Redacción Farmacosalud.com
‘Las ceremonias nupciales podrán realizarse en todo tipo de instalaciones, públicas o privadas, ya sea en espacios al aire libre o espacios cerrados, siempre que no se supere el 75% de su aforo, y en todo caso un máximo de 150 personas en espacios al aire libre o de 75 personas en espacios cerrados. Durante la celebración de las ceremonias se deberán cumplir las medidas de higiene y prevención establecidas por las autoridades sanitarias relativas al mantenimiento de la distancia social, higiene de manos y etiqueta respiratoria’. Así deben celebrarse las bodas según lo establecido en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de cara a la llegada de la fase 3 de la desescalada, que si nada cambia será generalizada en toda España antes de que finalice el mes de junio, como paso previo a la conocida como nueva normalidad.
Pues bien, se esté en fase 3 o bien se esté ya en la nueva normalidad, y hasta que la medicina no disponga de un método vacunal o terapéutico eficaz para frenar al coronavirus, el Dr. Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona), recomienda que este tipo de celebraciones colectivas u otras en las que haya una concentración numerosa de individuos tengan lugar este verano al aire libre, donde la capacidad de transmisión de este patógeno “es infinitamente inferior” a la registrada en espacios cerrados, “o casi nula”.
'Desaparición' del coronavirus en 2-3 semanas, si bien habrá casos puntuales
Hay que tener en cuenta también que la transmisión del coronavirus causante del COVID-19 podría verse dificultada por las temperaturas cálidas propias del verano. “Es muy probable que este factor contribuya de una forma muy notable” al descenso de los contagios, establece el Dr. Almirante, quien asegura que este retroceso ya se está observando estos últimos días. En este sentido, Almirante vaticina que el COVID-19 ‘desaparecerá’ en 2-3 semanas, si bien se registrarán casos muy puntuales de la enfermedad. “Si vemos la curva de la pandemia de coronavirus -prosigue el experto-, podemos comprobar que su comportamiento es muy parecido o prácticamente igual al de otros virus que causan enfermedades respiratorias de tipo estacional, como el virus de la gripe. Cuando se produce la infección por gripe, cada año tiene esta curva, que tiene una relación bastante directa con condicionantes de tipo ambiental: como las altas temperaturas hacen que las personas estén menos aglomeradas en espacios cerrados, la transmisión del virus es muchísimo más deficiente y más difícil”.
Las últimas cifras de casos detectados de coronavirus revelan la existencia de 73 contagios en 24 horas, lo que, dividido por la población española -47 millones de habitantes- “es una proporción minúscula”, afirma Almirante. “En los hospitales prácticamente ya no ingresan pacientes con COVID”, añade. Ahora bien, vista la experiencia de los últimos días, esos ‘casos puntuales’ que muy probablemente se produzcan de ahora en adelante no tendrán por qué ir asociados a la previsible llegada de turistas extranjeros a partir del mes de julio, tal y como certifica el facultativo: “En este momento el turismo es prácticamente 0. Todos los recientes casos que se han diagnosticado en España son, básicamente, personas que han participado en aglomeraciones y en algunos casos no permitidas (fiestas, aniversarios, cumpleaños, etc.), o también sujetos que se mueven en entornos laborales donde no se puede garantizar un distanciamiento físico adecuado”.
Asimismo, todavía se está detectando algún contagio de coronavirus en entornos sanitarios y en residencias de gente mayor, recintos en los que se está llevando a cabo una búsqueda activa de casos.
El coronavirus podría perder virulencia
Si bien nadie sabe qué comportamiento tendrá el coronavirus de cara a la próxima temporada de otoño-invierno, el Dr. Almirante abre una puerta a la esperanza en base a las mutaciones asociadas a los patógenos: “Entra dentro de las posibilidades, y esto es simplemente una hipótesis, que las pequeñas mutaciones que el virus pueda presentar a lo largo de estos meses puedan justificar una menor virulencia”. Dicho de otra manera, esas mutaciones son, en muchas ocasiones, mecanismos de adaptación al ambiente generados por la búsqueda de la supervivencia como especie. “Y esta adaptación al ambiente les hace gastar una energía que, en algunas ocasiones aunque no siempre, les hacen perder virulencia… pero todo esto no se sabe hasta que no se produce el hecho en sí mismo”, puntualiza el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron.
Con todo, la posible amortiguación de los efectos patológicos del COVID-19 podría llegar en un tercer o cuarto brote -o quizás posteriormente- de la enfermedad, y no necesariamente en una segunda reaparición epidémica del coronavirus.
En cuanto a la vertiente farmacológica, el Dr. Almirante no cree que antes de que acabe el año pueda descubrirse alguna vacuna que proteja frente al COVID-19. “Todo el proceso de producción de vacunas tiene una serie de pasos que son inevitables, y estos pasos han empezado a darse ahora. En el mejor de los casos, a finales de año tendremos prototipos vacunales susceptibles de ser estudiados a gran escala, para posteriormente ser elaborados y distribuidos como vacunas. Pero es que el último paso es la fabricación y distribución a gran escala, y eso a menudo tarda muchos meses porque a lo mejor estamos hablando de 1.500 millones de dosis, lo que puede suponer muchos meses de trabajo”, expone el especialista.
