Redacción Farmacosalud.com
El blanqueamiento anal y genital se está poniendo de moda entre aquellas personas que buscan aparentar una juventud genital y de su zona perianal. En la inmensa mayoría de casos, lo solicitan individuos que rondan los 40 años de edad. Con el paso de los años tienden a oscurecerse las zonas mucosas, en concreto los labios mayores en las mujeres y el escroto en los hombres, algo que también ocurre con la semimucosa alrededor del ano. “Esto hace que algunas personas a las que les guste practicar algún tipo de relación sexual en la que los genitales o el ano quedan a la vista del ‘partner’* deseen mejorar este aspecto buscando lo que para ellos sería un rejuvenecimiento genital o de apariencia perianal”, explica el doctor Ramon Grimalt, profesor de Dermatología en la Universidad Internacional de Catalunya y bloguero en www.grimalt.net. Hasta hace bien poco, el blanqueamiento anal y genital era un procedimiento que estaba asociado a los profesionales del sexo, pero según parece la preocupación por la imagen de las zonas más íntimas ya ha dejado de ser patrimonio del triple XXX.
Si alguien quiere evitar el oscurecimiento de sus genitales o zona perianal de forma natural, lo tiene francamente crudo. Según el doctor Grimalt, “evitar ese oscurecimiento es muy difícil”. Algunas personas creen que los traumatismos producidos por la defecación o por lo propia práctica sexual, o bien el roce con la ropa íntima tienen que ver con ese proceso. “En algunos casos se ha ‘hipotizado’ -hacer hipótesis- sobre el hecho de que el hierro de la menstruación puede ayudar a envejecer la zona en los genitales femeninos, pero no queda claro cuál sería el proceso normal de envejecimiento debido a este factor”, indica el dermatólogo.
Así pues, a falta de un método fiable y científicamente probado que impida el proceso natural de envejecimiento cromático ano-genital, sólo queda la opción del blanqueamiento para intentar rejuvenecer la apariencia de esas zonas.
El retoque de la zona anal, solicitado por ambos sexos
El blanqueamiento anal se pide por parte de ambos sexos. De hecho, muchas mujeres que piden el blanqueamiento genital piden al mismo tiempo la versión anal. Para Grimalt, cuantificar el porcentaje de peticiones de blanqueamientos por sexos es complicado: “en nuestra cultura los hombres van menos al dermatólogo que las mujeres, por eso probablemente veamos más mujeres en la consulta que hombres, si bien hay muchísimos varones preocupados por su imagen y su estética”. En cuanto al blanqueamiento genital masculino, el experto dice que “podría funcionar. Lo que ocurre es que la piel del escroto, tanto en hombres jóvenes como en hombres mayores, ya tiende a tener un color un poco más oscuro y en general esto no se asocia con envejecimiento, por lo que a la mayor parte de los hombres esto no les molesta”.
A la hora de buscar un porqué de la razón que puede llevar a una persona que no sea profesional del sexo a rejuvenecer sus genitales o ano, la cosa se complica. En este sentido, el doctor Grimalt lanza una pregunta con la intención de demostrar la dificultad que entraña encontrar una respuesta: “¿usted quién cree que se hace un trasplante de pelo? ¿La persona que está más calva, la que tiene más dinero, o la que está más insatisfecha con su propia imagen? Pues probablemente la tercera sea la buena opción. En general, los médicos vemos que, y lo digo entre comillas, las personas ‘neuróticas’** se someten a más actos quirúrgicos de estética que las personas equilibradas. Si una mujer con poco pecho es capaz de valorar su cuerpo por otras razones que no sea el volumen de sus mamas, pues no se someterá a una intervención quirúrgica para implantarse silicona. Con el blanqueamiento vemos lo mismo: desde un punto de vista médico, yo como dermatólogo desaconsejo todo tipo de actividad que tenga sólo la finalidad de mejorar la imagen de zonas corporales en las que la visibilidad del problema va a ser muy reducida”. El dermatólogo asegura que, ante una petición de blanqueamiento anal y genital, él trata de convencer al paciente para que medite su solicitud porque “si uno tiene esterilidad emocional tendría que ser capaz de aceptar determinadas cosas sin someterse a tratamientos complejos y agresivos”.
Lo decolorado queda decolorado, pero el envejecimiento sigue
Grimalt advierte que con el blanqueamiento anal y genital “no detenemos el proceso de envejecimiento, sino que retrocedemos un poco en la evolución natural, lo mismo que ocurre cuando se quitan manchas del sol en el escote, manos o cara de una persona. Si uno quita manchas del sol, no es que dure para toda la vida, ya que el proceso de envejecimiento solar sigue avanzando. O sea, el paciente verá al cabo de un tiempo que vuelven a aparecer otras manchas. Aquí la situación sería la misma: lo decolorado queda decolorado, pero el proceso de envejecimiento no se ha detenido, por lo tanto con el tiempo el cuerpo volverá a oscurecerse”.
Existen dos sistemas para proceder a la decoloración de las zonas anal y genital. Por un parte, existe un sistema químico basado en la aplicación de sustancias blanqueadoras de la piel, entre las que se encuentran las sustancias de autoaplicación de un producto de baja concentración (se pueden utilizar en casa), y las de aplicación por parte de personal sanitario, que serían productos parecidos pero con concentraciones mucho mayores, lo que no los hace recomendables para ser utilizados en casa por el riesgo de quemarse. Y por otro lado, existe un sistema físico, caracterizado por el uso de métodos lumínicos derivados de los láseres o de la luz pulsada intensa.
Riesgo de contagio de patología sexual y otros problemas asociados
Otra de las advertencias que lanza el especialista tiene que ver con el riesgo de contagio de enfermedades sexuales. “Todo lo que implique una agresión en la piel de los genitales va a facilitar la entrada de infecciones de transmisión sexual. Si uno quiere tener unos genitales muy visibles probablemente le apetezca enseñarlos a más de una persona. Por lo tanto, si uno tiene más de un ‘partner’, el riesgo de contraer una infección es mayor. Esto sobre todo es válido en los días más cercanos a la intervención y no tanto en los días posteriores, cuando la piel se ha regenerado del todo. Pero si la sesión se hace de forma agresiva puede dejar la piel un poco sensible, irritada, con pequeñas heriditas o erosiones, que van a facilitar el paso de infección”. “Si un blanqueamiento con láser se hiciera mal -especifica Grimalt-, pueden aparecer cicatrices, estenosis (cicatrices de retracción que dificultarían la relación sexual o la penetración por vía anal debido al encogimiento del esfínter dentro del proceso de regeneración de la herida)". En cuanto al uso de una crema decolorante, “si el paciente fuera muy bruto o el médico o el farmacéutico se equivocaran con el tipo de concentración también se podría llegar a provocar una quemadura química”, lo que podría suponer igualmente “un proceso de retracción por quemadura”, señala.
Una sesión de láser para el blanqueamiento anal o genital cuesta entre 150 y 300 euros (pueden necesitarse varias sesiones para este procedimiento estético), mientras que las fórmulas químicas de autoaplicación en casa resultan más económicas: las hay de 25-30 euros.
* Partner: pareja o compañero/a
** Neurosis: alteración nerviosa caracterizada principalmente por inestabilidad emocional