Redacción Farmacosalud.com
El confinamiento domiciliario por coronavirus ha cambiado radicalmente la vida cotidiana de las personas y de las familias. Los niños y adolescentes tampoco son ajenos a esta nueva realidad, que ya tiene más de 6 semanas de existencia y cuya fecha de caducidad aún no está del todo definida. Los horizontes del desconfinamiento no están demasiado perfilados y los expertos vaticinan que la post-cuarentena podría tener una progresión variable, es decir, que se podrían dar pasos atrás -nuevas restricciones de movimientos, de actividades, etc- si la pandemia se recrudeciera. Ahora, los menores de 14 años pueden salir de casa acompañados de un adulto durante una hora diaria, pero la cuarentena domiciliaria sigue oficialmente vigente.
Que tanto encierro acabe pasando factura o no a la población pediátrica “dependerá de la edad de los niños y la situación concreta que haya en su hogar", apunta la psicóloga Rosa Sánchez Muñoz, miembro didacta y supervisora de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG). "Cuanta menos edad tengan, el impacto de esta situación será menor (si no se están dando relaciones negligentes o de maltrato). Es muy importante la actitud con la que los padres estén manejando la situación de confinamiento, porque, más allá de lo que podamos decirles a los niños, ellos aprenden por imitación. Si tú les dices que no griten gritándoles, ellos percibirán mayoritariamente la forma agresiva y no tanto el mensaje”, advierte la psicóloga.
Preocupación por los adolescentes enganchados a la tecnología
“Cuanto más apoyo tengan los niños y adolescentes a la hora de poder expresar sus emociones, cuanto más se muestre interés por cómo ellos lo están viviendo, cuanto más apoyo perciban cuando se les da permiso para poder tener sentimientos contradictorios y poder hacer aquellas preguntas que les inquietan, cuanto más abierto se esté a la hora de abordar cualquier tema que les preocupe, etc., menos factura les pasará en un futuro esta situación. Lo que traumatiza no es tanto el experimentar situaciones difíciles, sino el no haberse sentido uno acompañado, sostenido o escuchado en lo que le pasa”, subraya Sánchez Muñoz.
“Más preocupante me parece la situación de muchos adolescentes que ya antes del confinamiento mostraban dificultad en lo social, o bien pasaban muchas horas con la tecnología y prácticamente aislados en sus habitaciones. Ahora, al no poder salir pero sí potenciar las relaciones online, pueden aumentar todas estas conductas y posteriormente ser mucho más difícil conducir las relaciones en persona con sus iguales”, destaca la psicóloga.
Los niños y adolescentes tienen mayor capacidad adaptativa a los cambios en el entorno
La opinión pública parece coincidir en el hecho de que la actitud de niños y adolescentes durante la cuarentena está siendo sorprendentemente positiva (apenas se conocen problemas por tener que permanecer confinados). Como quien dice, quizás los adultos deberían aprender de ellos, al menos en ese sentido. “Por supuesto -sostiene la supervisora de AETG-, los niños y los adolescentes tienen mayor capacidad adaptativa a los cambios en el entorno. Conforme vamos creciendo en edad, vamos creando estructuras de carácter más rígidas que nos impiden responder de manera espontánea a las circunstancias que afrontamos en la vida. Los adultos vivimos encorsetados en personajes asociados a nuestro valor de cara al exterior y mayoritariamente desconectados de nuestra verdadera esencia. Los niños aún están muy cercanos y conectados a sus necesidades básicas y relacionales. No podemos olvidar que las necesidades básicas son pertenecer, ser vistos, sentirse protegidos, sentirse validados…”
“Y, para mí, una de las cosas más importantes que están pasando en este confinamiento es que los niños y adolescentes tienen la posibilidad de pasar más tiempo con su familia, es decir, que sus padres o figuras de referencia les dediquen tiempo, hagan actividades conjuntas, se comuniquen con más frecuencia y estén más presentes en su día a día. Es muy importante que los adultos seamos conscientes de cómo nos relacionamos con los menores, si desde un sitio crítico o desde un sitio respetuoso. No es cuestión de cantidad de tiempo que les dedicamos, sino de la calidad del mismo”, manifiesta Sánchez Muñoz.
Fuente: Clínica Universidad de Navarra
Cabe recordar que, desde este domingo 26 de abril, los menores de 14 años pueden dar paseos controlados por el exterior de su casa, acompañados de un adulto durante una hora al día, entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche, a una distancia de un kilómetro alrededor de su domicilio y sin acceder a zonas de columpios e instalaciones deportivas. Anteriormente, el estado de alarma sólo permitía salir a la calle acompañado de menores si era para proveerse de bienes esenciales y si no podía procederse de otra manera (no haber nadie en el domicilio para poder cuidar del niño o niños mientras el adulto salía al exterior).
Según los datos disponibles hasta la fecha, los niños con COVID-19 tienen mejor pronóstico que los adultos, siendo muy infrecuentes los casos graves reportados. Los casos leves se recuperan en 1-2 semanas después del inicio de la enfermedad. La mayoría de cuadros graves pediátricos tenían patología de base.