Almirante es algo más optimista con respecto al uso de terapias una vez que el COVID-19 ya se ha manifestado: “Hay varios fármacos que están en fases muy avanzadas en ensayos clínicos y es probable, o altamente probable, que para la próxima temporada, a finales de otoño o principios de invierno, ya tengamos estudios muy válidos que nos permitan utilizar diversos medicamentos antivíricos, fundamentalmente, y antiinflamatorios. Hay que recordar que el COVID-19 tiene un componente de infección viral, pero también un importante componente de actividad inflamatoria. El antivírico que está más avanzado es remdesivir. Antiinflamatorios hay muchos (más de 30 o 40) en estudio y, probablemente, la mayoría de ellos vayan a tener un efecto muy similar. Son fármacos que actúan básicamente contra la cascada inflamatoria de las interleucinas”.
Complicaciones neurológicas y coronavirus
Por otro lado, el equipo médico del área de neurorradiología del IDI Metropolitana Sur (Hospital Universitario de Bellvitge, en l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona) ha elaborado uno de los estudios más amplios sobre el papel de la neuroimagen en las afectaciones neurológicas detectadas en algunos de los sujetos infectados por el COVID-19. Desde que se declaró la pandemia mundial, se ha constatado que algunos pacientes desarrollan afectaciones neurológicas, desde alteraciones menores, como cefaleas, hasta otras muy graves como accidentes cerebrovasculares severos, entre otros.
Para contribuir a mejorar en el conocimiento de esta enfermedad desde su especialidad, los neurorradiólogos de Bellvitge analizaron retrospectivamente las pruebas de neuroimagen a que se habían sometido 103 de los más de 2.249 pacientes diagnosticados con el COVID-19 que se habían tratado en el hospital en el momento de iniciar el estudio. Los resultados del trabajo concluyen que no se han detectado presentaciones neurorradiológicas características ni signos de daño directo del virus sobre el sistema nervioso central, si bien algunos daños por mecanismos indirectos parecen totalmente plausibles.
Por otra parte, muchos pacientes con síntomas neurológicos tienen pruebas de neuroimagen normales y otros presentan síntomas meramente circunstanciales con la enfermedad, sin una relación directa con ésta. Los científicos sostienen, no obstante, que hay que seguir investigando.
Presentado un sistema de desinfección empleado por la NASA
Con el objetivo de garantizar una vuelta segura a la actividad entre los trabajadores y clientes, muchos establecimientos sanitarios se encuentran implantando nuevas medidas de prevención en sus instalaciones para mitigar el riesgo de contagio. Estos espacios están adaptando su plan de limpieza y desinfección a las recomendaciones realizadas por el Ministerio de Sanidad: desinfección de las superficies y materiales no desechables, ventilación de las estancias o incremento de las frecuencias de limpieza en consultas y salas de espera. La empresa Inpossa AirClean cuenta con los sistemas ActivePure®, desarrollados con tecnología empleada por la NASA, como solución para la desinfección de aire y superficies de manera continua las 24 horas del día. Estos aparatos consiguen neutralizar hasta el 99,7% de virus y bacterias para crear espacios hostiles para virus, bacterias y patógenos, al tiempo que generan espacios seguros, saludables y puros para las personas.
La tecnología utilizada es una adaptación de la desarrollada originalmente para su uso por la NASA en misiones espaciales. De esta forma, estos sistemas permiten una desinfección activa y permanente del entorno, ya que están diseñados para trabajar a pleno rendimiento durante todo el día. Al ser compatibles con la actividad de las personas que se encuentran en el mismo espacio, los hacen completamente seguros para su uso en interiores. De este modo, se convierten en unos sistemas inocuos y no perjudiciales para los seres humanos, animales y plantas, a la vez que se consideran saludables por los efectos positivos para el complejo respiratorio. Además, no requieren instalación por parte de profesionales y no contienen productos químicos.
Los nuevos aparatos de desinfección incorporan una tecnología exclusiva que incluye la generación de iones, filtración superior a HEPA, oxidación fotocatalítica y la tecnología patentada ActivePure® para lograr una mayor eficiencia. De esta forma, son capaces de garantizar espacios libres de virus gracias a la generación de oxidantes y la filtración en carbono activo reforzada que elimina los virus, tanto los que poseen membrana como los que no. Las moléculas microscópicas de oxígeno y agua que se encuentran en el aire se introducen en los purificadores de aire equipados con ActivePure®, pasan a través de las celdas y se transforman en potentes oxidantes benignos. Así, cuando son liberadas al aire, las moléculas sobrealimentadas de ActivePure® buscan y destruyen rápidamente contaminantes, hongos, moho, virus y bacterias.