Guillermo González Castilla
El mantenimiento de unos niveles adecuados de calcio y de vitamina D en el organismo es fundamental para la salud, por sus múltiples funciones, y por su demostrada efectividad terapéutica en la prevención de la osteoporosis o de determinadas enfermedades cardiovasculares, así como por su capacidad inmunomoduladora, entre otras ventajas.
El consumo de lácteos es la principal y mejor fuente de la que dispone el ser humano para el aporte necesario de calcio y una de las mejores para el aporte de vitamina D. Sin embargo, se está produciendo un alarmante descenso del consumo de lácteos en la población española, que podría tener unas consecuencias negativas sobre la salud, como se puso de relieve durante el simposio “Importancia del calcio y la vitamina D en la salud”, que tuvo lugar durante el 40º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), celebrado del 17 al 20 de octubre en Palma de Mallorca.
El simposio fue moderado por el Dr. Luis Collado, director del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y director de la Cátedra UCM/CLAS de Formación e Investigación en Nutrición y Educación para la Salud, que también participó como ponente, y contó con la intervención de Marta Hernández, directora de Calidad y Nutrición de Central Lechera Asturiana; de la Dra. Mª José Ciudad, profesora del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y responsable del Área de Nutrición en la Facultad de Medicina, y del Dr. Pedro Gil, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid.
Valor nutricional de los lácteos
En España, en los últimos 20 años, se ha pasado de un consumo anual de casi 100 litros de leche por persona a tan sólo 69,91 litros por persona en 2017, según datos del “Informe del consumo de alimentación en España 2017”, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. “De hecho, nos estamos acercando a los países del mundo que menos leche consumen”, afirmó Marta Hernández.
La experta destacó que la leche es un producto fundamental de la pirámide alimentaria. “Los lácteos forman parte de una dieta sostenible y existe una extensa evidencia científica sobre la importancia nutricional y metabólica de la leche”, añadió Marta Hernández.
Desde el punto de vista nutricional, la experta comentó que la leche es el alimento más completo que se conoce, con un aporte de calorías mínimo. “Además, aporta un contenido vitamínico y mineral superior al de otros alimentos, entre los que destaca el calcio, el fósforo o el potasio”, remarcó.
Los lácteos aportan el 48% del calcio entre la población española y es la mejor fuente de calcio de la dieta tanto por su alto contenido, como por su biodisponibilidad. Según explicó Marta Hernández, “la absorción del calcio de la leche se diferencia de otros alimentos porque dicho calcio se une a los péptidos y a las proteínas de la leche, permaneciendo más tiempo en disolución en el intestino. Además, los lácteos no tienen compuestos que impidan su absorción, como en el caso de los vegetales, que contienen determinadas sustancias que lo inhiben”.
Marta Hernández también destacó algunas ventajas derivadas de un mayor consumo de leche, como que el sector lácteo contribuye a proteger los recursos ambientales y a su sostenibilidad, a la vez que proporcionan una nutrición saludable. “Las vacas lecheras tienen la especial capacidad de consumir alimentos no digeribles y convertirlos en proteínas saludables para el ser humano”, amplió la experta.
En cuanto a la sostenibilidad, Marta Hernández comentó que las dietas sustentables sólo se concentran, muchas veces, en los impactos ambientales de los alimentos, sin tener en cuenta el valor nutricional. Hoy en día, existe el Índice de Densidad de Nutrientes en el Impacto Climático[1] (NDCI, por sus siglas en inglés), que compara los valores nutricionales del producto con el impacto climático. Según este baremo, la leche tiene un índice muy positivo por su elevado número de nutrientes, a pesar del impacto de la emisión de gases producidos por las vacas, en comparación con otras bebidas.
Por último, Marta Hernández comentó que las principales razones por las que puede estar decayendo el consumo de leche son el descenso de la población, las intolerancias o alergias a las proteínas de la leche (se estima que el 34% de la población española no digiere correctamente la lactosa), y la desviación del consumo de leche hacia las leches sin lactosa o hacia bebidas vegetales.
