Redacción Farmacosalud.com
Los dermatólogos españoles piden regular los acrilatos presentes en esmaltes de uñas y pegamentos estéticos debido al aumento de la dermatitis alérgica por contacto causada por los nuevos hábitos estéticos, ya que, en los últimos años, la manicura de duración prolongada semipermanente, así como las pestañas postizas o las extensiones, se han hecho un hueco como ritual de belleza entre la población española. Una tendencia que, sumada a la comercialización de kits domésticos, ha provocado un aumento en el diagnóstico de la dermatitis alérgica por contacto tanto en ámbitos profesionales como en no profesionales. Las Dras. María Antonia Pastor y Mª Elena Gatica, miembros del Grupo Español de Investigación en Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), incluso se han mostrado partidarias -en declaraciones a www.farmacosalud.com- de estudiar la posible prohibición de los citados kits domésticos.
Y es que, para Pastor y Gatica, establecer una cantidad máxima de acrilatos no sería una medida suficiente para garantizar la seguridad de los usuarios: “No se trata de un problema de cantidades, pues son moléculas altamente sensibilizantes que pueden crear problemas incluso en concentraciones pequeñas. Creemos que la formación en riesgos y medidas de protección de las profesionales expuestas debería ser adecuada y obligatoria. Asimismo, consideramos que las consumidoras debieran ser informadas de los riesgos de sensibilización a estos compuestos, puesto que tales sustancias pueden suponer la contraindicación de potenciales procedimientos médicos futuros con acrilatos (procedimientos en los que haya material médico con presencia de acrilatos). Los acrilatos son moléculas presentes en distintos dispositivos médicos como materiales de reconstrucción odontológica o materiales de cirugía ortopédica, y ya hay algunos casos descritos de rechazo a estos materiales en pacientes sensibilizados a acrilatos a través de procedimientos estéticos”.
“Además, en concreto, y con respecto a los kits de aplicación doméstica, consideramos que debieran imponerse restricciones o incluso planteamos su posible prohibición, dado que son productos aplicados generalmente por usuarias desconocedoras de los riesgos. Además, la aplicación a uno mismo suele ser mucho más engorrosa y hay el peligro de exposición accidental de la piel al esmalte fresco mayor, existiendo además la posibilidad de una contaminación de otros objetos de la casa a la que están expuestos otros convivientes, incluidos niños”, sostienen las Dras. Pastor y Gatica.
Las esteticistas afectadas suelen ser más jóvenes que las usuarias afectadas
Las dermatitis asociadas a esmaltes permanentes afectan a dos grupos de mujeres: las esteticistas que los aplican y las usuarias. Las esteticistas afectadas suelen ser más jóvenes que las usuarias afectadas, siendo la edad media de las esteticistas de 30 años y la de las usuarias de 40 años aproximadamente, “si bien hemos observado pacientes de todas las edades (desde los 20 a los 65 años)”, señalan.
El aumento de la dermatitis alérgica por contacto causada por los nuevos hábitos estéticos ha sido uno de los temas más comentados en el 47 Congreso Nacional de Dermatología y Venereología, reunión celebrada recientemente en Barcelona bajo la organización de la AEDV. De hecho, los más de 1.600 especialistas en dermatitis de contacto y alergia cutánea reunidos en el encuentro anual han pedido a las instituciones públicas pasar a la acción. A juicio de Pastor y Gatica, el principal avance que se ha conocido en el Congreso es -en el marco de un seminario enfocado a acrilatos en procedimientos estéticos y médicos- el resultado de un estudio prospectivo multicéntrico en el que se ha analizado la frecuencia de sensibilización a acrilatos en un periodo de un año: “Este estudio ha puesto de manifiesto la utilidad de usar un marcador de cribado para detectar sensibilización a acrilatos con mayor eficacia. Este resultado está en consonancia con otros estudios realizados en nuestro entorno”.
“El mal uso de cosméticos que contienen acrilatos junto con la percepción de que no hay repercusión para la salud está incrementando los casos de dermatitis por contacto no solo en profesionales, sino también en usuarios no formados. Por eso, consideramos relevante formar, informar y regular el uso de estos productos como, por ejemplo, se ha hecho anteriormente con las tiazolinonas, conservantes con amplia difusión en cosméticos habituales como toallitas limpiadoras, cremas o productos de higiene y limpieza”, comenta Tatiana Sanz, miembro del Grupo de Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea de la AEDV.
