Redacción Farmacosalud.com
“Uno no envejece con la edad, envejece cuando es dependiente y necesita a otras personas para vivir. Hay que ir cambiando los estereotipos de la gente introduciendo este nuevo concepto. Una persona de 100 años independiente y activa es más joven que una persona dependiente de 65 años”, asevera el Dr. José Augusto García Navarro, nuevo presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Un García Navarro que puede hablar más alto pero no más claro cuando se le pide su opinión sobre cómo aborda la medicina y el sector sociosanitario españoles al colectivo de gente mayor: “Estamos bastante bien si hablamos de Cataluña y Madrid. Estamos muy mal si hablamos de Andalucía y el País Vasco. Estamos regular si hablamos del resto de España”.
El nuevo presidente de la SEGG, además, se muestra muy preocupado por el fenómeno de las agresiones que sufren las personas de edad avanzada: “Yo intuyo, pero es una intuición y es muy personal, que el maltrato es un hecho muy frecuente del que aún no tenemos conciencia. Especialmente en ancianos dependientes física y mentalmente. Y especialmente el maltrato psicológico y económico”.
-Usted se ha propuesto participar de forma activa en los grandes retos que España tiene que abordar a nivel social, como son la soledad o las pensiones, factores muy ligados al envejecimiento de la población. ¿Así pues, que hará la SEGG en este sentido, qué medidas concretas impulsará?
Estamos en uno de los países más envejecidos del mundo (según los informes que uno mire, el primero o el segundo), lo que es un gran éxito para nuestra sociedad. Pero esto nos plantea, al menos, tres grandes retos:
-Primero, hay que mantener la capacidad física y mental durante todo el tiempo posible a lo largo de nuestra vida. Por eso los geriatras hablamos de envejecimiento activo y luchamos de forma decidida contra la fragilidad, que es esa gran amenaza que hace a los ancianos más débiles y vulnerables a los retos del día a día, y más susceptibles a la enfermedad. Ancianos sí, pero activos y dinámicos.
-En segundo lugar, hay que mantenerse socialmente integrado, formar parte de la red de amigos, familiares, vecinos y compañeros que dan sentido a nuestro día a día. Y, para eso, tenemos que participar en la sociedad y en la toma de decisiones que se hacen sobre el envejecimiento (a veces sin contar con los ancianos, gran paradoja). Y huir de la soledad, que es un enemigo para la persona mayor y, desde hace unos años, sabemos que además es una causa de mortalidad importante. Ancianos sí, pero socialmente integrados y participativos.
-Y, en tercer lugar, hay que garantizar que los sujetos de edad avanzada puedan vivir de forma digna desde el punto de vista económico. Las pensiones tienen que garantizar que haya capacidad de acceso a las prestaciones básicas (sanitarias, sociales, de ocio, etc.), y también que exista la capacidad para poder invertir y revertir a la sociedad los beneficios que se perciben. Y, quizá, por qué no, ir buscando nuevas fórmulas de participación laboral. Hoy en día, cuando una persona se jubila aún le quedan 25 años de vida activa si no aparece una enfermedad incurable. ¿Por qué no abrir el debate de una segunda edad laboral, adaptada y dónde el anciano pueda aportar experiencia y conocimiento a la sociedad? Ancianos sí, pero económicamente dignos y autosuficientes.
Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) impulsaremos que esas personas sean activas física y psicológicamente, integradas en la sociedad, participativas y económicamente autosuficientes. Y lo haremos fomentando foros de debate, participando activamente en los debates con grupos políticos y con los gobiernos central y autonómicos y estableciendo con las asociaciones de ancianos una línea de diálogo abierta y continua.
-Según usted, la SEGG abrirá nuevos canales de comunicación con el fin de facilitar una mejor comunicación con sus socios y la sociedad…
Potenciaremos de forma exponencial las oportunidades que nos brindan las redes sociales (especialmente twitter) y nuestra página web. Durante el año 2019 iniciaremos ya una reorientación de la Gaceta de la SEGG y probaremos nuevas vías de comunicación con los socios y con la sociedad, como la utilización de los canales de youtube. Nos comprometemos a dar rendición de cuentas (qué hemos hecho y cómo hemos invertido los recursos económicos de la SEGG) cada seis meses, siendo pioneros entre las sociedades científicas en este sentido. De igual manera, se abrirá un canal de comunicación abierta directa con todos los socios y la Junta Directiva de la SEGG para responder a todas las inquietudes.
