Redacción Farmacosalud.com
La Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de sus Comités de Nutrición y Lactancia, ha elaborado una guía con recomendaciones para padres y familiares sobre la alimentación complementaria. El nuevo documento recopila toda la evidencia científica disponible sobre este aspecto de la alimentación infantil, que consiste en empezar a introducir en la dieta del lactante alimentos sólidos, distintos de la leche materna o de una fórmula infantil, como complementos y no como sustitución de la misma. Como novedad, la guía dedica una parte importante de su contenido al Baby-led Weaning (BLW), una forma de ofrecer la alimentación complementaria que podría traducirse como ‘alimentación guiada o autorregulada por el bebé’. Dado que uno de los riesgos del BLW son los atragantamientos, en el texto se recogen algunos consejos para evitar este tipo de percances.
Cuando se practica el método BLW, los padres deciden la alimentación que dan al bebé permitiéndole escoger por sí mismo la comida y la cantidad que desea. Para ello, según se recoge en el manual, el bebé se sienta en la mesa con la familia durante las comidas y se le empieza a ofrecer la misma comida que al resto, siempre en trozos pequeños y blandos, apropiados a su desarrollo psicomotor. El niño se alimenta por sí solo desde el principio, comenzando con las manos y, posteriormente, se van introduciendo los cubiertos. Desde el inicio del BLW el aporte de leche continúa siendo a demanda.
Consejos para evitar sustos con el BLW
En el nuevo documento se recogen algunos consejos para evitar atragantamientos, que es uno de los riesgos asociados al BLW:
• El bebé debe estar erguido, nunca recostado. Debe estar sentado en una trona o en su defecto en el regazo de su cuidador.
• Nunca se puede dejar a un bebé que está comiendo sin supervisión
• No se deben ofrecer comidas con alto riesgo de atragantamiento, como frutos secos enteros, palomitas de maíz, uvas enteras, salchichas cortadas transversalmente, etc. También hay que evitar algunas frutas y vegetales duros, como la manzana y zanahoria crudas.
Para el Dr. José Manuel Moreno Villares, coordinador del Comité de Nutrición de la AEP y coordinador y participante como autor en la guía (como el resto de miembros del Comité de Lactancia Materna y del Comité de Nutrición), otra manera de impedir que el niño tenga problemas a la hora de ingerir alimentos es evitarle distracciones, es decir, no hay que entretenerle con algún tipo de juguete mientras come: “Ese consejo también es válido cuando se le da de comer y no sólo en el BLW. Debe haber una atención a la comida y que se interactúe con los propios alimentos, más que con elementos ajenos”.
Si la dieta es monótona y de baja calidad nutricional, el aprendizaje será muy deficiente
Dado que el BLW está concebido para que se comparta la mesa familiar, los lactantes pueden ‘estar expuestos a una dieta poco sana. Independientemente del método utilizado, la presencia de alimentos poco sanos en el hogar predispone a su consumo por el niño’, según se lee en el manual. “Cuando hacemos esta consideración lo que señalamos es la importancia que tiene, para el proceso de aprender a comer, el hecho de compartir la mesa con otros -generalmente en casa, pero también en la escuela infantil-. El aprendizaje se basa en la exposición repetida a sabores y texturas. Si la dieta es monótona y, además, de baja calidad nutricional, ese aprendizaje será muy deficiente y el riesgo de adquirir hábitos alimentarios poco saludables, elevado. Aunque desde el punto de vista educativo el mensaje es que el bebé debe ir incorporándose progresivamente a la comida del resto de la familia, deberíamos completarlo con la frase: ‘siempre que la comida sea nutricionalmente adecuada y el ambiente de la comida agradable’”, indica Moreno Villares en declaraciones a www.farmacosalud.com.
Según el nuevo texto, una de las ventajas de la introducción de sólidos siguiendo los principios del BLW es el ‘aumento de la satisfacción familiar’ y la ‘disminución de la percepción de mal comedor’. A juicio del coordinador del Comité de Nutrición de la AEP, los signos que nos dirán que un bebé no es mal comedor gracias a este sistema parten de una premisa: "No hay una cantidad determinada para cada niño. Hay una oferta constante, pero la cantidad de alimento la decide el niño (esto es más difícil de llevar a la práctica con alimentación triturada ofrecida por otra persona). El BLW implica menos alimentación ‘forzada’ y, por tanto, menos rechazo a la alimentación. El niño, cuando ha cubierto sus necesidades, deja de comer”.
En España rige más el BLW modificado (combinar alimentos en trozos con alimentos triturados)
Si bien por ahora no existen datos sobre la extensión de uso del método Baby-led Weaning entre la población española, sí se sabe que es una práctica “creciente, sobre todo entre padres más jóvenes y de mayor nivel sociocultural. A diferencia de lo que ocurre en Reino Unido o en Nueva Zelanda, en España es más habitual el uso de BLW modificado, es decir, el que combina el uso de alimentos en trozos con el uso de alimentos triturados (método que se conoce como BLISS -Baby Led Introduction to SolidS-)”, subraya el Dr. Moreno Villares. La guía asocia algunas ventajas al BLW modificado (o BLW mixto), entre las que destacan el incremento de la duración de la lactancia materna o el fomento de la alimentación perceptiva y basada en señales de hambre y saciedad del niño.
Para el experto, independientemente del sistema de alimentación complementaria escogido, la formación de las familias "es muy importante. Resulta esencial educarles sobre las normas básicas de prevención de atragantamientos y sobre los alimentos no recomendables”. En cualquier caso, agrega el facultativo, “la filosofía que debe estar detrás de cómo ofrecer los alimentos a los lactantes es la alimentación perceptiva, que tiene como pauta interpretar las claves que el lactante trasmite a la hora de comer y que hacen que la alimentación se adecúe de forma individualizada a cada bebé”.
La guía recomienda mantener la lactancia materna de forma exclusiva durante los seis primeros meses de edad y, a partir de ese momento, añadir paulatinamente el resto de los alimentos mientras se mantiene la lactancia materna durante el tiempo que el niño lo desee. El documento explica de forma detallada los motivos por los que así debe ser y los riesgos que podría conllevar una introducción precoz de la alimentación complementaria, y también aporta algunas recomendaciones sobre cuándo introducir alimentos potencialmente alergénicos.
Varias actualizaciones sobre temas controvertidos
De acuerdo con el Dr. Moreni Villares, en la guía “se actualizan algunos aspectos sobre los que en los últimos años se había generado alguna controversia”:
1. No hay ninguna razón para diferenciar entre alimentos potencialmente alergizantes y los que no. Los consejos para la introducción de nuevos alimentos es común.
2. No hay diferencias en los consejos para lactantes amamantados frente a los que reciben una fórmula infantil.
3. La introducción precoz del gluten mientras se está con lactancia materna no ejerce ningún efecto protector frente al riesgo de desarrollar enfermedad celíaca.
4. Se enfatiza en el hecho de no emplear la sal en la preparación de las comidas para lactantes y limitar, en la medida de lo posible, el uso de azúcar añadido en este grupo de edad.
5. Tal y como se ha apuntado anteriormente, se habla con extensión de la actitud de los padres respecto a la alimentación de sus hijos: se recomienda una actitud ‘perceptiva’, es decir, en respuesta a las claves que manda el niño. El BLW es parte de esa propuesta.