Redacción Farmacosalud.com
¿Quién no ha jugado alguna vez con imanes? Pues bien, ahora el juego entra en quirófano… El Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) es pionero en España utilizando imanes para realizar intervenciones quirúrgicas, una técnica mínimamente invasiva que permite al cirujano trabajar con más comodidad a la hora de mover vísceras porque se reduce la presencia y manipulación de instrumental en la zona intervenida. Según explica a www.farmacosalud.com el Dr. Carles Giné, jefe de Sección de Cirugía Digestiva y Torácica Pediátricas del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona), en principio -y a falta de evidencias científicas que sostengan lo contrario-, por ahora la nueva técnica estaría desaconsejada únicamente en aquellos casos en los que el paciente lleve un marcapasos o una prótesis metálica.
Por el momento, la aplicación del revolucionario sistema en España sólo se ha centrado en pacientes pediátricos. “No sé si hay mucha evidencia científica en relación al uso de la nueva metodología quirúrgica en presencia de marcapasos, pero hasta que no la haya lo prudente es no utilizar los imanes porque no tenemos la seguridad de que su uso pueda alterar este aparataje. No obstante, la presencia de marcapasos en niños es algo poco frecuente… operar a niños con marcapasos es relativamente inusual. Y en cuanto a la presencia de prótesis metálicas, también puede suponer un problema, si bien es verdad que, como ocurre con los marcapasos, encontrar prótesis metálicas en niños es raro. Con todo, ante dispositivos de este tipo imagino que, también por prudencia, podríamos limitar el uso de los imanes”, señala Giné.
Intervenciones digestivas, torácicas, urológicas y oncológicas
El nuevo procedimiento quirúrgico permite el movimiento de las vísceras de forma menos agresiva que con los métodos habituales y puede utilizarse en un gran número de cirugías sin dejar cicatrices visibles. Las aplicaciones de los imanes en el campo de la cirugía pediátrica son múltiples, ya que la tracción de las vísceras es una maniobra habitual en cualquier tipo de cirugía. Hasta ahora se han realizado con esta técnica intervenciones digestivas, torácicas, urológicas y oncológicas, como la colecistectomía o extracción de la vesícula biliar, siempre con éxito y sin complicaciones quirúrgicas.
Para el jefe de Sección de Cirugía Digestiva y Torácica Pediátricas del Hospital Vall d’Hebron, el uso de imanes quirúrgicos no es el principio del fin de las cicatrices en cirugía, pero sí ‘la mitad’ del recorrido hacia la desaparición de las mismas: “Ahora mismo se están desarrollando muchas técnicas para ahorrar cicatrices, y esta es una más de ellas. Yo no diría que es el principio del fin de las cicatrices, puesto que ya hace tiempo que estamos caminando en esa dirección y el principio lo estamos dejando bastante atrás. Estamos por la mitad. Pero sí, desde luego, sin ninguna duda, es una herramienta más que nos permite hacer menos daño (menos incisiones) y dejar menos cicatrices”.
La nueva técnica consiste en la introducción dentro del cuerpo de unos pequeños imanes con pinzas que permiten coger y desplazar las vísceras con la ayuda de un imán exterior fijado a la mesa de operaciones, que se puede mover en cualquier dirección. La introducción del instrumental se hace a través de un puerto quirúrgico de 10 mm, o mediante una única incisión de 10 mm a través del ombligo que queda escondida en éste. Con este método de trabajo se reduce el número de incisiones y de material quirúrgico. Los cirujanos consiguen una mejor exposición de los tejidos sobre los que intervienen, por lo que no necesitan introducir más instrumental para manipularlos.
Mayor seguridad para el paciente operado
De acuerdo con Giné, el control ejercido sobre los imanes “es absoluto, muy meticuloso, y tiene el mismo riesgo -o menos- que el hecho de movilizar vísceras con otras pinzas. El imán se puede mover en todas las direcciones del espacio y el cirujano puede controlar la tracción que se hace porque está visualizando el proceso con su cámara. Con los imanes no tienes instrumental cruzando el campo quirúrgico, es decir, operas sin tener material que pueda molestarte o quitarte espacio, con lo que uno puede trabajar un poquito más cómodo. Desde ese punto de vista, la nueva técnica puede ser un poco más segura para el paciente”.
En la cirugía tradicional, sin imanes, es necesario introducir más instrumental. El hecho de que se pueda reducir el número de incisiones e introducir menos herramientas quirúrgicas reduce el dolor postoperatorio. Para el equipo de cirugía también representa una ayuda, dado que el imán no necesita de una segunda o tercera persona para gobernarlo y además se mejora la ergonomía (el imán se puede desplazar en cualquier dirección desde fuera).
Los imanes, útiles también en adultos, en adaptación para pacientes de corta edad
Antes de aplicarse en pacientes pediátricos, los imanes quirúrgicos empezaron a utilizarse en adultos en Sudamérica. Su creador es el Dr. Guillermo Dominguez, de la Fundación Argentina de Buenos Aires, que en noviembre de 2016 realizó cirugías de este tipo con los miembros del equipo de Cirugía Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron. Por lo general, los adultos tienen -desde un punto de vista quirúrgico- más cavidad dentro del organismo, por lo que en ese tipo de pacientes los imanes son más fáciles de utilizar que en niños. “Nosotros -apunta Giné- estamos trabajando para disminuir el tamaño de estos imanes. Si no los utilizamos en niños pequeñitos es porque, de momento, el tamaño del dispositivo es demasiado grande. El futuro será hacer imanes más pequeños para que los pacientes de más corta edad puedan beneficiarse de ellos”.
El experto remarca a través de un comunicado del Hospital Vall d’Hebron que las posibilidades que se abren con la cirugía con imanes son inmensas: “Estoy convencido de que en unos años la introducción de imanes dentro del cuerpo será una práctica quirúrgica habitual en todos los hospitales del Estado”.