Redacción Farmacosalud.com
Los inhibidores del sistema renina-angiotensina -grupo que comprende los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA) y los antagonistas de los receptores de angio¬tensina II (ARA II)- son una familia de fármacos que tienen como mecanismo de acción el bloqueo de un sistema hormonal de constricción de los vasos sanguíneos. Se trata de un grupo de fármacos introducidos con gran éxito hace unas dos décadas para el tratamiento, principalmente, de la insuficiencia cardiaca y de la hipertensión, así como la proteinuria (pérdida de proteínas del riñón). Según un estudio, el 40% de ingresos hospitalarios por fracaso renal agudo tienen que ver con el uso de los inhibidores del sistema de renina-angiotensina.
A pesar de que son en general útiles y seguros, no están exentos, como cualquier fármaco, de posibles complicaciones. “Precisamente por los buenos resultados obtenidos, son medicamentos que ya no se administran ahora con la prudencia del principio sino con una generosidad en ocasiones excesiva. Esto hace que aparezcan más efectos secundarios, sobre todo en forma de fracaso renal agudo”, explica el doctor Joan Torras, jefe de sección del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Bellvitge.
Un 4% de pacientes terminaron requiriendo diálisis
En este sentido, el Hospital Universitario de Bellvitge ha liderado un estudio, realizado conjuntamente con el Hospital Universitario Vall d'Hebron, el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol y el Hospital Clínico (todos ellos en la provincia de Barcelona), que ha cuantificado por primera vez los casos de fracaso renal agudo en el área metropolitana de Barcelona debidos a estos fármacos. Según los resultados del estudio, presentado en el XXV Congreso de la Sociedad Española de Farmacología Clínica, el 40% de ingresos hospitalarios por fracaso renal agudo en los cuatro hospitales participantes en el estudio tienen que ver con el uso de los inhibidores del sistema de renina-angiotensina. Esta cifra equivale aproximadamente al 0,5% de todos los ingresos hospitalarios urgentes. Un 4% de estos pacientes terminaron requiriendo diálisis, y un 1,7% murieron por causas relacionadas con el fracaso renal.
“Cabe destacar que la mitad de estos pacientes ya sufrían insuficiencia renal crónica u otra patología renal, y todos presentaban al menos un factor de riesgo de deterioro de la función renal, como son la deshidratación, la aportación insuficiente de líquidos o la diarrea. Asimismo, tres de cada cuatro tomaban al mismo tiempo diuréticos o antiinflamatorios”, asegura la doctora Consuelo Pedrós, del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de Bellvitge, autora principal del estudio.
Papel fundamental de la Atención Primaria
Todos estos datos reafirman la necesidad de implementar estrategias preventivas para evitar estos casos. “Los pacientes, muy especialmente los de edad avanzada o con patología renal, deben recordar la importancia de hidratarse abundantemente, sobre todo en verano o si sufren diarreas o fiebres”, afirma Torras. “Los médicos deben ser conscientes de la importancia de una dosificación correcta, vigilar el uso combinado con otros fármacos y el manejo de enfermedades añadidas que puedan aumentar el riesgo de fracaso renal, y no olvidarse de monitorizar periódicamente la función renal”, añade. En este sentido, el médico de atención primaria, que es quien sigue la mayoría los enfermos que toman estos fármacos, tiene un papel fundamental. “Es básico que conozca los riesgos asociados y que sea él quien, ante cualquier problema, reduzca o retire temporalmente el fármaco si es necesario”, concluye.
La doctora Pedrós recuerda también que, a pesar de las complicaciones detectadas, los inhibidores del sistema renina-angiotensina “están salvando muchas vidas y han mejorado la calidad de vida de millones de personas. No se trata de poner en duda su validez, sino insistir en que se administren de forma adecuada”, han informado desde el Hospital Universitario de Bellvitge.