Redacción Farmacosalud.com
Hay determinados profesionales que deben andarse con mucho ‘ojo’ con lo que dicen, ya que sus palabras pueden dar lugar a malentendidos con sabor a humor negro… los tanatólogos que se dedican a la tanatopraxia -cuidado estético o ‘maquillaje’ de cadáveres- son algunos de ellos.
Eso lo sabe de sobras el doctor Josep Morera Prat, co-coordinador del Servicio de Neumología de la Clínica Teknon de Barcelona, quien explica una divertida anécdota sobre este asunto: “Entra en la consulta una paciente atractiva, joven, y empiezo a realizar la historia clínica: ‘¿Edad? ¿fuma, no fuma?, ¿profesión…?’ Y cuando digo ‘profesión’, me contesta ‘tanatóloga’, que es la persona que se cuida de que los cadáveres queden lo mejor posible*. Ella trabajaba en un tanatorio y yo le pregunto ‘¿has hecho muchos?’, porque yo considero que esa es una profesión de riesgo, y me contesta ‘sí, desde que estoy trabajando llevo al menos unos mil’. Hago una exploración a la paciente (vino a la consulta por una tos que era banal) y a continuación le comento que todo está perfecto. Y al escuchar eso, ella me pregunta ‘¿tengo que volver?’, y entonces le contesto ‘tienes algo muy leve y la tos se te irá, no es necesario que vuelvas’. Y la paciente, aliviada, me dice ‘ah, bueno... hasta la próxima, doctor’. Y entonces, de repente, ella misma se dio cuenta de que si me tenía que ver tendría que ser en una ‘mala situación’, o sea, que tendría que verme en el tanatorio {se entiende que siendo el doctor quien necesitara una 'puesta a punto' para su funeral} porque en la consulta no estaba previsto que nos volviéramos a ver… Acto seguido, la paciente se echó a reír… bueno, en aquella ocasión nos aplicamos el sentido del humor”.
Esta es una de las vivencias del doctor Morera recogidas en el libro ‘Anecdotari d'una vida mèdica’ (Anecdotario de una vida médica)’, que él mismo ha escrito aprovechando las anécdotas publicadas en su propio blog. ‘Anecdotari d'una vida mèdica’ ya está siendo traducido en castellano y se espera que se publique en este idioma después del verano. De igual modo, se ha decidido también traducirlo al inglés. A la hora de valorar el contenido de su propia obra, el neumólogo no puede evitar hacer gala una vez más de su sutil sentido del humor y se remite a otro manual, el “interesante” libro anecdotario del neurocirujano Henry Marsh, donde en un momento de diálogo se puede leer:
-‘Los médicos tenemos dos ventajas’
-Y alguien le pregunta ‘¿y qué dos ventajas son esas?’
-‘Una es que acumulamos muchas anécdotas y la otra es que… nos saltamos las listas de espera’.
Un sueño premonitorio, y con tintes esotéricos, sobre la enfermedad de Wegener
En la obra de Morera se pueden encontrar vivencias de todo tipo, incluso alguna impregnada del aroma de las ciencias ocultas. “En ‘el somni’ (el sueño) detallo un sueño absolutamente premonitorio que tuve y que destila un cierto carácter esotérico, si bien yo no soy en absoluto esotérico. El sueño es el siguiente: yo paseaba por mi ciudad natal, Igualada (Barcelona), por donde hacía muchos años que prácticamente no pasaba, y me para un compañero que, igual que yo, por aquel entonces hacía guardias en el Hospital Vall d’Hebron (Barcelona). Así las cosas, este compañero, que no es de Igualada, va y me pregunta algo que nos preguntamos muy a menudo entre nosotros: ‘¿Qué opinión tienes de este paciente?’. A continuación, vemos a dicho paciente, quien presenta unas lesiones terriblemente exuberantes y costrosas en la nariz que le llegan incluso hasta los labios. Y entonces yo digo: ‘Hombre, yo creo que es un caso de enfermedad de Wegener’ (una enfermedad rara)”.