Papel del calcio y la vitamina D en la salud ósea
La Dra. María José Ciudad analizó el “Papel del calcio y la vitamina D en la salud ósea”, y comentó su importancia en la prevención de la osteoporosis, una enfermedad progresiva y generalizada que se caracteriza por una reducción de la masa ósea y un incremento de la porosidad del hueso, además de una alteración de la resistencia ósea, lo que provoca que los huesos sean más frágiles, resistan peor los golpes y se rompan con mayor facilidad.
La vitamina D es un pilar indispensable en el tratamiento de esta enfermedad, que tiene una gran prevalencia en la población española, y que va aumentando con la edad[2]. Es necesario un nivel adecuado de vitamina D para que la absorción de calcio en el organismo sea correcta. Su déficit aumenta significativamente el riesgo de padecer osteoporosis.
Además, la experta destacó el elevado coste sanitario que provocan las fracturas osteoporóticas y, “especialmente, el elevado porcentaje de mortalidad como consecuencia de este tipo de fracturas: alrededor del 14% de la población fallece a los 2-3 meses de tener una fractura, fundamentalmente de cadera; incidencia que aumenta hasta el 35% a los 2-3 años”, aseveró la Dra. Ciudad.
Existen dos tipos de esta vitamina: el ergocarciferol o vitamina D2, de origen vegetal; y la vitamina D3 o colecalciferol, que se sintetiza principalmente a partir de la radiación solar, “y que es la que se utiliza para los productos lácteos, por su alta biodisponibilidad”, explicó la Dra. Ciudad. La vitamina D regula la absorción del calcio a nivel intestinal y renal, a nivel de la parathormona (PTH), y actúa también regulando la absorción intestinal del fósforo y regulando el sistema celular osteoblástico.
Para la Dra. Ciudad, es fundamental determinar los niveles recomendados de vitamina D en sangre. “Tras revisar todas las fuentes bibliográficas existentes, expuso la experta, se deben establecer los siguientes criterios de consenso: nivel deficiente ‹ 20 ng/ml; nivel mínimo adecuado entre 20-30 ng/ml; y nivel recomendable entre 30-60 ng/ml[3]”.
“Tomando en cuenta estos niveles, el 94% de la población española no llega al nivel mínimo adecuado de vitamina D[4], alertó la Dra. Ciudad. Además, si se analizan los datos por edad y sexo, las mujeres y los ancianos, que son las poblaciones más susceptibles de padecer osteoporosis, tampoco alcanzan el mínimo recomendado de vitamina D[5]”.
Los niveles de vitamina D en España son similares a los de los países nórdicos, a pesar de ser un país de sol. Entre los motivos, según la Dra. Ciudad, se encuentran que la población española tiene un bajo aporte dietético de vitamina D, las altas temperaturas (que en verano obligan a protegerse del sol) o la piel morena (que dificulta la absorción de vitamina D).
El aporte diario recomendado de vitamina D es de 600 UI/día para la población de entre 1 y 70 años; y 800 UI/día para la población de 71 o más años[6]; “pero para conseguir niveles en sangre medianamente aceptables, esas cantidades habría que multiplicarlas también por 10”, añadió la Dra. Ciudad.
“Para revertir esta situación, nuestros pacientes deberían tomar el sol de 10 a 15 minutos al día, evitando las horas centrales del día, y aumentar la ingesta de lácteos, huevos, pescados o cereales”, resaltó la especialista.
El consumo de calcio también está disminuyendo en España. En concreto, 8 de cada 10 españoles está por debajo de la ingesta diaria recomendada (IDR)[4]. “Esta situación es especialmente alarmante en niños y adolescentes, que no llegan a la IDR en el 100% de los casos”, alertó.
La Dra. Ciudad incidió en la importancia de aumentar el consumo de lácteos entre la población española, dado que “constituyen la principal fuente para el aporte de calcio y una de las mejores para el aporte de vitamina D, tanto por los niveles que contienen de ambos nutrientes, como por su elevada biodisponibilidad, circunstancias que facilitan su correcta absorción por parte del organismo”.
Importancia del calcio y de la vitamina D en la tercera edad
La vitamina D puede incrementar la longevidad de la población y reducir la incidencia de enfermedades, según afirmó el Dr. Pedro Gil durante su ponencia sobre la “Importancia del calcio y de la vitamina D en la tercera edad”. De hecho, el experto expuso que la evidencia científica ha demostrado que los niveles de vitamina D tienen una estrecha relación con la longevidad y la morbilidad. “Desde hace ya tiempo, amplió el experto, se han realizado estudios que concluyen que la deficiencia de vitamina D se asocia a una mayor mortalidad[7] y a un mayor deterioro funcional[8]”.
