Redacción Farmacosalud.com
Según Emilio Molina, vicepresidente de la APETP (Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas), en plena campaña de vacunación frente al COVID-19 ciertos pseudocientíficos y pseudoterapeutas no están guardando silencio sobre dicha vacunación, sino más bien todo lo contrario: “El rango va desde los que proponen no hacer nada porque consideran que la enfermedad no existe, hasta los que creen que la inmunidad natural es mejor que la de las vacunas. Todos ellos tienen recelos sobre un producto que consideran innecesario, cargado de elementos tóxicos o mutagénicos, cuando no directamente cargado de componentes tipo ‘chips’ como mecanismo de control o incluso como método para matar a la población tras unas horas después de su inoculación como parte de una campaña de control demográfico. Algunas anécdotas durante las ruedas de prensa para mostrar las primeras vacunaciones han llevado a muchos a levantar suspicacias adicionales, considerando que no se están llevando a cabo vacunaciones reales”.
“El panorama, en general, muestra un pequeño pero ruidoso grupo de gente con trastornos muy serios de tipo conspiranoico que, por la convicción que muestran en sus premisas, pueden llevar a la confusión a grupos poblacionales más grandes, máxime cuando estos difusores pueden formar parte de grupos muy mediáticos que son redifundidos sin crítica alguna por medios de comunicación masivos”, advierte Molina.
A juicio de Molina, los contagios de coronavirus SARS-CoV-2 (causante de la enfermedad COVID-19) han sido abordados por un “primer bloque pseudocientífico”. Para ciertos grupos adscritos a ese movimiento, la enfermedad del COVID-19 “no existe”, por lo que “se están maquillando los casos de gripe como COVID-19”, enfatiza. Desde ese movimiento también se comenta que “lo que existe es un virus sintético usado como arma masiva, y que es una excusa para asustar y controlar más a los ciudadanos; o que es una treta para vender más vacunas, que es una estratagema de control demográfico... estas afirmaciones demuestran que parte de la sociedad no entiende en absoluto cómo funciona una pandemia natural: ni su origen, ni su difusión, ni su recurrencia a lo largo de la historia”, explica el vicepresidente de la APETP.
“Quizá el éxito de la propia medicina ha hecho olvidar a muchos lo que significa convivir con virus potencialmente letales en su día a día”, agrega.
Calostro de camello, orines, infusiones calientes...
En cuanto al abordaje terapéutico del COVID-19 a ojos de la pseudociencia y las pseudoterapias, Molina argumenta que ese enfoque forma parte de un segundo bloque que engloba a quienes proponen prevenir y curar la afección “con todo tipo de remedios a cuál más absurdo (y, a veces, estos dos bloques son defendidos por los mismos individuos). Hemos encontrado la propagación de propuestas que van desde el alcohol etílico al calostro de camello, pasando por orines, distintos tipos de lejía como el MMS o el CDS (clorito sódico y dióxido de cloro, respectivamente), infusiones calientes... la variedad de la oferta está limitada tan sólo por la creatividad de los charlatanes y gente que se ha desnortado por su incapacidad psicológica de asumir un fenómeno complejo del que no tenemos (o teníamos) control”.
“Y estas propuestas -prosigue Molina- han causado y causarán daños tanto por el consumo directo (como el de alcohol o lejía) como por aportar la falsa sensación de que, con esos falsos remedios, las personas están protegidas contra la enfermedad y pueden descartar medidas higiénicas preventivas básicas”.