Redacción Farmacosalud.com
El Instituto Oncológico Teknon (IOT) del Centro Médico Teknon, en colaboración con el Hospital Universitario Dexeus y el Hospital Quirónsalud Sagrat Cor de Barcelona, ha tratado a una paciente con un tumor neuroendocrino pancreático empleando un novedoso fármaco de medicina nuclear: 177Lu-DOTATE. Se trata de una terapia con péptidos análogos de la somatostatina marcados con radionúclidos, un tratamiento de una alta complejidad en su administración pero del que se espera un elevado beneficio para la paciente. La indicación del tratamiento con radiofármacos debe discutirse necesariamente en un comité multidisciplinar de tumores neuroendocrinos, además de la infraestructura necesaria para su aplicación, sobre todo de una habitación o estancia debidamente aislada en la cual el paciente pueda permanecer durante todo el tratamiento, y un sistema de eliminación de residuos.
“Nosotros en el IOT disponemos del comité multidisciplinar para el manejo de pacientes con tumores neuroendocrinos desde hace unos ocho años. Para contar con las instalaciones más adecuadas y adaptadas a las necesidades específicas de tratamientos infrecuentes, son necesarias sinergias entre especialistas y centros. Hemos contado con la colaboración del Hospital Sagrat Cor de Barcelona, que dispone de dichas instalaciones”, explica el Dr. Jaume Capdevila, oncólogo médico y responsable del área de conocimiento para el tratamiento de tumores del tracto digestivo y del área endocrina el Instituto Oncológico Teknon, y actual presidente del Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos y Endocrinos (GETNE).
“Es importante resaltar el papel del IOT dentro del grupo Quirónsalud. Gracias a los comités de tumores por áreas de conocimiento de que dispone, es posible ofrecer a los pacientes tratamientos complejos como este, pero que les aportan grandes beneficios”, añade el Dr. Capdevila.
Este nuevo tratamiento supone, además, un primer paso en la aplicación de la medicina nuclear en la oncología de precisión. “Esto es solo la punta del iceberg de lo que es posible llegar a lograr en este campo. Ahora mismo existen otros tumores en los que también se utiliza esta medicina nuclear de precisión, como el cáncer de próstata. Tenemos ante nosotros una herramienta terapéutica muy prometedora”, explica el Dr. Marc Simó, responsable de la Unidad de Medicina Nuclear del Hospital Universitario Dexeus.
Identificación del área a tratar y preparación del paciente
El primer paso de la terapia consiste en identificar de forma precisa dónde se localiza la enfermedad que se va a tratar. Para poder realizar esta tarea, se realiza un mapeo mediante un estudio de tomografía de emisión de positrones (PET) con 68Galio-Dotatoc. “De esta forma es posible identificar la localización exacta y la extensión real de la enfermedad potencialmente tratable”, explica Simó. Este isótopo no solo tendrá un papel en el diagnóstico del tumor, sino que además después guiará al radiofármaco. “De esta forma estaremos tratando aquello que hemos visto, y el fármaco sobrante será filtrado por el riñón, maximizando los efectos antitumorales y minimizando los posibles efectos adversos”, añade el Dr. Capdevila.
Esto hace que sea necesario también preparar al paciente antes de la administración del tratamiento para proteger su función renal. Para ello, cuatro horas antes se le administra una serie de aminoácidos que bloquearán la reabsorción renal. “Como el fármaco es una proteína, si no hiciéramos esto el riñón del paciente estaría reabsorbiéndolo de forma continua, y lo dañaría. Al bloquearlo, se elimina de forma natural a través de la orina”, explica el Dr. Capdevila. Es precisamente la gestión de esta orina radioactiva otra de las dificultades que supone este tratamiento, ya que precisa una gestión adecuada de este residuo.
Tumores neuroendocrinos en tiempos de la COVID-19
Los tumores neuroendocrinos son un tipo de cáncer poco frecuente que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque la mayoría suele hacerlo en los pulmones, el apéndice, el intestino delgado, el recto y el páncreas. Se trata de un tumor que se inicia en las células neuroendocrinas, que tienen rasgos similares a los de las células nerviosas y las células productoras de hormonas. Existe una gran variedad de este tipo de tumores. Algunos son de crecimiento muy rápido mientras que otros pueden permanecer sin cambios durante mucho tiempo. Su diagnóstico y tratamiento depende del tipo de tumor, de su ubicación, de si producen hormonas o no, de su agresividad o si se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
“En los tumores neuroendocrinos gastroenteropancreáticos este nuevo tratamiento ha demostrado tener una gran eficacia, tanto en reducción del tamaño tumoral, como, sobre todo, en incremento de la supervivencia. Además, su tolerancia a corto y a largo plazo es muy favorable si lo comparamos de forma indirecta con la quimioterapia u otras opciones terapéuticas, ya que permite un tratamiento seguro para la gran mayoría de pacientes”, explica Capdevila.
El hecho de que además sean necesarias muy pocas dosis y alejadas en el tiempo –en total cuatro dosis administradas con una diferencia de dos meses entre cada una de ellas– hace que este tratamiento esté especialmente indicado en el contexto actual de la pandemia por COVID-19. “Por un lado exponemos a los pacientes a pocos efectos secundarios, que puedan hacerlos una población de más riesgo en caso de contraer la COVID-19. Y por otro son necesarias muy pocas visitas al hospital, con lo que se evita su exposición a posibles focos de contagio”, señala el experto.