La actual Junta Directiva es muy consciente de que la SEGG es de los socios, y su objetivo es la mejora de la atención geriátrica (en hospitales, en residencias de ancianos y en el domicilio) y gerontológica en España. Somos muy conscientes de que estamos al servicio de nuestros socios y de los ancianos de nuestro país, y de que tenemos que rendir cuentas por esta gran responsabilidad.
-¿La geriatría-gerontología todavía es vista por la gente en general como una especie de enfermedad o circunstancia cercana a la ‘invalidez’?
Sí. La mayoría de la gente cree que es malo envejecer. Pero hay que cambiar este esquema. Lo malo no es envejecer. Lo malo es enfermar. Y enfermar es lo que conlleva la invalidez y el malestar físico y psicológico. Digamos que ahora uno no envejece con la edad, envejece cuando es dependiente y necesita a otras personas para vivir. Hay que ir cambiando los estereotipos de la gente introduciendo este nuevo concepto. Una persona de 100 años independiente y activa es más joven que una persona dependiente de 65 años.
-¿Desde un punto de vista facultativo, cómo aborda la medicina y el sector sociosanitario españoles al colectivo de gente mayor? ¿En qué nivel estamos?
Estamos bastante bien si hablamos de Cataluña y Madrid. Estamos muy mal si hablamos de Andalucía y el País Vasco. Estamos regular si hablamos del resto de España.
Es necesario potenciar la atención geriátrica en los hospitales de agudos del país introduciendo servicios de geriatría. Algunos dicen que lo pueden hacer otras especialidades médicas, pero, ¿por qué renunciar al especialista de verdad en enfermedades del anciano, que es el geriatra...? Si lo tenemos en el país, hay que utilizarlo. Igual que las personas van al neurólogo para problemas neurológicos o al cardiólogo para problemas cardiológicos, para las enfermedades del anciano, sobre todo si el cuadro es complejo, se debería ir al geriatra.
Es necesario incrementar las unidades de rehabilitación geriátrica (para pacientes que hay que rehabilitar después de haber sufrido un ictus o una fractura de cadera) en toda España. Es flagrante la falta de recursos que existe en este momento, excepto en Cataluña. Hay que hacer que los ancianos complejos sean visitados por un geriatra, como por ejemplo aquellos casos en los que la suma de muchas enfermedades crónicas y complejidad familiar y social hace que una decisión sea determinante sobre su bienestar y sobre el de su familia. Y especialmente allí donde las decisiones son complicadas: en los hospitales de agudos, en las decisiones sobre si hay que rehabilitar o no y en las situaciones del final de vida.
Los geriatras no deberían ver ancianos sanos. Ni siquiera ancianos enfermos. Pero sí deberían ver a todos los ancianos complejos enfermos de nuestro país.
-¿Y en un futuro más o menos inmediato, cómo se va a gestionar el envejecimiento de la población en España?
Lo gestionaremos como podamos. Yo creo que cada vez estamos más concienciados del papel que juegan los ancianos en nuestra sociedad y percibo una sensibilidad de las autoridades encaminada a poder ir implementando políticas que ayuden a atender bien a estas personas. Lo gestionaremos como podamos. Pero intuyo que lo gestionaremos bien.
-¿Llegará un momento en qué a la tercera edad se le llamará la segunda edad avanzada? Lo decimos porque se ‘vende’ que todas esas personas pueden hacer deporte, pueden viajar, pueden vivir una especie de segunda juventud…
Por supuesto que hay que cambiar el nombre. Pueden hacer una vida activa en todos los aspectos. Afortunadamente, se comienza a cambiar el paradigma.
-¿El gran reto es abordar con garantías el Alzheimer y otras demencias?
Sí. El gran reto es encontrar curación a enfermedades actualmente incurables que afectan a los ancianos. En concreto, las enfermedades neurodegenerativas, entre las que la enfermedad de Alzheimer es el principal reto. Y el cáncer, que afecta especialmente a los individuos de edad avanzada.
-¿Le preocupan los maltratos a las personas mayores (tanto a nivel doméstico como residencial), o bien es un fenómeno muy minoritario?
Me preocupa, y mucho. Lamentablemente, no disponemos de datos contrastados a nivel nacional, pero este será un nuevo reto de la SEGG. Yo intuyo, pero es una intuición y es muy personal, que el maltrato es un hecho muy frecuente del que aún no tenemos conciencia. Especialmente en ancianos dependientes física y mentalmente. Y especialmente el maltrato psicológico y económico. Avanzaremos también en este sentido desde la SEGG.