Redacción Farmacosalud.com
Con motivo del XII Congreso de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR), celebrado recientemente en Palma de Mallorca, Eugin, centros de reproducción asistida y fertilidad, ha dado a conocer un estudio que profundiza en las clasificaciones de calidad y composición genética de las unidades embrionarias utilizadas en ciclos de reproducción asistida. Una de estas investigaciones, realizada en el marco de una colaboración internacional entre el Grupo Eugin y otros centros asociados, revela que algunos embriones ‘mosaico’ -denominados así por contar con una mezcla de células con y sin alteraciones cromosómicas- podrían ser válidos para la transferencia en la reproducción asistida.
El nuevo trabajo analizó más de 36.000 unidades embrionarias con el Test Genético Preimplantacional para Aneuploidías (PGT-A), que busca alteraciones en el número de cromosomas, provenientes de 10.035 pacientes de 17 clínicas de fecundación in vitro (FIV) y 8 centros de análisis genéticos de cinco países y tres continentes. Los resultados de la investigación indican que se están descartando embriones que serían potencialmente viables para hacer la transferencia al útero debido a un diagnóstico de mosaicismo, un fenómeno que indica la existencia de un porcentaje de células con alteraciones en sus cromosomas.
Para la directora científica de Eugin e investigadora principal de este estudio, Mina Popovic, “no hay ningún beneficio clínico en informar del mosaicismo cromosómico de bajo grado, ya que supone la exclusión de embriones potencialmente viables para la transferencia”, y pone en valor los resultados de esta investigación: “hemos analizado un número muy relevante de embriones, obteniendo así unas conclusiones robustas y, en última instancia nuestros resultados contribuirán a cambiar las guías médicas actuales”.
Dos trabajos más
Eugin, además, ha llevado a cabo dos investigaciones científicas más: la primera de ellas supone una continuación de la publicación anterior y evalúa de manera experimental la precisión del Test Genético Preimplantacional para Aneuploidías (PGT-A) o alteraciones en el número de cromosomas en los embriones. Para ello, se ha utilizado un innovador sistema de cultivo in vitro extendido, mediante el cual se ha podido evaluar en un laboratorio, a lo largo de 12 días, un total de 230 blastocistos -embriones con cinco o seis días de desarrollo antes de su implantación en el útero materno- previamente clasificados como inviables para ser transferidos a pacientes.
Los investigadores han encontrado que la sensibilidad del PGT-A es del 100%; sin embargo, la precisión de este procedimiento se reduce al 70% cuando se tiene en cuenta el alto número de falsos positivos provenientes de embriones mosaico, denominados así -recordémoslo- por contar con una mezcla de células con y sin alteraciones cromosómicas. En este contexto, el estudio concluye que no hay ningún beneficio clínico en el reporte del mosaicismo cromosómico de bajo grado, resultados que concuerdan con las conclusiones del estudio publicado recientemente por el grupo.
“En Eugin, damos mucha importancia, no solo a cumplir el sueño de muchas mujeres de tener un bebé, sino a trabajar para mejorar el conocimiento científico sobre la reproducción humana. La relevancia de los hallazgos presentados en este congreso radica en que nos permiten ahondar en el conocimiento genético relativo al proceso reproductivo y de esta forma contribuir a mejorar la precisión de las pruebas diagnósticas”, destaca Popovic.
La segunda investigación consiste en la comparación de dos métodos que clasifican los embriones en estado de blastocisto en función de su calidad: un nuevo sistema propuesto por el Grupo de Interés de Embriología (GIE) de ASEBIR 2021 y el sistema Gardner, el más conocido y utilizado en los laboratorios, para evaluar de qué forma afectarían las variaciones de clasificación a la toma de decisiones. En este estudio se re-evaluaron con los nuevos criterios propuestos por ASEBIR 754 embriones en estado de blastocisto, la fase previa a la implantación del embrión en el útero materno, que habían sido clasificados con el método Gardner. Aunque los resultados de la investigación sugieren que ambos métodos de clasificación embrionaria son útiles en la práctica clínica, el sistema propuesto por el GIE demostró ser un método más objetivo, ya que se basa en mediciones morfológicas del embrión.