Redacción Farmacosalud.com
La hepatitis C puede ayudar a algunos pacientes trasplantados a adaptarse a su nuevo hígado. Así, tal como suena, y por sorprendente que parezca. Los pacientes trasplantados hepáticos pueden desarrollar tolerancia a sus nuevos hígados incluso si tienen hepatitis C, según una reciente investigación. Contrariamente a lo que se pensaba hasta el momento, en los pacientes infectados por hepatitis C el virus no aumenta el riesgo de rechazo y en algunos casos puede facilitar la adaptación del sistema inmune al nuevo hígado. ¿Así pues, se abren las puertas a la búsqueda de alguna especie de ‘vacuna’ -por calificarla de algún modo- basada en el comportamiento de dicho virus, y que esté indicada para facilitar el éxito de cualquier transferencia de órganos? “El estudio identifica una serie de mecanismos que hasta ahora no se sabía que podían contribuir al desarrollo de tolerancia a los trasplantes. En este sentido, el estudio ofrece nuevas vías para explorar a la hora de diseñar estrategias para inducir tolerancia no sólo a los trasplantes hepáticos, sino también a otros órganos”, afirma el profesor Alberto Sánchez Fueyo, coautor de la investigación.
“El concepto de ‘vacuna’, sin embargo, no parece el más apropiado en este caso, ya que el objetivo es replicar la capacidad del virus de inhibir el sistema inmune, y no aumentar la respuesta inmune contra el propio virus, que es lo que tradicionalmente hacen las vacunas”, precisa Sánchez Fueyo a www.farmacosalud.com.
La hepatitis C crónica afecta a 200 millones de personas en el mundo
El hígado es menos susceptible de ser rechazado tras un trasplante que muchos otros órganos, y los pacientes trasplantados hepáticos pueden desarrollar una ‘tolerancia operacional’ hacia el nuevo órgano, cosa que les puede permitir abandonar los fármacos inmunosupresores sin sufrir rechazo. Ensayos clínicos anteriores habían demostrado que es posible eliminar los inmunosupresores en pacientes estables, pero ninguno de estos ensayos previos había investigado los mecanismos mediante los que se desarrolla la tolerancia en pacientes con infección persistente por hepatitis C.
El virus de la hepatitis C (VHC) afecta crónicamente a unos 200 millones de personas en todo el mundo y es responsable de un gran número de los trasplantes hepáticos que se llevan a cabo en el mundo occidental. Tras la transferencia hepática, los pacientes desarrollan infección por VHC de nuevo, lo cual provoca hepatitis crónica en el nuevo órgano. Hasta ahora se pensaba que esta inflamación causada por el VHC dificultaría el desarrollo de tolerancia. Esta nueva investigación, publicada en la revista ‘Science Translational Medicine’, explora las bases de la relación entre la hepatitis C y los órganos trasplantados, para establecer si la respuesta inmune a una infección viral tiene un efecto positivo o negativo en la tolerancia al nuevo órgano. Se seleccionaron 34 pacientes trasplantados infectados con VHC para formar parte de un ensayo clínico en España, en el que sus fármacos inmunosupresores fueron gradualmente eliminados. Se les realizó un seguimiento durante un año. La eliminación de los fármacos fue exitosa en 17 pacientes (el 50%), que mantuvieron una función hepática estable sin signos de rechazo doce meses después de finalizar su tratamiento farmacológico.
El virus ayuda al nuevo hígado por puro interés
Así pues, la hepatitis C puede ayudar al cuerpo a desarrollar tolerancia al reducir la respuesta inmune dirigida contra el nuevo órgano que conduce al rechazo. De todos modos, se necesitan nuevas investigaciones para comprender por qué algunos pacientes son tolerantes mientras otros rechazan el nuevo hígado. Pero que nadie se llame a engaño: en los casos en los que el virus de la hepatitis C ayuda a no rechazar el hígado transferido, el virus no actúa por ánimo altruista, sino por puro interés: “Los mecanismos que hemos identificado como asociados al desarrollo de tolerancia hepática en pacientes con infección por virus C son los mismos mecanismos que el virus utiliza para inhibir el sistema inmune y así conseguir no ser eliminado y poder perpetuar la infección del nuevo hígado”, asegura el profesor. En definitiva, el virus de la hepatitis C se ‘asocia por interés’ con el sistema inmune, con el fin último de que progrese el nuevo hígado (el trasplantado), para que así el virus tenga oportunidad de atacarlo y seguir manteniendo viva la infección.
El estudio ha sido liderado por el IDIBAPS-Hospital Clínic de Barcelona, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas dependiente del Instituto de Salud Carlos III (CIBEREHD), y el King's College de Londres, han informado fuentes del Instituto Carlos III y CIBEREHD.