Redacción Farmacosalud.com
La mortalidad por COVID-19 entre las personas que requieren hospitalización sigue siendo elevada, a pesar de la continuada mejora en la asistencia clínica y el tratamiento de la enfermedad. Ahora, un estudio internacional publicado en la revista médica ‘The Lancet Respiratory Medicine’ identifica una nueva estrategia para reducir aún más esta letalidad. Se trata de añadir el anticuerpo monoclonal tixagevimab/cilgavimab al tratamiento estándar con remdesivir y dexametasona que ya se administra en los hospitales. Este ensayo clínico de fase 3, realizado a pacientes ingresados con diferente gravedad pero que no requerían de UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), ha demostrado que esta estrategia es segura y que, aunque no acorta el período de recuperación de los pacientes, sí rebaja un 30% la mortalidad, sobre todo en aquellos casos más graves, informa mediante un comunicado el Hospital Germans Trias i Pujol (Badalona, en Barcelona).
El jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Germans Trias i Pujol e investigador principal del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, Roger Paredes, es uno de los tres primeros autores del nuevo trabajo. Paredes es el coordinador en España de la plataforma de ensayos clínicos de pacientes hospitalizados por COVID-19 llamada ACTIV-3: Therapeutics for Inpatients With COVID-19 (TICO), financiada por los National Institutes of Health (NIH) de EEUU. Esta plataforma cuenta con la participación de hospitales de todo el mundo, entre ellos cinco de Cataluña (Hospital Germans Trias, Hospital Clínic, Hospital Arnau de Vilanova, Hospital del Mar, y el Hospital Vall d'Hebron) y tres de Madrid (los hospitales Gregorio Marañón, La Paz y Clínico San Carlos).
En concreto, el ensayo evaluó el potencial de una dosis intravenosa única de este anticuerpo en personas hospitalizadas, pero que no se encontraban en la UCI, a la que también se les administraba otros fármacos ya aprobados y utilizados de forma rutinaria, como el remdesivir o la dexametasona. De todo ello se evaluó la capacidad de recuperación y la mortalidad de las personas que participaban en el ensayo clínico.
Muy útil en individuos que necesitan más concentraciones de oxígeno o ventilación mecánica
Si bien los resultados no demostraron una mejora significativa de las tasas de recuperación, la nueva metodología sí llevó a una reducción clínicamente relevante de un 30% de la mortalidad, sobre todo en pacientes más graves que necesitaban concentraciones de oxígeno más elevadas o ventilación mecánica no invasiva. Además, a diferencia de anteriores estudios con otros anticuerpos monoclonales que perdían eficacia frente a ómicron, la variante predominante actualmente, la combinación de tixagevimab/cilgavimab mantendría su capacidad de bloquear esta variante del virus en las dosis administradas.
El estudio, terminado recientemente, se llevó a cabo en unos ochenta centros de todo el mundo y, en España, contó con la participación de 150 personas ingresadas en planta convencional y en unidades de semicríticos: 75 en el Hospital Germans Trias y otros 75 en otros hospitales del resto del país. Haber incluido un gran y diverso número de enfermos de todo el mundo es uno de los puntos fuertes del ensayo, que sugiere que los resultados serían ampliamente generalizables al no observarse diferencias en su eficacia o seguridad según la comorbilidad, estado inmunodeprimido, o el estado de vacunación de los pacientes.
“Estamos avanzando hacia el uso de tratamientos antivirales combinados”
La investigación se ha realizado en coordinación con la FDA (Agencia del Medicamento de Estados Unidos) y la Agencia Europea del Medicamento, que evaluarán la posibilidad de que este fármaco se convierta en un nuevo tratamiento adicional en los próximos meses. Según el Dr. Paredes, administrar varios antivirales a los enfermos graves “nos permite atacar el virus por diferentes flancos y bloquearlo mejor, reduciendo su mortalidad”.
“Todo esto nos demuestra que algunos anticuerpos monoclonales, añadidos al tratamiento habitual con remdesivir y dexametasona, podrían contribuir a reducir la mortalidad por COVID-19, sobre todo a los pacientes más graves. Desde la comunidad científica estamos avanzando hacia el uso de tratamientos antivirales combinados con el objetivo de conseguir frenar el virus por el máximo de posibles vías”, resume Paredes. "Este estudio pone de manifiesto la necesidad de seguir trabajando para conseguir más intervenciones de rescate para los pacientes hospitalizados con COVID-19", concluye.