“Al día siguiente, ya fuera del sueño y por lo tanto inmerso en la vida real, entro en el ascensor, viene corriendo un médico y me dice ‘soy un nuevo médico de ‘otorrino’ y sé que usted es el consultor de ‘otorrino’… quisiera consultarle un caso’. Y yo, pensando en mi sueño, le comento medio en broma ‘ah, ya sé lo que tiene el paciente, es un caso de Wegener’. El 'otorrino', en aquel momento, ya hizo una cara especial... a continuación, entramos en la habitación donde permanecía el enfermo, quien estaba de espaldas. Se giró y, siendo un rostro diferente (más joven, por ejemplo) con respecto al paciente del sueño, tenía las mismas lesiones costrosas, exuberantes como no las he visto nunca más. Entonces, tuve que disimular porque, claro, yo no podía saber nada sobre todo esto, y tuve que decir: ‘Sí, sí, ya me han hablado antes de este enfermo’”, rememora Morera.
En honor a la verdad, debe reconocerse que sí, que fue un sueño absolutamente premonitorio -esotérico o no- de lo que pocas horas después sucedería en la vida real.
‘Los médicos tenemos que evitar que las personas se mueran… y que se maten’
Lo que más abunda en el libro son vivencias relativas a la relación médico-paciente, tanto a la hora de dar buenas noticias como a la hora de dar las malas. Los acompañantes de los enfermos también tienen su presencia, a veces por motivos muy duros. A este respecto, Morera destaca ‘maldito sida’, la historia de la esposa de un paciente de sida a la que “le entra la paranoia de que ella padece esta enfermedad. La historia acaba muy trágicamente, porque la mujer se acabó suicidando… y ella, en realidad, no tenía sida. Yo acabo con la siguiente frase: ‘Aquel día aprendí que los médicos no solamente tenemos que intentar evitar que se mueran, sino también que se maten’.
Asimismo, en ‘Anecdotari d'una vida mèdica’ se pueden leer experiencias ‘periodísticas’ que giran en torno a algún homicidio o a algún fallecimiento que “no tuvo aclaración”, argumenta Morera, cuya cercanía a este tipo de situaciones se explica por su labor médica desarrollada en Urgencias.
“En todas las vivencias descritas en el libro -precisa el doctor- yo intervine de alguna manera, excepto en una. Se trata de un caso ocurrido en Girona, muy espectacular, centrado en una familia norteamericana de alto estatus -el padre es ingeniero- que no comunicó la muerte de un hijo ocurrida en casa, sino que se dedicaron a velar durante varios días el cadáver esperando a que resucitara”.
“Hemos sido demasiado benevolentes en la lucha contra el tabaquismo”
Por otra parte, y más allá del libro, a Morera no le duelen prendas a la hora de entonar el ‘mea culpa’ cuando se le pregunta qué es lo que cambiaría del mundo de la neumología: “Yo soy muy crítico con mi especialidad; creo que hemos sido demasiado benevolentes con el tabaquismo… aunque todos los neumólogos estamos en contra del tabaco, como colectivo hemos sido demasiado benevolentes en la lucha contra el tabaquismo. Benevolentes en el sentido de que no hemos sido suficientemente ‘agresivos’ en la denuncia de los peligros del hábito de fumar”.
Por cierto, Morera es coordinador de www.neumologosadomicilio.com, un servicio de atención urgente de patologías respiratorias a domicilio. Según el facultativo, esta iniciativa se configura como “una experiencia muy interesante” que, con todo, se ve algo frenada por el hecho de que “no es un servicio low-cost” (no es de bajo precio), si bien por ahora “la satisfacción entre los usuarios es buena”. A juicio de Morera, se trata de “un servicio que cada vez será más necesario porque cada vez hay más personas mayores que quieren ser atendidas por un especialista y a la vez quieren evitar las colas de los hospitales públicos e incluso de algunos hospitales privados”.
* Profesional que puede dedicarse a ‘maquillar’ o cuidar estéticamente de un cadáver, actividad conocida como tanatopraxia
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-Llibreria Documenta, c/ Carrer de Pau Claris, 144, 08009 Barcelona Tel. 93-3172527 http://documenta-bcn.com/