Redacción Farmacosalud.com
La pérdida del olfato y del gusto es uno de los síntomas característicos de la COVID-19. Según los estudios realizados en diferentes países, afecta entre a un 5 y 85% de las personas infectadas por el coronavirus. Investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS (Barcelona) han analizado la prevalencia de este síntoma en varios subgrupos de pacientes y los estudios concluyen que más de la mitad tienen pérdida de olfato o del gusto y, de estas personas, en más del 90% en deterioro se produce en ambos sentidos. El equipo del Clínic-IDIBAPS, encabezado por Joaquim Mullol, responsable de la Unidad de Rinología y Clínica del Olfato del Servicio de Otorrinolaringología del Clínic y jefe del grupo Inmunoalergia Respiratoria Clínica y Experimental del IDIBAPS, y Isam Alobid, coordinador del grupo Multidisciplinario de Cirugía de Base de Cráneo del Hospital Clínic e investigador del mismo grupo, ha coordinado, desde el inicio de la pandemia, tres estudios y diversos artículos originales y de revisión sobre la pérdida del olfato y del gusto en el contexto de la COVID-19.
Desde el inicio de la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud, se han reportado más de 73 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo y más de 1,6 millones de muertes. Aunque muchas personas tienen síntomas respiratorios, una parte importante de los diagnósticos positivos son asintomáticos o pre-sintomáticos con un período de incubación más largo, lo que conlleva que el número de portadores sea elevado. Este hecho, sumado a la elevada transmisibilidad del virus, contribuye a su rápida propagación. Entre estos síntomas se encuentra también la pérdida del olfato y/o del gusto, una afectación que es común a otras infecciones como el resfriado común o la gripe.
Un grupo de médicos e investigadores del Clínic-IDIBAPS ha liderado varios estudios multicéntricos sobre la pérdida de gusto y de olfato debidas a la COVID-19 en diferentes subgrupos de pacientes. En un trabajo coordinado por los Drs. Mullol y Alobid se evaluaron la frecuencia y la gravedad de la disfunción del olfato y/o del gusto (DOG) en pacientes con COVID-19 y su relación con características demográficas, ingreso hospitalario y con otros síntomas o enfermedades. En el primer estudio, publicado en el ‘Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology’, se evaluaron los datos de 846 pacientes y 143 controles de 15 hospitales españoles. Se observó que la DOG fue dos veces más común entre pacientes con COVID-19 en comparación con los controles. Más de la mitad de las personas con COVID-19 presentaban una pérdida grave del olfato (53.7%) o del gusto (52.2%) y, de estos, en más del 90% el deterioro afectó los dos sentidos. Por otra parte, los resultados demostraron que la DOG es un síntoma común en COVID-19 principalmente en pacientes jóvenes y no hospitalizados. Entre los pacientes afectados de DOG, uno de cada tres presentó pérdida del gusto o del olfato como síntoma inicial de la enfermedad.
En otro trabajo, publicado en el ‘European Archives of ORL’, se evaluó la frecuencia y gravedad de la DOG en pacientes no ingresados positivos a PCR para SARS-CoV-2 en comparación con controles con resfriado común o gripe y PCR negativa. Se incluyeron 197 pacientes y 107 controles de cinco hospitales españoles. La frecuencia de pérdida de olfato (70.1%) y sabor (65%) fue significativamente superior entre los pacientes con COVID-19 respecto a los controles (20.6% y 19.6%, respectivamente). La pérdida simultánea de gusto y olfato también fue mayor en los pacientes con coronavirus (61.9% vs 10.3%).
"En este estudio, al igual que en el anterior, la pérdida de olfato y gusto debida a la COVID-19, fue predominante en personas jóvenes de menos de 50 años y en mujeres, que representaban un 63% de los afectados con esta sintomatología, señalan los investigadores. “De las observaciones se desprende que una disfunción olfativa repentina y grave en el marco de la pandemia del COVID-19 y en ausencia de pérdida de olfato debida a otras enfermedades respiratorias, como rinitis alérgica grave, rinosinusitis aguda o crónica, debe alertar a los médicos sobre la posibilidad de tener una infección por SARS-CoV-2 ", añaden. En este sentido, el estudio del sentido del olfato puede ser útil para identificar pacientes que requieran medidas de aislamiento y/o tratamiento inicial y podría reducir el número de contagios evitando la propagación de la COVID-19.
