Redacción Farmacosalud.com
Hasta un 40%-50% de los enfermos con artritis reumatoide presentan algún tipo de manifestación extraarticular. "La artritis reumatoide es en realidad una enfermedad sistémica, ya que puede afectar a la totalidad de los órganos y los sistemas corporales, lo que empeora el pronóstico del paciente. Los órganos afectados con mayor frecuencia son la piel, los ojos, los pulmones y el sistema hematopoyético", explica el doctor Joan Miquel Nolla, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona). Las manifestaciones extraarticulares repercuten de forma negativa en los pacientes con artritis reumatoide y deben ser tratados con la misma diligencia que las articulares.
La artritis reumatoide es la enfermedad articular inflamatoria más frecuente en personas de entre cuarenta y sesenta años con una prevalencia en torno al 1% de la población general, han apuntado desde el Hospital de Bellvitge. Esta dolencia provoca la inflamación de las articulaciones de las manos, muñecas, pies y rodillas, entre otras, y puede causar la destrucción tanto del cartílago como del hueso situado inmediatamente debajo (hueso subcondral), circunstancias que alteran la realización de actividades de la vida diaria de los enfermos que la padecen. Además, estas personas pueden desarrollar otras afecciones secundarias en estructuras no articulares que lleguen a suponer un riesgo vital.
Se hace imprescindible la realización de un abordaje multidisciplinar
"Se debe hacer entender que manifestaciones que van más allá de las articulaciones pueden estar directamente relacionadas con la artritis reumatoide", indica Nolla. La diversidad de manifestaciones que se pueden producir en los enfermos con artritis reumatoide hace imprescindible la realización de un abordaje multidisciplinar. Con la figura del reumatólogo como coordinador, se requiere la participación de especialistas de diferentes servicios para decidir el tratamiento óptimo según sea la enfermedad extraarticular. "Por ejemplo, necesitamos estar directamente en contacto con los oftalmólogos si el enfermo presenta sequedad ocular por ausencia de lágrimas, lo que puede conllevar inflamación conjuntival y úlcera corneal, e, incluso, una vasculitis que ponga en peligro el futuro funcionamiento del órgano", explica el doctor.
Un control estricto de los pacientes con artritis reumatoide disminuye las probabilidades de sufrir manifestaciones extraarticulares. "En la actualidad disponemos de fármacos muy eficaces que alteran el curso natural de la enfermedad y consiguen su remisión. Con estos y sobre todo con un control exhaustivo de cada paciente, se puede frenar su progresión y, así, evitar los síntomas no articulares", enfatiza el experto. Aumento del riesgo cardiovascular, infecciones, osteoporosis, fatiga y depresión son otros de los síntomas que pueden derivar de la artritis reumatoide.