Redacción Farmacosalud.com
Hasta ahora había una enorme incertidumbre en torno a la posibilidad de que una mujer embarazada pudiera transmitir verticalmente al feto -es decir, por vía intrauterina- el coronavirus SARS-CoV-2, el patógeno causante de la patología COVID-19. La prestigiosa revista 'JAMA Network' parece que empieza a disipar las dudas al publicar un artículo procedente de China en el que se reporta el caso de una paciente de COVID-19 que ha dado a luz a un bebé infectado por coronavirus.
Durante el parto, la madre llevaba una mascarilla de protección N95 y no sostuvo en ningún momento al recién nacido, por lo que se sospecha que el contagio se produjo en el útero. Con todo, los expertos no descartan del todo que la infección haya tenido lugar durante el alumbramiento, pero el hecho de que el bebé fuera sometido a las pruebas diagnósticas a las dos horas de haber nacido y que presentara un nivel elevado de anticuerpos IgM frente al coronavirus, hace pensar que el contagio no se produjo durante el parto. Esto es así porque los anticuerpos IgM no se transfieren al feto a través de la placenta y porque, por norma general, dichos anticuerpos IgM no aparecen hasta transcurridos entre 3 y 7 días tras la infección. Como el neonato dio positivo por IgM ya a las dos horas de haber nacido, parece evidente que fue infectado días atrás por vía intrauterina.
La mayoría de embarazadas tendrían síntomas leves del COVID-19
“Hasta ahora había muchas dudas sobre la transmisión vertical del coronavirus porque este virus es nuevo. Sí sabemos que el COVID-19 puede afectar más a las mujeres embarazadas por su estado de inmunodepresión, de ahí que se las considere un grupo de riesgo”, explica el Dr. Txantón Martínez-Astorquiza, reelegido hace unos meses presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Martínez-Astorquiza es jefe de Servicio del Hospital de Cruces (Barakaldo, en Bizkaia), donde se ha podido ver a embarazadas infectadas de SARS-CoV-2 presentando cuadros de neumonía y síndromes pseudogripales importantes. De ello se deduce que esas mujeres pueden resultar afectadas por la nueva patología con varios niveles de gravedad, igual que puede ocurrirle a un hombre o a una mujer no encinta. “Tenemos alguna embarazada infectada que está regular, pero la inmensa mayoría de ellas han tenido síntomas leves y todos los partos que hemos asistido han ido muy bien, sin complicaciones ni para la madre ni para el feto”, señala el Dr.
Cabe destacar que una parturienta puede contagiar el coronavirus a su bebé sano durante el alumbramiento mediante las mismas vías de transmisión que el resto de población general, como es el contacto de las manos con la cara, por los besos o por las gotitas de Pflügge o Flügge (diminutas secreciones de >5 micras originadas al hablar, toser o estornudar)…
¿Lactancia materna teniendo coronavirus?
La aparición del nuevo patógeno ha trastocado también los hábitos de la lactancia. Si bien nadie discute las bondades de la lactancia materna, en el Hospital de Cruces se separa al bebé de la madre infectada de SARS-CoV-2 durante los dos días de permanencia en el hospital. “Extremando las condiciones de asepsia (desinfectándose las manos y poniéndose guantes, llevando una mascarilla, lavándose a conciencia la areola y pezón, etc) esa madre con coronavirus podría dar el pecho cuando está en su domicilio”, sugiere Martínez-Astorquiza, quien no se cansa de repetir que esa práctica sólo puede llevarse a cabo si se mantienen de manera extremadamente rigurosa las condiciones de esterilidad descritas. Otra opción sería extraerse la leche -siguiendo las mismas precauciones- y dársela al bebé con biberón sin dejar de llevar puestos los guantes, la mascarilla, etc.
Los nuevos protocolos sobre coronavirus defienden la presencia de la pareja o de un acompañante de la parturienta en las salas de partos, siempre y cuando esa persona ‘invitada’ haya dado negativo por coronavirus y cumpla con todos los requisitos de asepsia frente al nuevo patógeno. Por lo tanto, debe ir cubierta con los diferentes materiales anticontagio. En general, en España los centros hospitalarios siguen la recomendación de permitir la presencia de un acompañante durante el alumbramiento. Además, todos los que asistan el nacimiento deben llevar, lógicamente, su EPI (equipo de protección individual) constantemente mientras dure todo el proceso, "lo que genera un gran consumo de EPIs porque a veces los partos duran mucho… pero, realmente, es esencial adoptar y mantener esas medidas”, afirma el presidente de SEGO.