Redacción Farmacosalud.com
Cualquier persona con perro de asistencia puede ir acompañada de su can durante un traslado en ambulancia en Catalunya porque el acceso del animal al vehículo ya es posible gracias al trabajo conjunto entre el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) y el grupo social ONCE. La medida, de carácter pionero, no solamente supone un beneficio para el estado emocional del paciente, sino también para el estado emocional del perro, tal y como certifica Anaïs García Balmaña, jefa de Autonomía Personal ONCE Catalunya: “El perro sigue con su dueño y no queda desamparado ni desubicado en una situación que puede generar estrés a ambos. En el caso de un perro guía, forma una pareja, un binomio, con la persona ciega con la que trabaja y convive. Seguro que están más tranquilos el uno al lado del otro”.
La iniciativa, inédita en el tratamiento integral de los pacientes con alguna diversidad funcional en el terreno de las emergencias médicas, garantiza que las personas con alguna discapacidad no se separarán de su mascota de asistencia cuando sean atendidos por los profesionales sanitarios y durante su traslado al hospital. Si el usuario de un perro guía ha sufrido un accidente en la calle y sabe que el can podrá ir con él, dicho usuario “se quedará mucho más tranquilo porque el perro puede acompañarlo”, subraya García Balmaña. Si el percance no es grave y la persona no queda ingresada, entonces el paciente ya dispondrá de su auxiliar de movilidad para volver a su domicilio. En caso de que el paciente tenga que someterse a unas pruebas y sea trasladado en ambulancia, el perro podrá ayudar en los desplazamientos o actividades a realizar en el centro hospitalario.
El SEM ha contado con la colaboración de la ONCE a lo largo de un año en este proyecto. Ambas entidades han elaborado un protocolo de actuación después de hacer el trabajo de campo con perros guía en la ambulancia y fijar la colocación y medidas de seguridad para los animales. Posteriormente, se ha comprobado el funcionamiento del programa, hasta la supervisión final del protocolo con el fin de asegurar su correcta aplicación.
En la cabina asistencial, junto al paciente
El animal acompañante -siempre identificado con una placa que lo acredite como ‘perro de asistencia’- podrá acompañar al paciente en el interior de la cabina asistencial de la ambulancia, siempre y cuando la asistencia sanitaria del paciente lo permita. Esta cabina cuenta con un sistema de sujeción que permite enganchar el arnés del perro al mecanismo de retención.
En el supuesto de que se decida hacer el traslado del animal en un Vehículo de Intervención Rápida (VIR) del SEM* que no dispone de espacio para la camilla, el perro se ubicará en la cabina de conducción gracias a un mecanismo de retención conectado al anclaje del cinturón de seguridad. La mascota de asistencia irá sentada en el suelo, sobre una sábana de papel como medida de higiene, y no podrá subir al asiento con el fin de asegurar la seguridad durante el traslado. El sistema de retención reducirá la movilidad del perro, garantizará su seguridad en caso de colisión del vehículo, frenada brusca u otras maniobras imprevistas, y también evitará interferencias en las tareas de conducción del vehículo.
Durante el traslado del paciente junto con el can guía o can auxiliar, la ambulancia informará a la Central de Coordinación Sanitaria (CECOS) del SEM y ésta alertará al servicio de seguridad del hospital receptor. Una vez allí, este servicio se hará cargo del control y la custodia del perro.
De acuerdo con la jefa de Autonomía Personal ONCE Catalunya, los profesionales de emergencias que transportan al can de asistencia no deben pasar por ningún tipo de aprendizaje para ‘manejar’ a este tipo de animales mientras dura el desplazamiento: “Los perros guía son unos acompañantes muy discretos y muy educados. Ello es fruto del entrenamiento adquirido en la Escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía, donde les enseñan a proporcionar autonomía y seguridad a la persona ciega a la cual guían. Además, su higiene, preparación y educación son tan escrupulosas y meticulosas que allá donde van se ganan muchos elogios y una verdadera admiración por el buen trabajo que hacen. Por su lado, las personas que se sirven de un perro guía son muy rigurosas en su cuidado. No pasa un día sin que los limpien, y además los llevan regularmente al veterinario”.
Las razas de can de asistencia más utilizadas son labrador retriever, golden retriever, pastor alemán y cobrador de pelo liso. Cabe destacar que las leyes reconocen el derecho de los usuarios a pasear y permanecer, acompañados de su perro guía, en transportes y lugares públicos o de uso público.
¿Qué perros pueden acceder a la ambulancia?
Hay 5 tipos de perros adiestrados y reconocidos para dar servicio a personas con alguna discapacidad visual, auditiva o física, o que padecen trastornos del espectro autista, diabetes y epilepsia, entre otros.
• Perro guía adiestrado para guiar a una persona ciega o con discapacidad visual grave.
• Perro de servicio, adiestrado para proporcionar ayuda a personas con alguna discapacidad física en su vida diaria.
• Perro de señalización de sonidos, entrenado para avisar a las personas con discapacidad auditiva de diferentes ruidos e indicarles su fuente de procedencia.
• Perro de aviso, adiestrado para dar aviso ante señales de alerta para epilepsia, diabetes o cualquiera de las enfermedades para las que ha sido entrenado.
• Perro para personas con trastornos del espectro autista, adiestrado para cuidar de su integridad física, y guiar y controlar las situaciones de emergencia que puedan acontecer.
El can de asistencia puede entrar en un hospital y acceder a la habitación del paciente, pero, según la ley, sólo puede permanecer con el usuario si se considera que éste lo tiene bajo su control. El problema surge cuando el usuario ingresado “no puede controlar al perro ni atender sus necesidades básicas, sino que depende de terceros para ello”, recuerda García Balmaña. Por lo tanto, en estos casos no sería recomendable la presencia del animal acompañante dentro de las instalaciones hospitalarias, dado que el perro guía “realmente no realizaría las funciones para las que ha sido enseñado, por lo que no tendría sentido que estuviera allí para trabajar. Eso sí, podría proporcionar una compañía que siempre es muy bienvenida”, puntualiza.
* En los casos en que se valore adecuado, como aquellos que son de especial complejidad, en los que tanto la ambulancia como el VIR van juntos al centro sanitario, atendiendo el médico del VIR al paciente dentro de la ambulancia