Redacción Farmacosalud.com
La Dra. Isabel Rubio, directora del Área de Patología Mamaría de la Clínica Universidad de Navarra, ha sido nombrada presidenta electa de la Sociedad Europea de Cirugía Oncológica (ESSO), cargo que asumirá en octubre de 2022. “La ESSO tiene una misión educativa y formativa. Uno de los objetivos actuales, y que obviamente yo mantendré, es intentar que en los diferentes países haya una subespecialización en cirugía oncológica”, logro que permitiría mejorar el manejo de los pacientes. Actualmente, sólo algunas de las naciones europeas se benefician de la existencia de una subespecialización en cirugía oncológica.
La Dra. Rubio considera que el nivel que presenta esta disciplina médica en el Viejo Continente es “muy bueno”, pero eso no esconde, a su juicio, la necesidad de mejorar la inversión y la financiación de los proyectos científicos oncológicos: “Los fondos para la investigación básica, clínica y quirúrgica son todavía muy escasos, cosa que en Estados Unidos no sucede”. En cuanto a España, la presidenta electa de la ESSO reivindica la creación de un “Registro nacional de tumores. Es necesario que sepamos a nivel nacional qué es lo que se hace en cada centro y en cada ciudad, en cada comunidad autónoma, etc”.
-Usted ha sido nombrada presidenta electa de la ESSO. Tomará posesión de su nuevo cargo en octubre de 2022, cargo en el que permanecerá dos años. ¿Qué objetivos se ha marcado para cuando ejerza como presidenta?
La ESSO tiene una misión educativa y formativa. Uno de los objetivos actuales, y que obviamente yo mantendré, es intentar que en los diferentes países haya una subespecialización en cirugía oncológica. ¿Por qué? Pues porque está claro que un cirujano que opera un cáncer debe tener no solamente los conocimientos de las técnicas quirúrgicas y de las indicaciones de esas técnicas, sino que además debe tener una visión global y específica del manejo de los pacientes con cáncer, y de los diferentes tratamientos disponibles. Digamos que se trataría de una formación diferente de la formación que se recibe como cirujano general. Además, incluso los pacientes con cáncer demandan ser operados por cirujanos que tengan una subespecialidad en cirugía oncológica. En Holanda, Polonia y en algunos otros países europeos ya existe una subespecialización de este tipo.
-Desde la creación en 1981 de la ESSO, es la primera vez que una mujer preside esta institución. ¿Qué puede aportar usted, como mujer, a esta organización científica? ¿Habrá una visión diferente de las cosas?
Los hombres y las mujeres tenemos visiones diferentes de muchas cosas… visiones diferentes y matizables, no opuestas. Siempre hay algo que puedes aportar por tu manera de ver las cosas y de tratar los temas que se te presentan. Muchas mujeres ya son cirujanas, la especialidades quirúrgicas cada vez tienen más profesionales de sexo femenino, y ahora hay que fomentar el hecho de que más mujeres puedan, si quieren -no como clan, sino como profesionales-, acceder a puestos de liderazgo. Esa labor de normalización conlleva mucho trabajo porque todavía tenemos ciertos comportamientos, ciertas maneras de actuar, ciertos sesgos de los que no nos damos cuenta… todo eso hay que ir cambiándolo.
Si bien la cirugía ha sido siempre un ámbito ocupado por los hombres, cada vez hay más mujeres con posibilidades de acceder a puestos en las juntas directivas de las Sociedades de cirujanos. La valía profesional, el currículum y lo que uno consigue es el primer punto que hay que valorar para optar a puestos así porque, al final, eso es lo que te define, es decir, lo que tú puedes aportar en ese puesto. La sociedad va entendiendo que las mujeres necesitan tener una trayectoria profesional de esa índole, compaginable con su trayectoria personal.
-¿Qué aspectos toca la cirugía oncológica, hasta qué punto es importante esta disciplina para los pacientes de cáncer?
La cirugía oncológica es uno de los tratamientos que forman parte de los tratamientos principales del cáncer. Alrededor del 80% de los pacientes oncológicos pasan por la cirugía, de una manera u otra. En estadíos muy iniciales, en tumores sólidos, el procedimiento quirúrgico es parte fundamental del pronóstico del paciente; quiero decir que con la cirugía y un poco más de terapia, los pacientes tienen unas supervivencias muy altas, de ahí que la cirugía oncológica sea fundamental. No estoy diciendo que sea más importante que la oncología médica o la oncología radioterápica, pero bien es verdad que es un tipo de tratamiento que la mayor parte de los enfermos reciben. Y es fundamental porque, en determinados cánceres, las indicaciones son unas, pero las técnicas y la manera de practicar las cirugías varían, influyendo en todo ello también las preferencias de los pacientes. Es el caso del cáncer de mama… está claro que, ante un diagnóstico de cáncer de mama, existen una serie de opciones quirúrgicas, y a veces esas opciones pueden ir hacia un sitio o hacia otro en función de las preferencias del paciente.