El mayor peligro de los acrilatos es que tienen una reacción cruzada entre ellos, ya que una sensibilización puntual a un alérgeno concreto puede asociarse a otros acrilatos y repercutir en la vida futura del paciente. Así las cosas, la exposición a acrilatos utilizados para otras finalidades podría derivar en dermatitis de contacto a pegamentos. Ahondando en lo anteriormente descrito, los expertos advierten que la sensibilización al pegamento de las pestañas postizas puede provocar alergias a otros productos como los pegamentos quirúrgicos, los adhesivos médicos o los cementos utilizados en odontología y traumatología. “Los acrilatos son excelentes materiales que hay que saber utilizar y reservar para un fin justificado”, comenta Gatica a través de un comunicado de la AEDV.
Enrojecimiento, picor intenso, vesículas, dolor…
Las dermatitis alérgicas por contacto asociadas a estos productos de belleza son reacciones derivadas de la sensibilización por contacto a los acrilatos, presentes en productos de manicura y otros procedimientos estéticos, en particular los llamados esmaltes semipermanentes, que son los más populares. Estas dermatitis consisten en áreas de inflamación localizadas con enrojecimiento, picor intenso y vesículas, y pueden ser muy intensas debido a que dichas moléculas son altamente sensibilizantes.
“Si el contacto persiste en el tiempo -destacan Pastor y Gatica-, observaremos lesiones más crónicas, secas, hiperqueratósicas, descamativas y agrietadas, donde el dolor puede predominar sobre el picor. En el caso de los esmaltes permanentes, las lesiones se localizan en las zonas que pueden entrar accidentalmente en contacto con el esmalte fresco. Así, en las esteticistas que los aplican, afectan a las yemas de los tres primeros dedos de la mano dominante, mientras que en las usuarias se ubican en torno a las uñas en todos los dedos. Ocasionalmente, se pueden observar lesiones a distancia, como en la cara o el cuello. Otros síntomas que hemos detectado son las alteraciones en las uñas, sensación de hormigueo en pulpejos y, más raramente, síntomas generales como cefalea o síntomas respiratorios como carraspera o tos”.
No siempre hay relación directa entre el punto de contacto y el lugar de la reacción alérgica
Así pues -tal y como se acaba de comentar en relación a las lesiones a distancia-, otra de las dificultades que presenta el acrilato es que la localización de la dermatitis no siempre se identifica por la zona donde se ha aplicado este potencial alérgeno. Es decir, no siempre existe una relación directa entre la localización sobre la que se ha producido el contacto y el lugar donde ha surgido la reacción alérgica. Esto ocurre porque las sustancias que generan reacción se pueden trasladar, a través de las manos o por vía aerotransportada, a otras localizaciones que el paciente no identifica porque no se corresponden con el área donde se ha aplicado el producto. Esto implica que sea necesario un proceso de búsqueda junto con el paciente para identificar los agentes causantes.
En este sentido, la Dra. Sanz subraya que “cuando detectamos sensibilización a un alérgeno. iniciamos una investigación para detectar la fuente de sensibilización y los productos que puedan contenerlo. Identificarlo nos permite informar al paciente y que éste evite el contacto con dicho alérgeno y aquellos asociados por una reacción cruzada. Esta es la única manera de prevenir nuevos brotes de dermatitis por contacto. Además, tenemos que fomentar la educación y concienciación para que los ciudadanos tengan todas las herramientas posibles que les permitan prevenir y actuar en caso de padecer este tipo de dermatitis”.
Además, la Dra. Pastor asegura que “los dermatólogos ya asumimos que ni los productos sanitarios más básicos como un vendaje ni los dispositivos más sofisticados como las bombas de insulina revelan los componentes en el etiquetado, a diferencia de los productos cosméticos cuyos ingredientes son de declaración obligatoria. Esto (la falta de componentes en el etiquetado) dificulta enormemente el estudio de la dermatitis de contacto, la identificación del alérgeno responsable y la elección de productos sanitarios alternativos”. Sin ir más lejos, en la cita congresual de la AEDV se ha advertido sobre los nuevos alérgenos relacionados con los acrilatos incluidos en dispositivos tecnológicos como el sensor de glucosa para diabéticos. “Estas innovaciones, junto con la ubicuidad de estos alérgenos, plantean nuevos retos y diagnósticos que nos recuerdan el importante papel del dermatólogo en la observación y notificación de nuevos casos”, afirma Sanz.
