Redacción Farmacosalud.com
‘Este verano te la vas a jugar’ es el lema de la nueva campaña de Asociación DUAL, financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, para alertar del alto riesgo de consumo de alcohol durante las vacaciones por parte de adolescentes y jóvenes. “El verano, en especial las vacaciones, pero sobre todo las fiestas populares, representan un momento crítico de cara al inicio o reinicio en el consumo de alcohol”, alerta Raúl Izquierdo, psicólogo y director técnico de Asociación DUAL.
A través de un spot que simula una ‘road game’, la campaña pone el foco en el verano post pandemia, en el que hay que salir a celebrar la retirada de las restricciones. “Tendemos a disfrutar del descanso de una manera algo improvisada y relativamente desorganizada. Esta conceptualización del verano y las vacaciones entraña un riesgo inherente al connotar la permisividad y la laxitud normativa como esencia del descanso”, advierte Izquierdo. Según el psicólogo, los progenitores suelen aliviar las medidas de control sobre sus hijos en el contexto veraniego por cuanto los identifican como espacios familiares y seguros. “Todos acudimos a nuestros entornos de veraneo con una gran necesidad de despresurizar y relajarnos, tanto que los adultos solemos bajar la guardia en nuestra labor de control y supervisión sobre nuestros hijos”, relata Izquierdo.
Decálogo para padres
Por ello, este año como novedad la campaña también ofrece un decálogo dirigido a padres para orientarles a hablar con sus hijos de una manera “abierta, dialogante y no autoritaria” con el objetivo de que puedan anticipar los riesgos a los que van a enfrentarse este verano:
1. Mostrar cercanía: debemos comunicarnos con nuestros hijos menores, resultar razonables y confiables, mostrarnos compresivos y solidarios.
2. Anticipar: advertir que este año probablemente van a sufrir presión para probar el alcohol por parte de su grupo de iguales y lo difícil que va a ser continuar sin hacerlo. Recordarles que ‘este verano se la van a jugar’.
3. Posponer: no tienen que hacer ahora mismo algo que podrán hacer más adelante, no hay prisa, ahora no toca.
4. Reconocer: pedir opinión a nuestro hijo sobre este asunto, sin juzgar, valorando su punto de vista y tratando de estimular su espíritu crítico.
5. Repudiar: hay que esforzarse individualmente y en alianza con otros padres por rechazar y marginar la forma de beber mediante botellón o sobreingesta compulsiva.
6. Supervisar: cuando salga de noche, adelantar que le vamos a preguntar qué ha pasado cuando regrese, que nos vamos a fijar en cómo vuelve. Matizar que no es desconfianza en él sino preocupación sincera.
7. Controlar: en las fiestas conviene poner una hora límite de llegada a casa o retorno al amparo paterno. Puede ser buena idea programar encuentros periódicos intermedios (‘te quiero ver cada hora aquí, te acercas y luego, si todo está bien, te puedes volver a ir’; o ‘me haces una videollamada, que yo te vea’).
8. Administrar: es importante limitar la cantidad de dinero que se le da al menor: es mejor dar poco y a menudo que mucho y de golpe.
9. Trabajar en equipo: sigue siendo importante coordinarnos con los padres de los amigos de nuestros hijos y compartir el mismo posicionamiento. De este modo, tendremos otros aliados, nuestro criterio será avalado de forma homogénea por los padres de los amigos de nuestros hijos.
10. Sancionar: en todo caso, si nuestro hijo transgrede las normas, debemos aplicar consecuencias. Pero si lo hace bien, también hay que reconocérselo y sancionarlo positivamente.
El alcohol, un depresor del sistema nervioso central
En relación al impacto del alcohol en la salud mental de los menores, desde DUAL alertan de los elevados riesgos que entraña el alcohol en menores en una etapa de la vida en que el cerebro continúa en fase de desarrollo. “En general la salud mental de la población se ha visto afectada por la pandemia y los jóvenes son un grupo más vulnerable, con lo cual su salud mental está más comprometida”, precisa Izquierdo. En ese sentido, el psicólogo advierte de que se están observando cuadros de ansiedad asociados a cierto ánimo depresivo. “El alcohol es un depresor del sistema nervioso central con lo cual, si tenemos un cuadro ansioso-depresivo de base y lo regamos con alcohol, lo estamos alimentando para que empeore”, reconoce.
Además, los menores empiezan a consumir alcohol por presión de grupo y la necesidad de ser aceptados. “A eso hay que añadir la baja percepción de riesgo por parte de los jóvenes”, indica. “El consumo de alcohol tiene una primera fase euforizante y desinhibitoria que puede llevar a que el menor entienda que está mejorando de sus síntomas gracias al alcohol. Esto es peligrosísimo porque está en un periodo de formación de su cerebro y desarrollo de su personalidad”, advierte Izquierdo.