Todavía no se conocen las causas que originan los tumores cerebrales primarios, ha informado la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Menos del 5% de estos pacientes presentan un antecedente familiar y no hay factores ambientales ni estilos de vida que lo determinen. Su pronóstico es variable en función de si el tumor es de características más o menos agresivas (bajo o alto grado) o si es de naturaleza metastásica (procedente de un cáncer primario localizado fuera del cerebro).
Aproximadamente el 15% de los pacientes con cáncer desarrolla metástasis cerebrales, el tipo de tumor maligno más frecuente en el cerebro. Dentro de los tumores cerebrales primarios los más frecuentes son los meningiomas (el 35% del total) y los gliomas (el 30%). “La supervivencia puede ser cercana al 100% en meningiomas pequeños tratados con cirugía o radiocirugía, en contraste con los 12 meses o 15 meses de supervivencia observada en los tumores difusos de tronco cerebral o glioblastomas, respectivamente”, ha asegurado el doctor Javier Aristu, jefe de sección del Departamento de Oncología Radioterápica de la Clínica Universidad de Navarra y secretario de la SEOR.
Novedosos sistemas de imagen en la radioterapia
El tratamiento de los tumores cerebrales requiere de un abordaje global. Para el doctor Aristu, “es el enfoque multidisciplinar de la enfermedad lo que verdaderamente fortalece y enriquece el tratamiento de los pacientes con tumores cerebrales”. La Oncología Radioterápica es una de las modalidades de tratamiento clave en los tumores cerebrales primarios y metastásicos. De hecho, según este experto, “en la mayoría de los tumores malignos tiene el peso suficiente como para generar indicaciones terapéuticas curativas cuando se utiliza como tratamiento exclusivo o combinado con cirugía y/o quimioterapia”.
En la última década se han integrado sistemas novedosos de imagen en los dispositivos de tratamiento radioterápico que posibilitan la administración de la dosis de irradiación más adaptada al volumen del tumor, más rápida, más segura y en menos tiempo. “Estos avances tecnológicos -señala el doctor- nos van a permitir disminuir los efectos secundarios de la irradiación a largo plazo como consecuencia de una menor irradiación del tejido cerebral sano y paralelamente, explorar la posibilidad de aumentar la dosis en los tumores dosis-dependientes”.