Dr. Carlos Tornero / Redacción Farmacosalud.com
-¿Qué entendemos exactamente por dolor moderado y por dolor intenso?
La diferencia se centra en la intensidad del dolor que percibe el paciente.
-¿Cuál sería la diferencia sustancial entre dolor crónico y dolor agudo?
El dolor agudo es un dolor que tiene habitualmente una duración limitada, hay un estímulo que lo provoca y suele ser una respuesta normal ante una agresión del tipo que sea. En cambio, el dolor crónico hace referencia a un dolor mantenido, habitualmente es aquel que dura más de 6 meses y en ocasiones no guarda relación con el estímulo que lo puede haber provocado.
-La relatividad en dolor parece ser absoluta. Cada paciente cataloga a su manera lo que son sus niveles de percepción dolorosa. Por ejemplo, en una escala del 1 (dolor poco intenso) al 10 (extremadamente intenso, insoportable), lo que para alguien es un dolor nivel 8, para otra persona será del nivel 4. Así pues, ¿cómo maneja un médico la gran relatividad en la percepción del dolor que manifiestan los pacientes?
Lo fundamental, en la evaluación del dolor, es lo que percibe el paciente. No todo el mundo percibe el dolor con la misma intensidad. Fisiológica y anatómicamente conocemos muy bien los circuitos del dolor y su procesamiento neuronal, pero luego a la hora de expresarlo influye de forma fundamental las vivencias y esfera psicológica de cada uno. Sabemos que hay personas que ante un mismo estímulo nociceptivo tienen una respuesta diferente con una mayor sensación de dolor. Por eso nos creemos lo que nos cuenta el paciente y no sólo lo que nos dicen las pruebas diagnósticas. Lo fundamental en la evaluación del dolor, más que la cifra concreta, es el perfil evolutivo de ese dolor: cuánto le dolía y cuánto le duele ahora tras haber realizado alguna acción terapéutica.
-¿Qué estrategias se ofrecen al paciente en la escala del dolor leve?
Son múltiples las estrategias que tenemos hoy en día los profesionales, con unos fármacos que permiten un alivio del dolor con pocos efectos secundarios. Además, analizando el origen del dolor, valoramos si el paciente requiere refuerzo en el área psicológica o incluso modificaciones a nivel de rehabilitación.
-¿Y cuáles son los tratamientos de elección cuando el dolor es de moderado a intenso?
Hoy en día podemos afirmar que tenemos un arsenal terapéutico suficiente como para conseguir que nuestros pacientes tengan el mínimo dolor posible y ello les permita volver a su actividad habitual de una manera segura y con calidad. Además de los fármacos potentes que tenemos en el mercado, realizamos técnicas intervencionistas (radiofrecuencia, bombas intratecales, estimuladores medulares, bloqueos nerviosos…) en las Unidades del Dolor que consiguen alivio del dolor de forma mantenida.
-Uno de los avances en el tratamiento del dolor crónico intenso es la buprenorfina en parche transdérmico: ¿Qué ventajas aporta este avance en el manejo del dolor?
Es un fármaco seguro que ha sido probado durante varios años y que actualmente, con las formas de liberación en parche, permite comodidad y un nivel de analgesia adecuado para pacientes con dolor de moderado a severo.
-¿En qué casos se aplica clínicamente la buprenorfina?
Principalmente en dolores de intensidad de moderada a intensa. Muy adecuado en casos de dolores con componente neuropático y en aquellos pacientes ancianos o que tengan problemas renales o hepáticos.
-Otro avance en el abordaje del dolor de moderado a intenso es la nueva dosis doble de paracetamol 650/tramadol. ¿Qué aporta al clínico y al paciente esta combinación?
La combinación paracetamol y tramadol ha demostrado que: la unión de ambos permite obtener una analgesia superior que de forma individualizada; conseguimos sinergias, con lo que obtenemos más analgesia con menos efectos secundarios, y además esta doble dosificación nos permite disminuir el número de comprimidos que toman los pacientes y con esto conseguimos una mayor adherencia al tratamiento.
-¿Qué otras estrategias se contemplan cuando el dolor es crónico y muy intenso?
Las estrategias principales, además de opioides potentes y la utilización de coanalgésicos, es el uso de técnicas intervencionistas como las que he comentado previamente.
-¿Los opiodes se pueden combinar eficazmente con los antiinflamatorios o el paracetamol?
Por supuesto, la unión de fármacos con diferente mecanismo de acción permite que podamos bajar las dosis de cada uno de ellos; con esto conseguimos una mejor analgesia, menos efectos secundarios y mejoras en la calidad de vida.
-¿Cuándo se emplea la denominada terapia adyuvante, es decir, fármacos que regularmente se usan para la depresión o la epilepsia?
Son los denominados coanalgésicos, fármacos que no han sido inicialmente desarrollados para el dolor pero que por su mecanismo de acción o por la ventaja de su unión con analgésico han permitido disminuir la intensidad del dolor. Los utilizamos de forma regular en las unidades del dolor. Son muy interesantes en casos de dolor neuropático.
-¿Es importante el papel que ejercen las Unidades de Dolor en los hospitales para el tratamiento de este dolor crónico de moderado a intenso? ¿Cómo les llegan los pacientes?
En las unidades del dolor hemos conseguido mejorar la calidad de vida de los pacientes atajando de raíz el dolor y permitiendo que el paciente pueda reincorporarse a su vida personal y laboral habitual. La causa principal por la que un paciente acude al hospital o a su centro sanitario es el dolor.
Los pacientes de la Unidad Dolor del Departamento Clínico-Malvarrosa llegan a través de especialistas del propio hospital o desde Atención Primaria. Han de llegar aquellos casos más complejos, aquellos casos donde con técnicas intervencionistas podemos resolver problemas. El médico de Atención Primaria, hoy en día, está formado y capacitado para atender la mayoría de los casos de dolor que le llegan a través de su centro de salud y derivar entonces aquellos casos de difícil control o que sean tributarios de técnica intervencionista.