“Los mecanismos por los cuales la vitamina D se relaciona con esta pérdida de funcionalidad son mecanismos complejos, que tienen mucho que ver con el propio proceso del envejecimiento”, explicó el Dr. Gil. En concreto, la vitamina D interviene en los fenómenos de reparación del ADN, así como en la regulación genética del sistema inmune, y favorece la reparación del daño oxidativo.
Además de la importancia de la vitamina D en la salud cardiovascular y en el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso central, el Dr. Gil subrayó que esta vitamina también está involucrada en la prevención de la sarcopenia, del deterioro físico y de la discapacidad.
Aunque ya hay estudios que concluyen que el déficit de vitamina D puede aumentar el riesgo de desarrollar todo tipo de demencias[9] y conlleva un menor rendimiento cognitivo[10], el Dr. Gil comentó que, en el momento actual, todavía no está bien establecida la relación entre deterioro cognitivo y niveles séricos de vitamina D[11].
Sin embargo, sí que se ha podido comprobar la importancia de conseguir unos altos niveles de vitamina D en relación a los grandes síndromes geriátricos, como la fragilidad y la sarcopenia. La fragilidad es un síndrome biológico asociado a la edad, caracterizado por el descenso en la reserva biológica y resistencia al estrés debido al declinar de varios sistemas fisiológicos, colocando al individuo en especial riesgo ante la presencia del mínimo factor estresante, y está relacionado con eventos desfavorables como discapacidad, hospitalización y muerte.
“Es muy importante que, sobre todo en atención primaria, se detecte precozmente a los pacientes que sufren de fragilidad, para poder actuar a tiempo”, resaltó el Dr. Gil. En este sentido, el experto se refirió a un estudio que relaciona directamente la fragilidad con la hipovitaminosis D[12], y en el que se consiguieron efectos beneficiosos sobre los pacientes mediante la administración de 800-1000 U/día de vitamina D.
En cuanto a la sarcopenia, existen numerosos estudios que demuestran el papel de la nutrición en su prevención y tratamiento[13], y que la suplementación de vitamina D y de calcio va a mejorar la salud de estos pacientes. “Por este motivo, concluyó el Dr. Gil, el consumo de leche, gracias a su contenido en estos nutrientes y a su biodisponibilidad, junto a las características especiales de sus proteínas[14], que actúan como antiinflamatorios, es muy beneficioso para combatir este tipo de síndromes geriátricos”.
Papel del calcio y vitamina D en la salud cardiovascular
Por último, el Dr. Luis Collado trató el “Papel del calcio y vitamina D en la salud cardiovascular”, y explicó que, aunque la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, en España, ha descendido ligeramente por debajo del 30% en los últimos años, su incidencia está aumentando. “Esto sucede porque, aunque se ha mejorado muchísimo tanto en la prevención secundaria como en el tratamiento de los eventos cardiovasculares, no sucede lo mismo en la prevención primaria”, alertó el Dr. Collado.
“La dieta y el fomento de hábitos saludables son dos de los principales pilares sobre los que actuar en atención primaria”, afirmó el experto. En el caso de la vitamina D, el Dr. Collado explicó que un aporte adecuado puede actuar sobre tres factores modificables de riesgo cardiovascular: colesterol, hipertensión y diabetes.
Respecto a la hipercolesterolemia, se ha demostrado que la vitamina D produce una reducción en la síntesis hepática de triglicéridos e incrementa los niveles del colesterol HDL[15] y Apo A1[16], por lo que ejerce un efecto beneficioso sobre la prevención del riesgo cardiovascular.
A nivel de la hipertensión, la elevación de los niveles de la vitamina D disminuye la estimulación de la renina y la actividad de la parathormona, evitando la aparición de un cuadro de hiperparatiroidismo, la fibrosis vascular o la hipertrofia miocárdica. Por último, en cuanto a la diabetes, aumenta la secreción pancreática de la insulina y aumenta la sensibilidad de los receptores periféricos de esta hormona.
