Redacción Farmacosalud.com
El Hospital Clínic (Barcelona) avanza en el abordaje de la cefalea en racimos (cluster headache, en inglés) a través de la estimulación cerebral profunda a un paciente como tratamiento compasivo. Se trata de una enfermedad infrecuente con pocos casos que no respondan a los tratamientos habituales, publicados en revistas científicas. Este es el primer paciente tratado en España y con menos de 10 pacientes tratados en todo el mundo con esta técnica mejorada del Clínic. La implantación de unos electrodos que estimulan y modulan la actividad cerebral ya se había hecho en otros casos, pero no que se monitorizara simultáneamente la actividad cerebral para intentar detectar nuevas crisis antes de que el enfermo las note.
Conocer los posibles patrones que preceden y predicen un episodio podría mejorar el tratamiento reduciendo los posibles efectos nocivos de la estimulación en el cerebro. Después de 3 meses desde la operación, la calidad de vida del paciente ha mejorado pasando de 5 episodios de cefalalgia al día a no presentar ninguno o alguno esporádico y poco intenso que no requiere medicación, desde entonces. La cefalea en racimos es conocida como la ‘la cefalea del suicidio’ debido a que estos eventos bruscos y muy intensos de dolor impactan en la calidad de vida, convirtiéndose en un factor de riesgo de suicidio.

Equipo médico con el paciente
Fuente: Hospital Clínic
Un paciente de 58 años de edad
El Clínic ha llevado a cabo la neuroestimulación del paciente como tratamiento compasivo, bajo la codirección de los Drs. Víctor Obach y Santiago Fernández, neurólogos, y Pedro Roldán y Jordi Rumià, neurocirujanos. Todos ellos son miembros del grupo multidisciplinar de ‘Cefalea y Algia Facial’ dirigido por la Dra. Neus Fabregat, del Instituto Clínic de Neurociencias del Clínic Barcelona.
El sujeto afectado presentaba una cefalea en racimos refractaria a los tratamientos habituales. Los resultados de este primer caso han sido un éxito. El paciente de 58 años presentaba de 3-5 episodios de cefalalgia intensa (1-2 de los episodios eran nocturnos) de una duración de 30 a 60 minutos sin respuesta a ningún tratamiento en los últimos 10 años. Después de la estimulación cerebral, no ha vuelto a presentar ningún episodio y no ha necesitado medicación de rescate. Ha vuelto a reconciliar el sueño, recuperando las ganas de hacer actividades personales y sociales que había abandonado, como ir en moto.
Por otro lado, los electrodos implantados han empezado a registrar su actividad cerebral y se espera poder obtener datos relevantes que permitan prever posibles episodios próximamente. De este modo se pretende que la estimulación cerebral pueda ser discontinua y que se lleve a cabo solo cuando se detecte la posible crisis. Asimismo, se podrán reducir los posibles efectos secundarios sobre el cerebro y sus conexiones, y alargar la vida de la pila del generador implantado.
La ubicación de los electrodos, en el área tegmental ventral
Los electrodos fueron colocados en el área tegmental ventral, cerca del hipotálamo, en una intervención de una duración de 3 horas y 4 horas de estancia en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), sin complicaciones inmediatas. Tres días más tarde, el paciente fue dado de alta y se empezó la estimulación crónica el día 21, tras la implantación de los electrodos y de la comprobación de su correcta ubicación y funcionalidad. Después de las primeras semanas de estimulación, se han descartado efectos secundarios desagradables atribuibles a este procedimiento.

Fuente: Hospital Clínic
La cefalea en racimos es uno de los tipos de cefalalgias más dolorosas que existen, junto con la neuralgia del trigémino. Es infrecuente, pero ocupa el segundo lugar dentro de las cefaleas primarias después de la migraña. La presentan 47.000 personas a nivel nacional aproximadamente, siendo más frecuente en hombres que en mujeres. El 20% de las cefaleas en racimos actuales se consideran crónicas y el 10% de ellas no responden a las terapias convencionales. En el Clínic se hace el seguimiento de 70 invididuos recogidos en los últimos 10 años.
Dolor, lagrimeo, caída del párpado…
La sintomatología principal son episodios bruscos de dolor muy intenso y totalmente invalidante en la misma zona de la cara y del ojo, casi siempre en un lado, que duran habitualmente entre 30 minutos y 3 horas, en cualquier momento del día o de la noche. También se acompañan de otros signos en la región ocular como lagrimeo y caída del párpado, además de congestión o secreción nasal, todos ellos en el mismo lado donde se localiza el dolor. Los episodios suelen tener una predisposición circadiana y estacional, es decir, suelen producirse en horas concretas del día y en meses concretos del año, no presentando síntomas fuera de estos periodos.
Existen varios tipos de tratamientos de esta cefalalgia según el momento de la enfermedad y su cronicidad. Algunos de los principales tratamientos sintomáticos son los triptanes, mejor en sus formas inyectables o espray nasal, y el oxígeno. También se administran corticoides y lidocaína infiltrando el nervio occipital mayor. Por otro lado, también se utiliza como tratamiento preventivo en comprimidos el verapamilo.
Cuando el paciente no responde a estos tratamientos y a otros menos establecidos, como la toxina botulínica, se consideran otras técnicas más invasivas como el bloqueo anestésico o la radiofrecuencia eléctrica del ganglio esfenopalatino. La estimulación cerebral profunda es una alternativa que todavía está en estudio y se ha llevado a cabo en muy pocos casos en todo el mundo. Durante los episodios se recomienda también evitar obligatoriamente desencadenantes como el consumo de alcohol.