Ante todas estas dificultades, las tres facultativas consideran que "debería existir una normativa que obligara a los fabricantes de productos sanitarios y dispositivos médicos a declarar cada uno de los componentes que contienen tales productos y a colaborar en el estudio de los problemas de salud que éstos ocasionan. De esta manera, dejaremos de asumir que la dermatitis es únicamente irritativa y pasaremos a reconocer que existe un problema real”.
La dermatitis alérgica por contacto, muy frecuente en las consultas de Dermatología
Durante el simposio ‘¿La localización nos dirige al alérgeno?’ los especialistas también han puesto el foco sobre otros alérgenos muy frecuentes que pueden pasar desapercibidos. Es el caso de los antioxidantes galatos incluidos en las barras de labios hidratantes o las fragancias de las pastas de dientes y desodorantes. Los textiles también han sido objeto de debate por generar alergias debido a los alérgenos que incluyen los tintes y antioxidantes de las gomas de las prendas sintéticas. Concretamente, éstos producen dermatitis de contacto, en ocasiones, difíciles de diagnosticar si no se sospechan por su polimorfismo clínico y por su amplio diagnóstico diferencial, que incluye enfermedades tan frecuentes como la dermatitis atópica.
La dermatitis de contacto alérgica supone uno de los motivos de visita más frecuentes en las consultas de Dermatología. La exposición creciente a múltiples y diversos productos de cosmética, higiene y cuidado personal supone un riesgo continuo de sensibilización a sus ingredientes, fundamentalmente fragancias y conservantes. A lo largo de la historia se han ido sucediendo epidemias de sensibilización a distintos compuestos. “Coincidiendo con estas epidemias, de forma cíclica asistimos a fases de incremento en la incidencia de dermatitis de contacto. Así, por ejemplo, hemos vivido una epidemia reciente de sensibilización a metilisotiazolinona, un conservante presente en múltiples productos de higiene y limpieza doméstica, con un incremento exponencial de pacientes en las consultas de dermatitis de contacto (en nuestro medio, en algunos centros los sujetos sensibilizados a este compuesto suponían más de un 20% de los pacientes estudiados por dermatitis de contacto, o sea, uno de cada 5 pacientes, lo cual es una frecuencia altísima)”, establecen Pastor y Gatica.
“Afortunadamente, ya se ha legislado al respecto y se han instaurado restricciones y, aunque es un poco pronto para establecer conclusiones, la sensación es que hay un progresivo descenso de estos valores. Con respecto a los acrilatos en esmaltes permanentes, estamos observando también frecuencias muy elevadas (una media de un 3%)”, revelan ambas expertas.
La creación de un Registro sobre la patología, “un gran paso”
Los dermatólogos han creado un Registro a nivel nacional de los casos estudiados por dermatitis de contacto. Este es el camino para establecer un control epidemiológico de alérgenos nuevos y conocidos, y para crear estrategias que disminuyan y controlen el número de casos a través del diagnóstico precoz, la información y la legislación. Además, “queremos mejorar el proceso de diagnóstico. Por eso, estamos trabajando en la identificación de nuevos marcadores que podamos incluir en nuestra batería estándar y detectar así el mayor número de casos sensibilizados a textiles y acrilatos cuando realizamos las pruebas epicutáneas”, indica Sanz.
Según las Dras. Pastor y Gatica, “el Registro es un gran paso para tener constancia de la frecuencia de sensibilización a acrilatos en nuestra población en un período concreto (no solo a acrilatos sino a los principales alérgenos). Nos dará una información fiable de la auténtica magnitud del problema en la actualidad en todo el territorio nacional. Tenemos la convicción de que, antes o después, las autoridades sanitarias a nivel nacional y europeo se harán eco del grave problema que estamos viviendo, e impondrán una regulación que consiga, con el tiempo, reducir la alta frecuencia de sensibilización a acrilatos que se está detectando actualmente a nivel global”.