Redacción Farmacosalud.com
La Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) ha puesto en marcha SEMICYUC Joven, la primera iniciativa en España que reúne a las nuevas generaciones de intensivistas. Según la Dra. Laura Galarza, coordinadora del nuevo grupo, hasta el momento los jóvenes “tenían grandes dificultades para acceder a una Sociedad que parecía pensada para gente un poco más mayor”, de ahí que ahora se intente, por decirlo de algún modo, “rejuvenecer las cosas”. Los intensivistas jóvenes, por las propias patologías que tocan en su formación y cuando ya ejercen como profesionales, están acostumbrados “a manejar pacientes graves y con enfermedades complejas que requieren mucha atención en un tiempo muy corto”, por lo que afrontar las enormes exigencias asociadas a la pandemia de COVID-19 no les ha supuesto estar desprovistos del entrenamiento adecuado, según viene a decir la Dra. Galarza. La coordinadora de SEMICYUC Joven, asimismo, ha hablado sobre el Big Data aplicado en medicina: si bien admite que, por ahora, hay pocos estudios publicados sobre este binomio, “está claro” que el Big Data “es el futuro de la investigación y también del intensivismo, ya que necesitamos el mejor conocimiento para tratar a gente que realmente está muy grave”.
-¿Por qué era necesaria la creación de SEMICYUC Joven?
La verdad es que hasta este momento la gente joven, tanto los residentes como los intensivistas, tenían grandes dificultades para acceder a una Sociedad que parecía pensada para gente un poco más mayor, con más contactos. Nuestra intención es formar un grupo que ayude un poco más a los jóvenes a relacionarse con la Sociedad, a tener más protagonismo y a contribuir, por decirlo de algún modo, a rejuvenecer las cosas.
-SEMICYUC Joven se ha marcado diferentes objetivos a medio y largo plazo, como desarrollar programas de mentorización y/o tutorización, facilitar la movilidad tanto nacional como internacional y promover la participación en proyectos de investigación. ¿Y a corto plazo, qué prioridades tienen? ¿El propósito es lograr una mayor dotación de recursos para poder sobrellevar mejor la fuerte presión asistencial derivada de la pandemia de COVID-19?
Nosotros poco podemos aportar con respecto a la dotación de recursos, eso es algo que viene de un poco más arriba. Pero bueno, de lo que se trata en realidad es de formar un grupo que proporcione apoyo a la gente, tanto para los tiempos de pandemia como para los que puedan venir después. Un grupo donde se puedan plantear inquietudes y dar ideas con las que la Sociedad pueda ir ayudando también a los socios. A más corto plazo, organizaremos un par de sesiones en el próximo Congreso de SEMICYUC con el fin de que la gente nos conozca. También podremos aportar sugerencias y escuchar, asimismo, sugerencias de los demás.
-¿Ser joven y trabajar como intensivista en una pandemia como la actual es la mayor prueba de fuego que pueda haber?
La pandemia nos ha puesto no solamente a nosotros, sino también a todo el mundo, en un hándicap. Ha sido una prueba de fuego para todos… y lo sigue siendo. La falta de recursos tanto humanos como materiales y la sobrecarga asistencial nos ha puesto a todos en una situación un poco peligrosa. ¿Que si ha sido una mayor prueba de fuego para nosotros como gente joven? La verdad es que tanto en el período en el que estás haciendo la especialidad como cuando acabas y ya eres intensivista te acostumbras a manejar pacientes graves y con enfermedades complejas que requieren mucha atención en un tiempo muy corto…. Con eso está dicho todo.
-¿Tienen los jóvenes intensivistas miedo de contraer el COVID-19 en el ejercicio de su trabajo?
Tenemos prácticamente el mismo miedo que tenemos todos. Estar expuestos a eso o a cualquier otra patología contagiosa como una meningitis, o como cuando hubo la época del ébola, pues claro, te da un miedo personal a contagiarte. También temes contagiar a tus vecinos, a tus familiares cuando llegas a casa, etc. Yo creo que es un miedo generalizado y con el que vivimos. Ahora mismo nosotros, como personal sanitario, adoptamos muchas más medidas de precaución -como el uso de una indumentaria especial- con motivo del COVID-19, pero frente a otras enfermedades hay que decir que la protección es siempre lo principal, porque se trata de no contagiarte nada de lo que el paciente pueda tener.
-Usted entiende que, por haber crecido en una era más tecnológica, la formación debe ser ‘mucho más interactiva’. Además, los jóvenes están acostumbrados a la ‘comunicación en textos de 280 caracteres’… ¿Cómo encaja todo ello en la medicina practicada en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI)?
Las UCIs son cada vez tecnológicas. Hemos llegado a una era prácticamente sin papel en la que la mayoría de las Unidades han pasado a tener sistemas informáticos de monitorización, por poner un ejemplo. Los jóvenes hemos nacido con las nuevas tecnologías y nos resulta mucho más fácil integrarlas en la cotidianidad, a manejarnos por ejemplo con los sistemas informáticos. Para nosotros, ello puede ser una ventaja que, al mismo tiempo, se convierte en una oportunidad para los demás, dado que podemos ayudar a la gente más mayor a ampliar sus conocimientos tecnológicos. De hecho, son personas que siempre se han manejado con el papel, por lo que a algunos les cuesta un poco manejar los ingenios digitales.
-¿Más tecnología y tecnificación implica también mayor riesgo de deshumanización?
Yo creo que, en principio, lo podría parecer, pero al final la tecnología te ahorra un tiempo que a la postre puedes dedicar al paciente y a sus familias. En esta época de COVID-19 los nuevos dispositivos tecnológicos -tipo tablets y iPads- nos han servido para facilitar la comunicación entre las familias y los pacientes de COVID que permanecían mucho tiempo sin poder ser visitados.
-Estamos inmersos en la nueva era sin papel y el Big Data, tal y como usted misma sugiere. ¿Cómo se está adaptando el Big Data a la medicina intensiva, qué frutos se están ya recogiendo?
El propósito del Big Data en medicina es tener grandes bases de datos de muchísimos pacientes -recurso digital que hasta el momento no existía porque las capacidades informáticas no lo permitían- y con ello extraer datos que puedan ayudar a progresar en la investigación y mejorar el pronóstico de los enfermos. Por ahora hay pocos estudios publicados sobre Big Data y medicina, pero está claro que esa herramienta es el futuro de la investigación y también del intensivismo, ya que necesitamos el mejor conocimiento para tratar a gente que realmente está muy grave.
-¿Cómo ve en el futuro el trabajo conjunto de intensivistas jóvenes y seniors?
Yo creo que, en el futuro, el trabajo va a ser bueno y prometedor. Los seniors tienen siempre muchísimo que ofrecer, tanto por su experiencia clínica como por su sabiduría. Gozan de ese ojo clínico que la gente joven todavía no ha desarrollado. Y, por otra parte, los jóvenes les ofrecen adaptación a las nuevas tecnologías y a la era sin papel. Queremos también una formación no tan teórica como antes, sino algo mucho más interactivo, y eso comporta que los seniors estén mucho más al día en cuanto a los nuevos estudios porque, claro, la formación de los residentes se lo exige. Es un tándem perfecto: los jóvenes dan esa vitalidad y esas ganas de hacer cosas nuevas y los seniors aportan toda la experiencia y la sabiduría que han atesorado con los años.