Redacción Farmacosalud.com
Según la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), los expertos recomiendan que las personas adultas realicen 150 minutos de actividad física a la semana, o lo que es lo mismo, 30 minutos al día, mientras que los niños y adolescentes deberían realizar al menos 60 minutos al día. En opinión del doctor Jonatan Ruiz, investigador Ramón y Cajal de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada, “hay suficiente evidencia científica que indica que la práctica regular de actividad física mejora la salud mental y física de personas sanas y enfermas, y que mejora el estado de felicidad de las personas haciéndolas más productivas”.
En términos de coste-efectividad, la actividad física puede llegar a ser más efectiva que las terapias farmacológicas para tratar ciertas patologías como la obesidad o la diabetes tipo 2, aunque los mecanismos que median estos efectos son todavía desconocidos, sostiene este experto.
Dedicar más tiempo a mejorar los estilos de vida en familia
De acuerdo con FINUT, es necesario dedicar más tiempo a mejorar los estilos de vida de los hijos y personas mayores del entorno familiar, ya que la familia es el núcleo esencial de promoción de la salud. “El sistema educativo y el sistema sanitario nos pueden ayudar, pero nosotros como individuos y como personas responsables de la familia o grupo social debemos adquirir el protagonismo y la responsabilidad de mejorar en todos los frentes. Para ello, hay que dedicar más tiempo a comprar mejor, cocinar mejor, comer en armonía y consensuar actividades que nos permitan disfrutar de un espacio en contacto con la naturaleza, las actividades deportivas, el arte y la cultura”, afirma Javier Aranceta, profesor asociado de Salud Pública y Nutrición Comunitaria, Nutrición Humana y Dietética en la Universidad de Navarra.
Al hablar de estilos de vida saludable, es inevitable abordar el tema del sobrepeso y la obesidad. Las causas de la obesidad son multifactoriales pero cobran gran importancia los hábitos de vida como el tener una ingesta calórica elevada y desequilibrada, y el sedentarismo. Las consecuencias son múltiples. La doctora Mercedes Gil-Campos, facultativo especialista de Pediatría, Unidad de Metabolismo e Investigación Pediátrica, Instituto Maimónides de Investigación Biomédica, Servicio de Pediatría, HU Reina Sofía, Córdoba, apunta que las más relevantes son “el riesgo de diabetes tipo 2, hipertensión arterial y enfermedad cardiovascular. Estamos empezando a ver estas enfermedades en adolescentes; una situación que hace décadas era inexistente”.
La obesidad infantil, “una epidemia mundial”
En relación a la obesidad infantil, esta experta sostiene que “estamos ante una epidemia mundial que en nuestro país continúa aumentando de forma progresiva. De hecho, los últimos datos del estudio ALADINO muestran que un tercio de los niños españoles tienen sobrepeso y obesidad, especialmente es llamativo el aumento en las islas Canarias y Andalucía”. Por este motivo, hay que educar a la población infantil y adulta para lograr una vida acorde a hábitos saludables con una alimentación equilibrada, practicando actividad física de forma regular y evitando hábitos sedentarios.