Redacción Farmacosalud.com
‘Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar’, como diría aquel… pues bien, algo así hay que aplicar, por un lado, en relación a las cápsulas o suplementos de ácidos grasos omega 3 (w-3), y por otro en relación a los alimentos que contienen per se tales ácidos grasos, según viene a decir a través de www.farmacosalud.com el doctor Francisco Botella, endocrinólogo y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Y es que, si bien dos estudios ponen en entredicho que los suplementos de omega 3 aporten beneficios significativos para la salud cardiovascular, el doctor Botella apela a las virtudes de los alimentos que contienen dichos ácidos grasos por sus efectos preventivos en el mismo ámbito de la salud. En otras palabras, que una cosa son las cápsulas o suplementos de w-3, y otra muy diferente los alimentos que contienen el mencionado w-3.
Hasta ahora, la creencia común era que la toma de suplementos de w-3 reducía el riesgo de complicaciones cardiovasculares. No obstante, el ensayo clínico Ascend[1], publicado en la prestigiosa revista científica ‘The New England Journal of Medicine (NEJM)’, no aprecia una diferencia significativa en el riesgo de eventos vasculares graves entre los pacientes con diabetes que consumieron suplementos de omega 3 y los que recibieron un placebo. De acuerdo con Botella, esos suplementos son cápsulas que contienen “ácidos grasos w-3 procedentes de aceite de pescado”.
“Extraer un solo compuesto y comercializarlo como suplemento es un ‘salto en el vacío’”
Así las cosas -recalca-, “los estudios epidemiológicos establecen un efecto beneficioso en el hecho de comer alimentos que contienen ácidos grasos de la serie w-3 (fundamentalmente pescados grasos y, en menor medida, otras fuentes vegetales como los frutos secos). No obstante, hay que tener en cuenta que los alimentos contienen muchos elementos en su composición química (todo es química en los alimentos) que pueden contribuir a modificar el riesgo de sufrir determinadas enfermedades. Asimismo, cuando comemos una cosa, normalmente dejamos de comer otra, lo que genera interacciones y combinaciones difíciles de extrapolar (mezclas con otros alimentos, forma de cocinado, etc) para un elemento concreto. Extraer un solo compuesto (en este caso este tipo de grasa) y comercializarlo en forma de suplementos es un ‘salto en el vacío’ que no está avalado por los mismos estudios y necesita un ensayo clínico específico. En este caso, este ensayo clínico de intervención en pacientes diabéticos, no ha dado los resultados esperados por los investigadores”.
De hecho, en un estudio anterior[2] ya se advertía que las cápsulas de omega 3 derivadas del pescado (la mayoría de los participantes en el estudio que ingirieron ese tipo de omega 3 lo hicieron mediante dichas cápsulas) no tienen efectos significativos sobre la salud cardiovascular.
“El uso de cápsulas de grasa w-3 sigue teniendo otras indicaciones clínicas”
“Las fuentes de w-3 de origen vegetal tienen cierto problema de biodisponibilidad, ya que se trata de grasas que precisan seguir ciertas rutas metabólicas en el organismo hasta llegar a convertirse en los principios bioactivos. Estas modificaciones (básicamente alargar su cadena de átomos de carbono desde 18 hasta 20 o 22) requieren de una actividad enzimática compartida con otros procesos con los que puede entrar en competencia (principalmente la grasa w-6, muy abundante en los alimentos de origen vegetal) dificultando su conversión en la sustancia activa. Este problema no lo tienen las grasas w-3 de origen animal (pescado). Por otra parte, me remito al comentario anterior sobre el ‘peligro’ de extrapolar los resultados epidemiológicos sobre el consumo de alimentos hacia un elemento concreto e individual extraído de los mismos. Esto ya pasó con los antioxidantes (muy recomendables los alimentos ricos en antioxidantes y resultados negativos en los suplementos de antioxidantes en cápsulas)”, puntualiza el facultativo.
En definitiva… en nombre de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, el doctor Botella rompe una lanza en favor del concepto de alimentos ricos en omega 3 por sus propiedades preventivas en materia cardiovascular, algo que no ocurre -según indica- en el caso de los suplementos de w-3: “Desde la SEEN, recomendamos el consumo de alimentos ricos en w-3 (pescado, frutos secos) que forman parte de la pirámide de la alimentación saludable y que encajan totalmente en los principios de la dieta mediterránea, que ha demostrado importantes beneficios en la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Por otra parte, no se recomienda el uso de suplementos comerciales de w-3 de forma ‘preventiva’”.
“Por último, el uso de cápsulas de grasa w-3, como fármaco y a las dosis prescritas por un médico, sigue teniendo otras indicaciones clínicas como pueden ser el tratamiento de la hipertrigliceridemia, la esteatohepatitis o la hepatopatía secundaria a nutrición parenteral prolongada, etc; pero eso es otra guerra que forma parte del tratamiento médico especializado en nuestro campo”, especifica el vocal de la Junta Directiva de la SEEN.
Referencias
1. The ASCEND Study Collaborative Group. “Effects of n−3 Fatty Acid Supplements in Diabetes Mellitus”. August 26, 2018. DOI: 10.1056/NEJMoa1804989 https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1804989
2. Abdelhamid AS, Brown TJ, Brainard JS, et al. “Omega-3 fatty acids for the primary and secondary prevention of cardiovascular disease”. Cochrane Database of Systematic Reviews 2018, Issue 7. Art. No.: CD003177. DOI: 10.1002/14651858.CD003177.pub3 Difusión online en español: https://www.cochrane.org/es/CD003177/ingesta-de-omega-3-para-las-enfermedades-cardiovasculares