El aporte de calcio también tiene un efecto beneficioso sobre la hipertensión y el perfil lipídico. Sobre la hipertensión, la ingesta de 1200-1300 mg/día puede disminuir el riesgo cardiovascular hasta un 27%; y sobre el perfil lipídico, el calcio puede conseguir una reducción de los niveles de colesterol en sangre de alrededor del 25-30%, mejorando, a su vez, la relación entre el colesterol HDL-LDL.
El Dr. Collado insistió en las ventajas de los lácteos como fuente de aporte de vitamina D y de calcio en comparación con otros alimentos, coincidiendo con el resto de ponentes en cuanto a que constituyen la principal fuente de aporte de calcio a nivel alimenticio; y, en cuanto a la vitamina D, destacando que “lo más importante es que la vitamina de la leche sea vitamina D3”.
Para finalizar, el Dr. Collado afirmó que, según avala la evidencia científica, “la ingesta regular y moderada de lácteos, en la ración diaria recomendada (RDC), puede llegar a reducir el riesgo cardiovascular entre un 18-20%[17-21]”.
Referencias
1. Smedman A, Lindmark-Mansson H, Drewnowski A, Modin AK. Nutrient density of beverages in relation to climate impact. Food Nutr Res. 2010; 54: 10.
2. Fuente: Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO). 2014.
3. Torres del Pliego E, Nogués Solán X. ¿Cómo utilizar la vitamina D y qué dosis de suplementación sería la más idónea para tener el mejor balance eficacia/seguridad? Rev Osteoporos Metab Miner vol.6 supl.1 Madrid mar. 2014.
4. Fuente: Estudio ANIBES. Fundación Española de Nutrición. 2013.
5. Navarro C, Quesada JM. Deficiencia de vitamina D en España. ¿Realidad o mito? Rev Osteoporos Metab Miner. Vol.6, supl.1. Madrid, mar. 2014.
6. Veugelers PJ, Ekwaru JP. A Statistical Error in the Estimation of the Recommended Dietary Allowance for Vitamin D. Nutrients. 2014 Oct; 6(10): 4472–4475.
7. Pérez-López FR, Chedraui P, Fernández-Alonso AM. Vitamin D and aging: beyond calcium and bone metabolism. Maturitas. 2011 May;69(1):27-36.
8. Longitudinal Aging Study Amsterdam.
9. Miller JW, Harvey DJ, Beckett LA, Green R, Farias ST, Reed BR, et al. Vitamin D Status and Rates of Cognitive Decline in a Multiethnic Cohort of Older Adults. JAMA Neurol. 2015 Nov;72(11):1295-303.
10. Goodwill AM, Szoeke C. A Systematic Review and Meta-Analysis of The Effect of Low Vitamin D on Cognition. J Am Geriatr Soc. 2017 Oct;65(10):2161-2168.
11. Olsson E, Byberg L, Karlström B, Cederholm T, Melhus H, Sjögren P, et al. Vitamin D is not associated with incident dementia or cognitive impairment: an 18-y follow-up study in community-living old men. Am J Clin Nutr. 2017 Apr;105(4):936-943.
12. Wong YY, Flicker L. Hypovitaminosis D and frailty: Epiphenomenon or causal? Maturitas. 2015 Dec;82(4):328-35.
13. Robinson SM, Reginster JY, Rizzoli R, Shaw SC, Kanis JA, Bautmans I, et al. Does nutrition play a role in the prevention and management of sarcopenia? Clin Nutr. 2018 Aug;37(4):1121-1132.
14. Ticinesi A, Meschi T, Lauretani F, Felis G, Franchi F, Pedrolli C, et al. Nutrition and Inflammation in Older Individuals: Focus on Vitamin D, n-3 Polyunsaturated Fatty Acids and Whey Proteins. Nutrients. 2016 Mar 29;8(4):186.
15. Chardigny JM, Destaillats F, Malpuech-Brugère C, Moulin J, Bauman DE, Lock AL, et al. Do trans fatty acids from industrially produced sources and from natural sources have the same effect on cardiovascular disease risk factors in healthy subjects? Results of the trans Fatty Acids Collaboration (TRANSFACT) study. Am J Clin Nutr. 2008 Mar;87(3):558-66.
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