De acuerdo con diversos estudios, 7 de cada 10 pacientes con enfermedad renal crónica, en estadio 4 de la enfermedad, presentan hiperparatiroidismo secundario, una afección asintomática que aparece cuando la función renal disminuye y que puede desencadenar efectos perjudiciales para el organismo como problemas cardíacos, anemia, dolor óseo o fracturas óseas debido a osteodistrofia renal.
Esta misma disfunción se produce por la propia dificultad del organismo para producir vitamina D activa para permitir la absorción del calcio. “El hiperparatiroidismo secundario se desarrolla desde fases iniciales de la insuficiencia renal crónica y sus consecuencias son graves”, ha afirmado el nefrólogo Jesús Bustamante, del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid. “El hecho es que cuando esta patología está evolucionada es muy difícil lograr su regresión, por lo que por todo ello es imprescindible prevenirla mediante la instauración, lo antes posible, desde el comienzo de la enfermedad renal, del tratamiento preventivo”, ha añadido el doctor.
Un 10% de la población, pacientes renales crónicos
La enfermedad renal crónica afecta a un 10% de la población en España. De acuerdo con Bustamante, esta dolencia “es un problema de salud pública cada vez más frecuente y se asocia a una importante morbi-mortalidad cardiovascular, así como a costes muy significativos, por lo que es muy importante el poder incidir en la importancia de su prevención y detección precoz”.
En estadios finales, sólo cabe la sustitución de la función renal
La enfermedad renal crónica se divide en fases, de manera que cuando el paciente llega a los estadios finales de la afección, únicamente puede tratarse con terapias sustitutivas de la función renal como la diálisis o el trasplante renal, que puede ser de donante difunto o de donante vivo.[vc_column]