A pesar de una menor y más leve expresión clínica, la infancia es población susceptible de infectarse por el virus SARS-CoV-2 (coronavirus), aunque todavía se desconoce la carga total de infección entre este grupo de edad, siendo posible que una parte importante de las infecciones pueda ocurrir de forma asintomática. Tampoco se conoce con detalle si los niños, al igual que ocurre con otras infecciones virales, son eficientes transmisores y durante cuánto tiempo se mantienen infecciosos.
La mayoría de los casos confirmados en edad pediátrica han sido secundarios a exposición de contactos familiares. Sin embargo, existe evidencia sólida que confirma que los niños son capaces de transmitir la infección a otras personas y se ha documentado que la eliminación del virus en las secreciones respiratorias y en las heces puede ser más prolongada en los menores, incluso con síntomas leves, que en los adultos. Por lo tanto, los niños deben de participar en las acciones preventivas habituales para la contención y expansión de la infección, informa la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Adultos y cuarentena: “Recuperar el poder y la responsabilidad”
Al margen de todos los inconvenientes que la situación excepcional de cuarentena ha podido provocar en personas y familias, la experta en Terapia Gestalt considera que este periodo de encierro puede ayudar “a recuperar el poder y la responsabilidad” sobre la vida de cada adulto. “Vivimos un momento único para cambiar, para escribir un nuevo guion en nuestras vidas, para asumir cómo queremos ser, cómo queremos afrontar esta situación de crisis, a qué cualidades propias amordazadas dentro de nosotros queremos dar vida”, asegura la psicóloga, quien considera que esta situación puede ayudarnos “a desarrollar la mejor versión de nosotros mismos”.
Tal y como explica Sánchez Muñoz, se tiende a asociar el concepto de responsabilidad “a ser buenos, a cumplir los mandatos internos de cómo deberíamos ser y cómo deberíamos afrontar las situaciones que se nos presentan en la vida”. De hecho, durante esta crisis sanitaria se ha aludido mucho a ese concepto de responsabilidad para motivar a seguir en casa y cumplir las normas de convivencia e higiene con el fin de lograr aplanar la curva de contagios. Sin embargo, desde la Terapia Gestalt la responsabilidad tiene una connotación distinta que tiene que ver con la capacidad de responder, de hacerse cargo uno mismo de lo que siente, piensa y hace. “Mayoritariamente, solemos poner nuestra responsabilidad fuera de nosotros, tendemos a culpar a los demás de lo que nos pasa. Buscamos en el exterior la causa de cómo nos sentimos, de cómo somos, de nuestro éxito o fracaso en lo que nos proponemos. Y, de igual manera, esperamos que la solución a nuestras dificultades venga también de fuera”, afirma la psicóloga.
Según Sánchez Muñoz, esta ausencia de responsabilidad va aumentando “proporcionalmente nuestra sensación de impotencia, de frustración, de enfado, de tristeza”, ya que el no hacernos cargo de nosotros mismos “nos lleva a la dependencia y nos deja atados de manos para afrontar lo que sucede”. En ese sentido, desde la Terapia Gestalt se fomenta el paso del apoyo externo al autoapoyo “como una manera de madurar y establecer relaciones más sanas”. Un autoapoyo, matiza la terapeuta Gestalt, que “no implica autosuficiencia”, dado que somos seres relacionales y nos conocemos y crecemos en relación, de forma que es en esa relación en donde tenemos que orientarnos para responder a nuestras necesidades. “El confinamiento nos está ayudando en ese sentido a pararnos, escucharnos y plantearnos, más allá de la situación que estamos viviendo, el hecho de que nosotros podemos elegir con qué actitud afrontarlo”, añade.
Para la especialista, es “muy importante” que todos los adultos dediquen “un poco de tiempo” a escucharse y percibir qué se necesita en estos momentos, qué emociones son las que se hacen más presentes en el día a día, qué pensamientos son los que ocupan más tiempo, y qué tipo de relaciones se mantienen con quienes se convive estos días o con aquellos seres queridos que están en la distancia.
“Si mi necesidad es descansar, no me lleno de actividades. Si necesito contacto, me esfuerzo en no retirarme de los otros. Si necesito escucha, me dedico a fomentar la comunicación con los demás. Si me siento vulnerable, comparto mis miedos y me dejo sostener. Esto es hacerse responsable”, ejemplifica la miembro didacta de la AETG, para quien la responsabilidad tiene mucho que ver con “empoderarse y desarrollar la creatividad”. “Como se suele decir, si haces siempre lo mismo, obtendrás siempre los mismos resultados. Así que si queremos obtener un resultado diferente tendremos que arriesgarnos a experimentar las situaciones de manera diferente. Ahora tenemos una posibilidad excelente para desarrollar nuestro potencial”, agrega.
Fijados los precios de mascarillas y gel desinfectante
Por otro lado, la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos ha aprobado que, en España, los precios para las mascarillas quirúrgicas sea de 0,96 euros IVA incluido y de 0,018 y 0,021 euros por mililitro para los geles hidroalcohólicos, dependiendo del tamaño del envase.