Redacción Farmacosalud.com
El Día Nacional del Paciente Anticoagulado, que se celebra el 18 de noviembre, ha puesto de manifiesto la “desesperación” que siente Luciano Arochena, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN), ante el proceso de implantación de los nuevos anticoagulantes orales (NACO) en territorio español. “En España deberíamos estar en un 32% en el uso de los NACO, pero actualmente estamos en un 11%. Hay comunidades autónomas que están casi al 0%. El problema de la equidad territorial: cada comunidad autónoma se ajusta como quiere. Hablando de un NACO, automáticamente el médico de cabecera dice que no se puede recetar… que está pendiente de un visado. Es un desespero”, asegura Arochena.
“Muchas veces le pregunta un paciente al médico: ‘¿oiga, soy candidato a este medicamento?’, y el doctor contesta: ’sí, pero es que no tengo presupuesto para dártelo’. Algunos médicos de Atención Primaria te dicen: ‘si yo receto unos NACO me cortan la cabeza’”, revela el presidente de FEASAN, quien pasa de la desesperación a la irritación cuando aborda los criterios económicos que, según comenta, obstaculizan en mayor o menor medida la implantación de los nuevos anticoagulantes o NACO. “Es caro (el NACO) si se compara una caja con otra caja: el Sintrom es más barato que un nuevo anticoagulante oral, pero detrás del Sintrom hay tiras reactivas, servicio de enfermería, horas de trabajo que se pierden… ¡Me revienta, porque siempre que estamos luchando con las consejerías o el Ministerio, siempre es lo mismo: comparar caja por caja… Casi casi, a la larga el nuevo anticoagulante oral sale más barato que el Sintrom!”, enfatiza. Es decir, lo que está diciendo el portavoz de los anticoagulados es que hay fármacos que, de entrada, pueden ser más caros que otros, pero al final del proceso salen a cuenta porque ese precio inicial más elevado se compensa con la eliminación de costes añadidos. Arochena, además, avala las cifras de un reciente estudio, según las cuales 2 de cada 10 personas con fibrilación auricular no valvular (FANV) diagnosticada no están siendo tratados con terapia anticoagulante, y, de estas personas, casi un 30% tienen un nivel de riesgo de accidente cerebrovascular que justifica el tratamiento con anticoagulantes orales, en base a las directrices de tratamiento actuales.
“Facilitándonos un coagulómetro se ahorra mucho dinero”
A todo esto, con motivo del Día Nacional del Paciente Anticoagulado, FEASAN pone en marcha la campaña ‘Más control, menos riesgo’. La entidad propone que la Administración potencie el autocontrol en casa de los pacientes anticoagulados bajo el argumento de que esta práctica goza de una “efectividad del 100%”, explica Arochena. Para poder autocontrolarse a nivel doméstico se pasa un cursillo que imparte un hematólogo, quien con posterioridad aclara dudas y atiende las consultas de los enfermos. “Algunos doctores te dicen ‘tienes que ir al hospital’ a autocontrolarte, pero cualquier paciente que sea un poquito consciente se autocontrola perfectamente. Yo durante 11 años lo hice y no tuve ningún problema; he dejado de autocontrolarme porque me cambiaron los medicamentos por los nuevos NACO”, expone el presidente de FEASAN. De hecho, este ingeniero de profesión de 73 años de edad y residente en Valencia capital es un paciente anticoagulado que sufrió un ictus, pero desde hace más de un año su vida dio un vuelco al empezar a tomar los nuevos anticoagulantes: “La vida me ha cambiado completamente; viajo mucho, ya no tengo los problemas de los controles… yo antes viajaba y me llevaba un tensiómetro para medir la presión arterial y un coagulómetro. Con los nuevos NACO, sólo tengo los achaques de una persona de mi edad, nada más”.
Y, una vez más, sale a la palestra el factor económico: ”reivindicamos que la Administración nos facilite el coagulómetro para el autocontrol porque no nos lo proporcionan gratuitamente; facilitándonos un coagulómetro se ahorra mucho dinero. Imagine las personas que trabajan: una vez al mes o cada tres semanas tienen que perder un día de trabajo para ir por la mañana para controlarse, y por la tarde ir a recoger el papelito”, argumenta Arochena. Después está el tema de los que deben pasar esos controles en el centro sanitario de referencia de su domicilio, no del trabajo: “error grande, hay personas que trabajan a 60 kilómetros de su casa”, según cuenta. Y, si a todo ello se le suma el problema de las personas mayores que no pueden desplazarse para someterse a dichos procedimientos, para Arochena está muy claro que controlarse fuera de casa supone generar unos “gastos anuales superiores a la inversión en coagulómetros”. Según el presidente de FEASAN, el precio de mercado de un coagulómetro es de 740 euros, si bien en la Comunidad Valenciana “he conseguido un convenio que nos sale por 450 euros, IVA incluido”.