Redacción Farmacosalud.com
De acuerdo con el Dr. José Ramón Paño, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), se han identificado varios prototipos de vacunas contra el coronavirus “que los científicos piensan que van a funcionar, es decir, que van a prevenir la infección o al menos las formas graves de la infección de una forma segura para aquellas personas que las reciban”. No obstante, ahora es necesario obtener las garantías necesarias de su funcionalidad y, por eso, los nuevos preparados vacunales tienen que ser probados en personas en el marco de lo que se denomina un ensayo clínico, que requiere de una inversión y un tiempo mínimos. Una vez demostrada la eficacia y seguridad de la vacuna, habrá que producirla en masa. “Por eso, para no ofrecer falsas esperanzas, no debemos esperar que haya una vacuna disponible para la población antes de un año. Y si me equivoco y la tenemos disponible antes, todos contentos”, subraya el Dr. Paño.
Por ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha contabilizado al menos 44 productos candidatos a convertirse en preparados vacunales frente al nuevo coronavirus.
Por su parte, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) informa que ‘ClinicalTrials.gov’ destaca cinco estudios sobre productos candidatos a convertirse en vacuna frente al SARS-CoV-2, el coronavirus causante de la patología COVID-19:
• un preparado recombinante basado en un vector constituido por un adenovirus sin capacidad de replicación (Ad5-nCoV, NCT04313127, ChiCTR2000030906)
• un preparado basado en el ARNm (mRNA-1273, NCT04283461)
• un preparado recombinante con un adenovirus del chimpancé ChAdOx1 como vector (ChAdOx1 nCoV-19, NCT04324606)
• un producto enfocado al tratamiento y prevención de la neumonía grave en pacientes con COVID-19: NCT04299724
• otro producto enfocado al tratamiento y prevención de la neumonía grave en pacientes con COVID-19: NCT04276896
Desde la AEP, asimismo, se apunta que un grupo del Centro Nacional de Biotecnología (Centro Superior de Investigación Científica, CSIC, Ministerio de Ciencia e Innovación) investiga el uso de un vector vaccinia en el que se ha insertado el gen que expresa la proteína S (spike) del SARS-CoV-2, mientras que otro grupo hace lo mismo con una variedad hiperatenuada del SARS-CoV-2.
Varios medicamentos en estudio para tratar el coronavirus
Con respecto a los avances logrados para encontrar un tratamiento que pueda curar o al menos mitigar los efectos más graves del COVID-19, por el momento se han conocido algunas líneas de investigación. Entre las más relevantes figuran las siguientes:
• sarilumab, un fármaco indicado para la artritis reumatoide. Se trata de determinar si sarilumab mejora las complicaciones potencialmente mortales de las infecciones respiratorias graves provocadas por el COVID-19 al contrarrestar las respuestas inflamatorias hiperactivas en los pulmones cuando el virus ataca. Este medicamento tiene la capacidad de inhibir la interleucina-6 (IL-6), que desarrolla un papel fundamental en las respuestas inmunes inflamatorias que causan el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA, por sus siglas en inglés) en pacientes con COVID-19 en estado grave o crítico
• tocilizumab, un anticuerpo monoclonal que bloquea la vía de señalización de IL-6 y que se usa para el tratamiento de la artritis reumatoide, artritis idiopática juvenil, arteritis de células gigantes y síndrome de liberación de citoquinas inducido por la terapia CAR-T. Se está evaluando la eficacia y seguridad de tocilizumab intravenoso añadido al estándar de atención en pacientes adultos hospitalizados con neumonía grave por COVID-19
• plitidepsina, molécula destinada a afecciones oncohematológicas. El objetivo de los ensayos es evaluar la eficacia y seguridad de plitidepsina como tratamiento de los pacientes ingresados por neumonía derivada del COVID-19
“Cada vez sabemos más de esta enfermedad y de sus complicaciones. La investigación clínica nos está permitiendo adaptar las estrategias de tratamiento. Es muy importante que los profesionales sanitarios podamos aprender de estas experiencias iniciales y, por eso, es fundamental facilitar el diseño y puesta en marcha de ensayos clínicos que nos permitan conocer cuál es la mejor forma de tratar a estos pacientes”, sostiene el portavoz de SEIMC.
Las mutaciones del virus perjudican al propio virus
Mientras tanto, entre la opinión pública va calando la idea de que el coronavirus ha ido mutando hacia formas más agresivas. En España, no solamente ha causado la muerte de personas de edad avanzada con patologías previas y personas de edades no tan avanzadas con patologías previas o con el sistema inmune debilitado -como en principio se apuntaba por la experiencia en otros países-, sino que también ha causado fallecimientos en personas adultas sin patologías previas. “Todos los virus mutan porque durante el proceso de replicación de su material genético se producen errores que hacen que el código del virus cambie. Contrariamente a lo que se piensa, normalmente esas mutaciones perjudican al virus, que es menos eficiente que antes de mutar”, explica Paño. “Con todo -matiza el experto-, es cierto que estamos viendo pacientes jóvenes y sin enfermedades de base con formas graves de COVID-19, lo que nos debe hacer pensar que la cantidad de personas jóvenes sin enfermedad de base que se ha infectado es muy elevada. Los enfermos más graves representan sólo la punta del iceberg de la enfermedad”.
En cuanto al futuro comportamiento del coronavirus, el Dr. Paño opina que podría dar una tregua -o incluso sucumbir- durante los próximos meses estivales, si bien es muy difícil saber lo que sucederá de cara a otoño-invierno: “Aunque es cierto que el verano probablemente no le siente bien a este coronavirus, no sabemos exactamente qué ocurrirá el próximo otoño-invierno. No obstante, de acuerdo con un dicho clásico, ‘podemos esperar lo mejor, pero debemos prepararnos para lo peor’”.
A todo esto, la SEIMC ha difundido un documento de posicionamiento sobre el diagnóstico microbiólogo del COVID-19. El consenso establece que existen distintos métodos diagnósticos (PCR, detección de antígeno y detección conjunta de antígenos y anticuerpos), y que cada uno de ellos tiene unas propiedades (rentabilidad diagnóstica, facilidad de realización, tiempo de respuesta) que es necesario conocer para decidir cómo optimizar su uso. “A este respecto, como es lógico, es fundamental escuchar a los expertos en el diagnóstico de las enfermedades infecciosas, como son los microbiólogos y los infectólogos, quienes trabajamos de forma coordinada”, remarca el Dr. Paño.