Redacción Farmacosalud.com
La prevención es el mejor recurso para evitar un episodio de muerte súbita de origen cardiaco, según ha manifestado el Dr. Ramón Brugada, director del Centro de Genética Cardiovascular del Institut d'Investigació Biomèdica Girona-IdIBGi. “En España, hay 40.000 muertes súbitas al año. Si pudiéramos prevenir un tercio, ya sería una gran victoria”, señala Brugada, quien confirma que el médico de familia es esencial para evitar este problema y a su vez minimizar el impacto de este evento en nuestra sociedad.
La muerte súbita cardíaca puede acontecer en cualquier instante, sin previo aviso, ha informado la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) mediante un comunicado. La detección precoz de una posible predisposición a muerte súbita es determinante para su prevención. “Este esfuerzo requiere un abordaje multidisciplinar, para reducir el riesgo, abortar la arritmia si sucede e identificar a los familiares en riesgo antes de un evento fatídico en los casos genéticos”, aconseja Ramón Brugada, quien augura un aumento exponencial del número de casos en nuestro país en los próximos años.
Los seis mensajes clave de la prevención
Para tratar de reducir el número de casos de muerte súbita cardiaca, el Dr. Brugada precisa seis puntos clave.
1) Mejorar los hábitos de salud. La prevención de la muerte súbita cardiaca debe incidir en la prevención de la enfermedad coronaria. Es fundamental actuar cuanto antes, interviniendo sobre la obesidad infantil y la disminución de la actividad física. Ya en población adulta, la recomendación pasa también por una comida más sana y un aumento de la actividad física (caminar media hora todos los días), así como dejar de fumar, controlar la presión, el peso, el colesterol y la diabetes.
2) Hacer un buen cribado a nuestros jóvenes deportistas. El niño debe hacer deporte, siempre, y lo tiene que hacer con la seguridad de que no tendrá problemas de salud. Las fichas federativas requieren que el niño haga una valoración médica para tener el visto bueno para hacer deporte, pero este reconocimiento médico ha sido a menudo un mero trámite burocrático. La mayoría de los niños están bien, hacen deporte y no les pasa nada; pero puede haber uno, sólo uno, que tenga un problema que requiera una evaluación más exhaustiva, e incluso que tenga que dejar el deporte por un riesgo de muerte súbita. Por este solo caso, indica el doctor, “ya merece la pena hacer una evaluación médica bien hecha a todos”, lo que significa “un examen y una historia clínica, así como efectuar un electrocardiograma”.
3) La evaluación médica regular en los deportistas crónicos. Se han puesto de moda las pruebas de resistencia: las duatlones, las triatlones y los maratones. Los deportistas suelen ignorar la necesidad de un seguimiento médico, creyendo que su condición física y la práctica deportiva les protegen de la enfermedad cardiovascular. Pero, según alerta el facultativo catalán, “practicar deporte es bueno, pero poner el cuerpo y el corazón al límite tiene unos riesgos”. Y añade: “que uno aguante un maratón no quiere decir que esté sano y que no esté desarrollando ningún problema”. Por eso, sentencia, “el seguimiento médico debe formar parte de la rutina del deportista”.
4) La evaluación médica del deportista reincidente. Es habitual que muchas personas, sobre todo como promesa de principio de año, intenten recuperar la actividad física después de mucho tiempo de sedentarismo. Y, algunos de ellos, sufrirán un infarto. “Si en los últimos 20 años no ha habido sobreesfuerzo, seguramente el corazón no ha dado ningún aviso, pero la enfermedad está ahí. Antes de subir a la bicicleta recién comprada, se debe hacer una valoración médica para garantizar que el corazón está listo para aguantar el esfuerzo”, recomienda el Dr. Brugada.
5) La valoración de la familia cuando ha habido una muerte súbita inexplicada. En la enfermedad coronaria juega un papel clave el estilo de vida y un pequeño papel la herencia. Sin embargo, las muertes súbitas sin causa coronaria (sobre todo en jóvenes), tienen muchas posibilidades de que sean de tipo genético. Enfermedades como las de la pared del corazón (miocardiopatías) y las puramente eléctricas (que causan el 20% de las muertes súbitas cardíacas) son hereditarias y, por lo tanto, pueden estar presentes en otros miembros de la familia. Estas personas, aclara el Dr. Brugada, “pueden estar en riesgo también de sufrir una muerte súbita y, por ello, hay que ir al médico cuando ha habido una muerte súbita de un familiar joven”.
6) Cuando todas las predicciones han fallado: la desfibrilación pública. No siempre se puede predecir una muerte súbita. Actualmente, las posibilidades de que una persona sobreviva una muerte súbita en la calle, y salga viva del hospital, es de un 4%. El problema radica en que sólo hay 10 minutos para actuar, para devolver el corazón a ritmo normal. “Esto sólo es posible si se tiene la fortuna que haya un desfibrilador cerca, que permita ganar tiempo para que llegue la ambulancia”, afirma el Dr. Brugada. Por eso, destaca, “la utilización de los desfibriladores por parte de la gente de la calle es clave para salvar vidas”.
Sobre la muerte súbita cardiaca
La muerte súbita cardíaca es aquella muerte inesperada, que sobreviene en las horas después del primer síntoma. Afecta a más de 800.000 personas anualmente en Occidente, la mayoría personas adultas que padecen una enfermedad coronaria, un bloqueo en las arterias que irrigan el músculo cardíaco. Este bloqueo cuando es completo causa un infarto y puede desencadenar una descarga eléctrica y la muerte súbita. En los jóvenes, la muerte súbita no suele estar causada por enfermedad coronaria sino por enfermedades genéticas, hereditarias, que se transmiten a través de las generaciones de una familia. Estos defectos genéticos alteran la actividad eléctrica del corazón y pueden desencadenar la fatal arritmia. La muerte súbita del joven es afortunadamente poco frecuente pero causa un enorme impacto social, sobre todo cuando afecta a los deportistas de élite.
En sólo 20 años se han identificado más de un centenar de genes asociados a muerte súbita cardíaca, asociándose a enfermedades que pueden permanecer sin diagnosticar en las familias, y cuyo primer síntoma puede ser precisamente la muerte súbita. Los estudios genéticos permiten identificar los portadores de estas mutaciones y tomar medidas de prevención para evitar una defunción de estas características. Estos estudios están especialmente indicados para pacientes en los que los datos clínicos hacen sospechar una enfermedad genética, en aquellas familias que han padecido una muerte súbita de causa indeterminada o en aquellos pacientes que han perdido el conocimiento (síncope) y en los cuales no se ha identificado una causa.