Entrenar el olfato para recuperarlo
Tres de cada cuatro pacientes con COVID-19 presentan una mejora de la pérdida de olfato pasado un mes desde el diagnóstico. Esta mejora con el tiempo indica que el virus provoca una inflamación y no un daño permanente al neuroepitelio olfativo en la mayor parte de los pacientes. En caso de que la pérdida de olfato persista, se debe considerar el inicio de tratamiento, si bien se desconoce la eficacia de los tratamientos disponibles en la actualidad para la disfunción olfativa postviral. Cabe destacar que no hay medicamentos eficaces en la pérdida de olfato y el gusto por causa postviral.
Sin embargo, el entrenamiento olfativo ayuda a la recuperación del olfato. Esta terapia implica la exposición repetida a un conjunto de olores conocidos (limón, rosa, eucalipto, anís, ahumado, vinagre) durante 10 segundos cada uno, dos veces al día durante, al menos, tres meses. Se trata de un procedimiento seguro y útil en pacientes que lo inician dentro de los 12 primeros meses después del inicio del síntoma. "Este entrenamiento mejora la disfunción olfativa y el uso de olores a concentraciones elevadas es beneficioso para la mejora del olfato", señalan Mullol y Alobid.
Mortalidad asociada a la cancelación de procedimientos cardiológicos no urgentes
La cancelación de procedimientos electivos de cardiología intervencionista, es decir, aquellos programados que se realizan sin carácter de urgencia, debido a la crisis sanitaria de la COVID-19 tuvo importantes consecuencias en términos de mortalidad a corto plazo para los pacientes. Así lo pone de manifiesto un estudio de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (ACISEC), que se acaba de publicar en la revista ‘Catheterization and Cardiovascular Interventions’. “A los 45 días tras la suspensión del procedimiento, había fallecido el 8% de los pacientes que estaban esperando una reparación percutánea de la válvula mitral; el 4,9% de los que estaban pendientes de un implante percutáneo de la válvula aórtica (TAVI) y el 4,5% de los que estaban a la espera del cierre percutáneo de la orejuela izquierda”, explica el Dr. Raúl Moreno, autor principal del estudio y presidente de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la SEC.
“Los pacientes con la mortalidad más alta fueron aquellos que estaban esperando un procedimiento terapéutico estructural, como los mencionados, frente a aquellos que estaban a la espera de un procedimiento diagnóstico”, dice el presidente de la ACISEC, quien añade que “también murieron más aquellos con más edad y que tenían diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia o insuficiencia renal”.
El trabajo incluyó a 2.158 pacientes de 37 hospitales españoles. La mayoría de los enfermos, el 50%, tenía arteriopatía coronaria como principal enfermedad subyacente, mientras que la estenosis aórtica, presente en el 25,1% de los pacientes, era la segunda patología principal. Todos ellos se encontraban pendientes de ser sometidos a un procedimiento diagnóstico o terapéutico a fecha del 14 de marzo, pero “dichos procedimientos se cancelaron o retrasaron para reservar camas para los pacientes con COVID-19 y para prevenir también el posible contagio de nuestros pacientes con enfermedad cardiovascular”, explica el Dr. Moreno.
A pesar de no haberles realizado el procedimiento correspondiente en cada caso, a todos los pacientes se les hizo un seguimiento de 45 días, hasta el 31 de abril, para analizar las consecuencias de esa cancelación. De los 2.158 pacientes, el 9,8% falleció o tuvo que ser sometido a un procedimiento urgente por inestabilización clínica. Respecto a la presencia de COVID-19 entre los pacientes incluidos en el estudio, apenas un 1,7% de los pacientes se infectó por el SARS-CoV-2 durante ese periodo de tiempo, de los cuales el 27,9% falleció.
