgo se encuentra en los domicilios, puesto que un 56% de los individuos incluidos en la investigación permanecían la mayor parte del día en sus casas, han concretado fuentes de SEPAR. Asimismo, la fuente de exposición referida con más frecuencia fueron las emisiones de chimeneas, hornos de aceite y la quema de gas o leña para calentar el domicilio. "Se han registrado 18 pacientes con exposición a una única fuente y 27 a múltiples fuentes. Cabe destacar que se detectó la presencia de síntomas en 11 pacientes (21%), siendo la cefalea matutina la más frecuente. Los resultados confirman la existencia de una población en riesgo de padecer intoxicación por monóxido de carbono", añade Buchelli.