Redacción Farmacosalud.com
Un ensayo clínico avala la eficacia que tiene recibir una infusión de células madre si se realiza en la primera semana tras sufrir un ictus discapacitante moderado-grave. Es la principal conclusión que resulta de un ensayo clínico de terapia celular liderado desde el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) que ha publicado la revista científica ‘The Lancet Neurology’, que es la de mayor impacto mundial en Neurología, similar a la revista ‘Science’. Las células madre usadas procedían en todos los casos del propio paciente (autólogas). Estas se obtienen mediante la extracción de médula ósea e inyección de las células en la arteria cerebral afectada (vía intra-arterial). En total, han participado un total de 4 hospitales andaluces de referencia en el manejo del ictus, ya que aplican el que se considera mejor tratamiento en fase aguda (disponer de unidad de Ictus, fibrinólisis y trombectomía).
El ensayo clínico es el mayor que se ha realizado hasta el momento a nivel mundial sobre terapia celular en ictus por vía intra-arterial, y el primero que evalúa dos dosis distintas de células madre. Se han incluido 77 pacientes con ictus que, aleatoriamente, han recibido tratamiento con células madre o tratamiento convencional del accidente cerebrovascular. No hubo efectos adversos graves derivados del tratamiento, lo que demuestra su seguridad.
Los primeros resultados se obtuvieron a los seis meses de estudio. Los investigadores constataron que un 10% más de pacientes no padecía ninguna secuela discapacitante en el grupo de sujetos tratados con células madre que en el grupo control (con el tratamiento convencional). Además, otro de los objetivos secundarios que se evaluó fue la discapacidad a los tres meses del ictus, cuando sí se encontraron diferencias significativas. En concreto, una menor discapacidad y menor déficit neurológico en el grupo de enfermos tratados con células mononucleadas de médula ósea. Actualmente, el grupo de investigadores, coordinados por el neurólogo Francisco Moniche, está planificando la realización de un nuevo ensayo clínico fase III que permita confirmar estos hallazgos esperanzadores. El nuevo trabajo ha sido financiado por la Consejería de Salud, a través de la Red Andaluza de diseño y traslación de Terapias Avanzadas, Fundación Mutua Madrileña, y el Instituto de Salud Carlos III.
El equipo científico que ha llevado a cabo el estudio es multidisciplinar e incluye neurólogos, neurorradiólogos diagnósticos e intervencionistas y hematólogos de cuatro hospitales andaluces (Virgen del Rocío y Virgen Macarena de Sevilla; Reina Sofía de Córdoba; y Puerta del Mar de Cádiz), así como investigadores del Laboratorio Neurovascular del Instituto de Biomedicina de Sevilla, IBiS, ubicado en el complejo hospitalario del Virgen del Rocío.
Una enfermedad con un gran impacto sociosanitario
El ictus es un tipo de enfermedad cerebrovascular caracterizada por una brusca interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, en el caso del ictus isquémico, o un derrame, en el caso del hemorrágico. En ambos casos, pueden quedar afectadas las funciones del sistema nervioso central, originando una serie de síntomas variables en función del área cerebral afectada, como son adormecimiento o parálisis de la mitad del cuerpo, confusión repentina y dificultad para hablar, dificultad de visión repentina, inestabilidad, disminución del nivel de conciencia o aparición de dolor de cabeza de forma brusca, entre otros.
Esta patología representa un problema de salud grave, con gran impacto sociosanitario, siendo el problema neurológico grave más frecuente. Uno de los principales problemas de este tipo de eventos son las secuelas que produce en términos de discapacidad física y cognitiva (es la primera causa de invalidez permanente en el adulto). Además, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres y la segunda entre los hombres, provocando el 10% de la mortalidad total (13% mujeres y 8% hombres).