Redacción Farmacosalud.com
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda que el 20-25% del líquido que se toma a diario provenga de los alimentos, y un 75-80% de las bebidas como infusiones, té, café, refrescos… excepto las bebidas alcohólicas, han apuntado desde la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y la Universidad de Granada. La hidratación es un estado fisiológico homeostático en el cual el contenido de agua corporal se mantiene dentro de un estrecho margen, permitiendo que las reacciones celulares tengan lugar en situación óptima. Asimismo, en el campo de la nutrición y la dietética, la hidratación se define por el aporte externo de agua al organismo, a partir de alimentos y bebidas.
Para mantener un correcto nivel de hidratación, los expertos en nutrición y dietética recomiendan beber agua y otros líquidos diariamente y a lo largo del día, sin esperar a tener sensación de sed. Tal y como explica el profesor Ángel Gil Hernández, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular II de la Universidad de Granada, “una hidratación adecuada es un requisito indispensable para la vida a cualquier edad y necesario para realizar todo tipo de actividades”. El aporte de agua tiene tres orígenes. Gil sostiene que “procede de los alimentos; de la bebida, que además de aportar minerales, representa la fracción ajustable de la ración diaria, y endógena, liberada en las reacciones metabólicas”.
Disminución con la edad de la sensación de sed
“Las etapas de la vida en las que más hay que cuidar la hidratación son la infancia, la niñez, la vejez, el embarazo y durante la lactancia”, apunta el profesor. Teniendo en cuenta que con la edad disminuye la sensación de sed, es a estas edades cuando los expertos recomiendan beber más a menudo y en cantidades pequeñas para evitar la deshidratación. “Una hidratación adecuada afecta positivamente a diversas actividades intelectuales, sobre todo a la atención, a las actividades psicomotoras y a la memoria inmediata”, recalca este experto.
Por su parte, el profesor José Maldonado, profesor titular del Departamento de Pediatría en la Universidad de Granada, explica que “para cubrir las necesidades de agua se debe incluir en la dieta del niño alimentos ricos en agua, bebidas con o sin aporte de calorías y agua, siendo aconsejable tomar líquido de forma regular, sobre todo si se está jugando al aire libre, así como mantener las bebidas a temperatura moderada”.
Atención a los síntomas de deshidratación
Entre los síntomas de deshidratación grave se incluyen falta de lágrimas, disminución en la producción de orina, boca y lengua secas, ojos hundidos, piel grisácea y fontanela hundida en los bebés. Para evitar esta situación, Maldonado asegura que “es importante que los niños beban de forma regular, incluso antes de tener sed. Determinadas situaciones como fiebre, hiperglucemia, diarrea o vómitos, entre otros, incrementan la pérdida de agua del organismo por lo que es recomendable la ingesta de soluciones de rehidratación oral para reponer el agua y las sales”. La hidratación en los niños es fundamental tal y como apuntan diferentes investigaciones, que han comprobado que beber frecuentemente durante el tiempo de clase o aprendizaje de cualquier actividad mantiene el cerebro alerta.
A este respecto, en el estudio ‘Adecuación de la ingesta de agua y fuentes dietéticas en escolares de Madrid en función del nivel de actividad física’ se ha evaluado la ingesta de líquidos de una muestra de 564 escolares de entre 9 y 12 años, atendiendo a su nivel de actividad física y a partir de las recomendaciones de ingesta de líquidos de la European Food Safety Authority (EFSA), que establece unos valores de referencia de 1.600 ml/día entre los 4 y 8 años y 1.900 ml/día para niños y 2.100 ml/día para niñas de entre 9 y 13 años en ambos casos. Los resultados del análisis muestran que el 91% de los escolares no alcanzaban a cubrir la ingesta adecuada de líquidos, independiente de su nivel de actividad física. El estudio destaca que sólo el 19% de los escolares eran activos físicamente, mientras que un 81% eran sedentarios o poco activos.
La deshidratación progresiva incrementa la temperatura
Durante la realización de ejercicio físico el agua está implicada en las siguientes funciones: refrigeración, aporte de nutrientes a las células musculares, eliminación de sustancias de desecho y lubricación de las articulaciones. La doctora Nieves Palacios, Jefe de Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte, Consejo Superior de Deportes de Madrid, señala que “si además tenemos en cuenta su papel en el mantenimiento de la concentración de los electrolitos, de ella también dependerían funciones como la transmisión nerviosa, la contracción muscular, el aumento del gasto cardiaco y la regulación de los niveles de pH”. Por este motivo, una adecuada hidratación es fundamental para mantener los mecanismos de refrigeración durante el ejercicio puesto que una deshidratación progresiva dificulta la producción de sudor ocasionando un incremento de la temperatura del organismo.
Por último, Palacios apunta que “el Comité Científico en Alimentación Humana de la Unión Europea en su informe sobre la composición de los alimentos y las bebidas destinadas a cubrir el gasto energético en un gran esfuerzo muscular, hace unas recomendaciones precisas sobre la composición de las bebidas deportivas e indica que estas bebidas deben suministrar hidratos de carbono como fuente fundamental de energía y deben ser eficaces en mantener una óptima hidratación y reponer los líquidos perdidos”.