Los tratamientos del cáncer han evolucionado tanto, han mejorado tanto, que se hacen cada vez más dirigidos y más personalizados… y la cirugía tiene que ir en ese mismo sentido. Cada vez más intentamos hacer cirugías conservadoras, cada vez más intentamos preservar tanto como se pueda los órganos que presentan el tumor, porque al final el manejo multidisciplinar de estos cánceres comporta que el paciente pueda ser tratado de la manera más personalizada posible y con los tratamientos que más le beneficien, ocasionándole los menos efectos secundarios posibles. Eso es de lo que se trata: de que los pacientes vivan muchos años, pero que vivan bien, también.
-¿Cuando la cirugía oncológica extirpa un tumor, pero la enfermedad reaparece un tiempo después… mal asunto? ¿O siempre hay alternativas terapéuticas que permiten albergar esperanzas de curación?
Cuando una persona tiene un cáncer, esa persona siempre tiene un mayor riesgo de volver a tenerlo. Es decir, uno de los factores de riesgo de tener un cáncer es haberlo tenido. Obviamente, cuando uno ha sufrido un tumor maligno y recae, hay varios factores que influyen en el pronóstico de la enfermedad: influye si se recae en el mismo órgano o se recae a distancia, en otro órgano; influye el tiempo que pasa desde que terminan los tratamientos hasta que reaparece el cáncer. Es decir, hay una serie de factores que son factores pronósticos, de tal modo que determinan si un paciente va a tener mejores o peores resultados.
Por ejemplo, en cáncer de mama, hay personas que recaen muchos años después de haber tenido el tumor, pero con tratamiento pueden volver a estar bien. Volver a padecer un cáncer no quiere decir que eso sea ya una sentencia. En función de los factores pronósticos asociados a la recaída, hay pacientes que la superan y que vuelven a estar libres de enfermedad durante mucho tiempo.
-¿En qué nivel está la cirugía oncológica europea? ¿Algo que envidiar a los colegas norteamericanos?
La cirugía oncológica europea está a un nivel muy bueno. En nuestro continente existen centros y unidades de cáncer muy especializados en los que la investigación y las técnicas quirúrgicas están muy avanzadas. A pesar de que la Comisión Europea acaba de aprobar el Europe’s Beating Cancer Plan, un programa contra el cáncer que va a destinar este año muchísimos más fondos de los que se habían destinado hasta ahora para combatir esta afección, en Europa, y dentro de ella también en España, los fondos para la investigación básica, clínica y quirúrgica son todavía muy escasos, cosa que en Estados Unidos no sucede. En Estados Unidos muchísimas fundaciones fomentan becas… las becas que tiene el Gobierno norteamericano en los diferentes Estados a nivel federal y nacional son enormes, y eso hace que dispongan de muchos más fondos y lleven la investigación a terrenos más adelantados. Creo que, en Europa, en cuanto al manejo del cáncer, el nivel de las especializaciones oncológicas y la cirugía oncológica en sí, estamos bien.
-¿Algo que añadir con respecto a la cirugía oncológica española?
En España estamos bien en este ámbito. España -y eso es algo por lo que llevo luchando ya varios años- lo que necesita es tener un Registro nacional de tumores. Es necesario que sepamos a nivel nacional qué es lo que se hace en cada centro y en cada ciudad, en cada comunidad autónoma, etc., pero eso es algo de lo que carecemos. Hay determinados centros que, de una manera o de otra, tienen registros de tumores, pero sin un alcance nacional como en Holanda, donde tienen un Registro de tumores en el que todos los hospitales van metiendo los datos de los pacientes que recaen, los órganos con recaída, las cirugías que se practican, las cifras de morbimortalidad, etc., lo que permite tener una visión global de cómo se funciona. En España eso a día de hoy no lo tenemos y es, por tanto, una asignatura pendiente que no debería tardar mucho en dejar de serlo, igual que la creación de la subespecialidad de cirugía oncológica. A mi juicio, esos son los dos aspectos más importantes que están pendientes de solucionarse.
-¿Hacia dónde se encaminan los avances en cirugía oncológica, qué novedades nos esperan?
Cada vez se hace menos cirugía, en el sentido de que cada vez más hay procedimientos quirúrgicos más conservadores. O sea, lo que se intenta es preservar lo máximo posible el órgano afectado mediante la utilización de las técnicas robóticas y las técnicas laparoscópicas, o bien con una menor aplicación de cirugías que impliquen mayores efectos secundarios. Por ejemplo, en cáncer de mama existe lo que se denomina linfadenectomía axilar, que consiste en quitar todos los ganglios de la axila. Pues bien, en los últimos 15 años se ha pasado de un 60-70% de realización de estas técnicas -con el consiguiente riesgo de que el brazo se hinche, lo que se conoce como linfedema-, a prácticamente una tasa del 20%.
La cirugía va sobre todo hacia la preservación del órgano en el que aparece el tumor. Eso es lo más fundamental, y luego, como añadido al objetivo de lograr una mayor supervivencia del paciente, se intenta que haya beneficios estéticos. Refiriéndome de nuevo al cáncer de mama a modo de ejemplo, resulta vital la vertiente oncológica (no sufrir grandes efectos secundarios), pero también que la paciente pueda vivir el resto de su vida con unos resultados estéticos óptimos.