Redacción www.farmacosalud.com
A raíz de la crisis sanitaria generada por el coronavirus, muchas personas permanecen confinadas en casa sin posibilidad alguna de salir hasta pasado un tiempo prudencial. Son sujetos que tienen el COVID-19 -también pueden estar hospitalizados- o que son sospechosos de tenerlo (a la espera de confirmarse la infección), o bien son individuos que viven bajo el mismo techo que un infectado. Por tanto, no pueden despedir a aquellos familiares o seres queridos que estén cerca de fallecer o que ya hayan fallecido. Según Xusa Serra, Profª de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Catalunya (UIC Barcelona) y experta en acompañamiento en las enfermedades, duelo y final de vida, una manera de superar el difícil trance de no poder dar el último adiós pasa por “crear un grupo familiar de whatsapp para poder compartir los sentimientos y, de esta forma, no vivirlos en soledad”.
Asimismo, se pueden “recopilar los mensajes de condolencias, soporte y reconocimiento que se reciban a través de Facebook, Instagram… La creatividad no tiene fronteras: el cariño y el recuerdo tiene el poder de romperlas todas”, comenta Serra, que también ejerce de enfermera en el Hospital Universitario General de Catalunya (Sant Cugat del Vallès, en Barcelona).
“Estamos tomando conciencia de cuán importante es la familia”
Luego está la tragedia de los enfermos de COVID-19 que mueren solos, sin posibilidad de ser acompañados. “Para los profesionales de la salud, uno de los aspectos que más preocupa es tener que ser testigos de la soledad de las personas que mueren por coronavirus. Las medidas restrictivas impiden que los pacientes puedan tener contacto con los familiares. Esta situación es muy dolorosa, pero creo que estamos aprendiendo todos de ella. Estamos tomando conciencia de cuán importante es la familia, una familia que nos dio la bienvenida al nacer y que lo único que desea es estar a nuestro lado al final de la vida”, subraya Serra.
Acercarse al cuerpo inerte del ser querido ayuda a integrar la realidad de la pérdida y permite la expresión emocional facilitando los duelos saludables, por lo que no tener esta oportunidad puede complicar el tiempo de duelo. “Las persones necesitamos ver el cuerpo para tener la certeza de lo ocurrido y poder llorar -afirma Serra-. Cuando murió Julen, el niño de dos años que cayó en un pozo, los padres sabían perfectamente que el niño se encontraba dentro del pozo, enterrado, pero necesitaban recuperar su cuerpo. Los días fueron pasando, las posibilidades de vida eran nulas, pero Julen seguía acompañado desde el exterior, no estaba solo. El mundo entero estaba pendiente de él y de su familia. Cuando finalmente recuperaron el cuerpo, los padres pudieron llorar y este fue el inicio de su duelo”.
Con el objetivo de cuidar de los profesionales de la salud y del luto de las familias, la Dirección del Hospital Universitario General de Catalunya creó en 2009 la Unidad de acompañamiento educativo a las enfermedades, el duelo y final de vida, de la que Serra forma parte. “Si no tenemos la oportunidad de poder despedirnos como el difunto se merece, recomiendo que cada miembro de la familia (los niños también) elijan un objeto significativo acompañado de una carta (un dibujo en el caso de niños) y soliciten que los pongan dentro de la caja junto a él/ella”. Si es importante para la familia, también se puede pedir a los servicios funerarios que en el ataúd pongan una fotografía con todos los regalos que le acompañan.
‘La vida de los muertos, está en el recuerdo de los vivos’
Hay que tener en cuenta que, con motivo de la pandemia por coronavirus, no se ofician funerales o bien se ofician pero en condiciones diferentes a las convencionales, ya que tienen lugar en iglesias o salas de tanatorios con muy poca gente y manteniendo una separación prudencial de al menos 1 metro entre los asistentes con el fin de evitar posibles contagios. También pueden tener lugar en el mismo cementerio con un formato de ceremonia breve y en presencia igualmente de los más allegados, quienes por supuesto deben guardar la misma distancia de seguridad.
Cuando sea posible -detalla la enfermera-, habría que organizar un acto en memoria del difunto: “Séneca decía ‘La vida de los muertos, está en el recuerdo de los vivos’. Los vivos necesitamos seguir viviendo de forma saludable; por ello es importante tener un recuerdo personalizado y amable del último adiós (dedicarle unas palabras, elegir una música especial o compartir su historia de vida)”.
La creación de un grupo familiar de whatsapp no es el único recurso tecnológico que puede ser útil para poder despedirse de un ser querido. De hecho, Serra pone el ejemplo de una hija aislada por coronavirus que pudo despedirse por skype de su padre, que estaba en otro hospital: sus palabras acompañaron el final de la vida de su padre y a ella le permitió poder llorar abiertamente.
“El mundo nos ha detenido a todos: personas de todas las edades, razas, condiciones y religiones. Pero estamos abriendo más que nunca la consciencia a aspectos a los que no dábamos importancia. Hay momentos en la vida que quedan grabados en nuestra memoria y éstos tienen relación con el morir de nuestros seres queridos. Acercarse al cuerpo inerte del ser querido ayuda a integrar la realidad de la pérdida y facilita los duelos saludables. No tener esta oportunidad puede complicar el tiempo de duelo. Necesitamos ver el cuerpo para tener la certeza de lo ocurrido y poder llorar. Futuros estudios y estadísticas de los servicios de Salud Mental nos darán la respuesta sobre si realmente el ser humano necesita o no despedirse de quien ama, y si no hacerlo puede representar complicaciones futuras del duelo”, sostiene la Prof.ª de UIC.
Se debe dar la noticia de una defunción en un espacio privado y silencioso
Por otro lado, Serra invita a los profesionales sanitarios “a tener especial cuidado en cómo se dan las noticias” de un fallecimiento a los familiares porque el modo escogido “puede complicar el duelo”. Comunicar esta clase de noticias a los familiares y allegados es una de las tareas más complicadas por el estrés que genera tener que dar una información que nadie desearía. “Por lo tanto, una noticia importante debe darse de forma muy cuidada y la mayoría de profesionales son conscientes de ello. Hemos de tener en cuenta que el impacto va a ser tal, que estos momentos quedarán grabados en la memoria de la familia a lo largo de la vida”, sostiene Serra.
Hay que saber adecuar el lugar donde se dará la noticia. Se aconseja que sea un espacio amplio con suficientes sillas, privado y silencioso, sin interrupciones de teléfonos, y sin barreras físicas como mesas y ordenadores. En paralelo, hay que tener ya preparados pañuelos, vasos y agua, y escoger a un miembro referente que determine quién debe estar presente. De acuerdo con la experta, “el 95% de la comunicación será no verbal. Nuestra actitud y preocupación indicará a la familia la gravedad de la situación. Las palabras sólo acompañarán nuestra actitud de respeto. Una vez informados, es importante que dispongan de tiempo suficiente para asimilar la noticia, poder hablar entre ellos y poder hacer preguntas”.