Mortalidad por COVID-19 en pacientes con cáncer
El paciente oncológico es uno de los grupos más vulnerables ante la pandemia causada por la COVID-19, debido a diversos factores como el colapso producido en los sistemas de salud nacionales e internacionales, impidiendo que determinados pacientes pudiesen acceder correctamente a sus tratamientos. Así lo han explicado expertos de primer nivel en la presentación de la jornada ‘La Sindemia del Cáncer: una emergencia sanitaria’, organizada por la Fundación ECO, que busca reflexionar sobre la sindemia (término que une los conceptos de sinergia y pandemia) del cáncer en el contexto de crisis actual.
Según el Dr. Vicente Guillem, presidente de la Fundación ECO, la mortalidad por coronavirus en pacientes con cáncer “podría cuadruplicar la de la población general, y así lo ha corroborado un estudio elaborado por miembros del Servicio de Oncología del Hospital Infanta Leonor de Madrid y de la Universidad Complutense de Madrid1”. Y es que la patología oncológica sigue siendo una de las principales causas de morbi-mortalidad en España, estimándose alcanzar los 277.394 casos en nuestro país en 2020. Los expertos aseguran que los daños que ha causado la pandemia en los pacientes oncológicos, a través de los retrasos en la administración de tratamientos, evaluaciones y exámenes de detección precoz, así como la suspensión o modificación temporal de programas de investigación clínica, pueden incrementar la mortalidad de estos pacientes en los próximos años.
Diseminación del genoma vírico en la sangre de pacientes-COVID
Ocho de cada diez pacientes con COVID-19 ingresados en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) presentan material genómico del virus en el plasma sanguíneo y los que fallecen presentan mayor carga viral en plasma. Estos son unos de los principales hallazgos de un trabajo desarrollado por investigadores del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) coordinados por Antoni Torres (Hospital Clínic de Barcelona) y Jesús Bermejo (Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL)/Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid), en colaboración con David Kelvin (Universidad Dalhousie de Canadá)2.
En el estudio, impulsado gracias a la financiación recibida por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) a través del Fondo COVID-19 para el desarrollo del proyecto CIBERESUCICOVID, y que ha sido publicado en la revista ‘Critical Care’, han participado 250 pacientes con COVID-19, a los que le fue analizado el plasma durante la primera ola de la pandemia en España, para detectar la presencia de ARN del virus y evaluar las cargas virales en tres grupos de personas con distinto grado de la enfermedad. Según detectaron, ocho de cada diez pacientes en la UCI presentaban material genómico del virus en el plasma y la mayor carga viral la presentaban los que finalmente fallecieron, y cuanto mayor fue la concentración de material genómico del virus en plasma, mayores fueron las alteraciones en la respuesta del paciente a la infección, presentando inflamación, inmunosupresión, daño endotelial y en tejidos, activación de la coagulación y de los neutrófilos.
Según el investigador del CIBERES, Jesús Bermejo, “estos hallazgos tienen gran relevancia porque la monitorización de la presencia del virus y de la carga viral en plasma pueden servir para detectar precozmente a los pacientes graves y predecir su evolución”. Asimismo, las presencias de altas concentraciones de genoma viral en plasma indican que los pacientes críticos no pueden controlar la replicación del virus y esta falta de control “podría causar el fallo respiratorio y sistémico”, indica el coordinador del estudio.
Referencias
1. Lara Álvarez MA, Rogado Revuelta J, Obispo Portero B, Pangua Méndez C, Serrano Montero G, López Alfonso A. Mortalidad por COVID-19 en pacientes con cáncer en un hospital de Madrid durante las primeras 3 semanas de epidemia. Med Clínica. 2020; 155(5): 202-204. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-clinica-2-articulo-mortalidad-por-covid-19-pacientes-con-S0025775320302815
2. Bermejo-Martin JF, González-Rivera M, Almansa R, Micheloud D, Tedim AP, Domínguez-Gil M, et al. Viral RNA load in plasma is associated with critical illness and a dysregulated host response in COVID-19. Critical Care. 2020. https://doi.org/10.1101/2020.08.25.20154252