Redacción Farmacosalud.com
El doctor Josep Maria Cots, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), apuesta por generalizar en Atención Primaria (AP) el uso del test diagnóstico PCR capilar, indicado para las infecciones del tracto respiratorio inferior -bronquitis, neumonía-, con el fin de ayudar a reducir el sobreconsumo de antibióticos. Cots, además, se muestra partidario de potenciar aún más en AP el ya ampliamente utilizado test Strep-A, en este caso indicado para cuadros de faringitis (dolor de garganta), también como método que contribuya a reducir el sobreuso antibiótico.
El estudio HappyAudit3, presentado por la semFYC, revela que la prescripción de antibióticos para cuadros de faringitis e infecciones respiratorias bajas podría reducirse en un 70% gracias a la aplicación en AP de las pruebas de detección rápida de enfermedades infecciosas, como son las mencionadas PCR capilar y Strep-A. Ambas pruebas, realizadas en la misma consulta, permiten tener los resultados en tan sólo 3 minutos.
El PCR, aunque mejorable, ya es de gran utilidad
El test de la PCR capilar, similar al proceso de glicemia aplicada en el dedo, parte de la gota de sangre obtenida para determinar si el paciente que ha acudido a la consulta con tos, expectoración o fiebre está o no afectado de gravedad, es decir, “te está diciendo si esa infección respiratoria puede ser una neumonía o no, que eso también tiene mucho valor. Cuando la PCR es muy baja, te está diciendo que eso es un virus y que no hay que dar antibióticos; cuando la PCR es muy alta, te está diciendo que seguramente ahí hay una bacteria y que hay que dar antibióticos”, explica el doctor Cots. “Con esto podemos reducir muchísimo los antibióticos que damos para las infecciones respiratorias bajas”, asegura. Por lo tanto, es una medida que contribuye a combatir la aparición de resistencias a antibióticos por sobreuso de estos fármacos.
El único hándicap que presenta actualmente esta prueba es que se está buscando establecer con más exactitud el punto de corte o rango con el que determinar si se está ante una infección vírica o una infección bacteriana. Pese a ello, y a la espera de que llegue el perfeccionamiento apuntado, ya hay estudios que demuestran que la aplicación del PCR da lugar a una mejor prescripción de antibióticos.
En España, el método PCR todavía no se ha empezado a utilizar de manera generalizada en Atención Primaria -como quien dice, ‘está en pañales’ en este escalón asistencial-, dado que por ahora sólo ha sido usado por algunos médicos que se dedican a la investigación de enfermedades infecciosas. Con todo, “con los estudios que hemos realizado, podemos demostrar, tanto a nivel de prescripción de antibióticos como a nivel coste-efectividad (o sea, en términos de dinero), que es muy útil tener esta prueba en las consultas de Atención Primaria”, afirma Cots.
Gran fiabilidad del Strep-A
En cambio, el test Strep-A (frotis de garganta), sí que está implantado en muchos centros de Atención Primaria o Centros de Salud españoles. Por este motivo, lo que propugna el coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la semFYC es potenciar aún más su aplicación, en parte debido a su gran fiabilidad. De hecho, cuando la prueba sale negativa, el 98,1% de las veces es realmente negativa. Y, si la prueba es negativa y por tanto no hay una infección bacteriana de por medio, no habrá que administrar antibióticos, lo que sin duda redundará en una disminución del abuso en la prescripción de esta clase de medicamentos.
Hablando de abuso… hay quien pueda pensar que el éxito de los test de diagnóstico rápido podría degenerar en un ‘abuso’ en su aplicación por parte de los médicos de familia, tentados a utilizarlos ante cualquier síntoma sospechoso… Pues bien, en principio, eso no debería ocurrir, puesto que su uso está protocolizado. Y del buen uso protocolizado de esas pruebas entienden y mucho, los países nórdicos europeos, tal y como viene a decir Cots: “Desde Holanda hacia el norte -sobre todo en los países nórdicos-, hay una alta utilización de pruebas diagnósticas (tienen estas dos y más), un bajo consumo de antibióticos y una baja tasa de resistencias. Si dividimos Europa por el sur y bajamos por Francia, Italia, España, Portugal y Grecia, hay una baja utilización de métodos diagnósticos, una alta prescripción de antibióticos y una alta tasa de resistencias, lo que es preocupante. Si tú no tienes un buen protocolo de uso del test, éste se va a sobreutilizar”.
“El test no se tiene que aplicar directamente al paciente en ninguna de las patologías que hemos comentado -argumenta el experto-, sino que primero hay que preguntarle al paciente qué tiene y, una vez se sabe, hay que tener en cuenta lo que dice el protocolo del test, o sea, si ‘hay que hacer la prueba o no’. Porque muchas veces no hay que hacer la prueba porque ya sabes que eso no es una infección bacteriana; sólo vas a hacer la prueba cuando tú dudas si es o no bacteriana, y si hay que dar o no antibiótico. Y eso está protocolizado”.
Las pruebas de diagnóstico rápido, un ahorro de cientos de miles de euros
Se sabe que un alto porcentaje 80-85% de los antibióticos que se consumen en España se utilizan y se recetan en los centros de Atención Primaria. “Si tú quieres reducir las resistencias disminuyendo la prescripción de antibióticos tienes que darle al médico alguna herramienta para que él se quede tranquilo, de tal manera que sepa verdaderamente que alguna prueba le va a decir que no hay que dar un antibiótico al paciente que tiene delante. Ello justifica la aplicación de estas pruebas, y no sólo disponer del fonendo (fonendoscopio o estetoscopio), el depresor (bajalenguas) o lo que el paciente explica en cuanto a síntomas”, aduce el facultativo.
En definitiva, que la reducción del consumo de antibióticos lleva aparejada una reducción de las resistencias patógenas a éstos, lo que en España es de suma importancia, puesto que “tenemos unas tasas de resistencia de gérmenes en el entorno hospitalario muy elevadas… cuando un paciente grave coge en el hospital una infección de este tipo, los gérmenes multirresistentes pueden causarle la muerte”, advierte Cots. Los beneficios económicos asociados a las pruebas diagnósticas rápidas (Strep-A y PCR capilar) también serían evidentes: si bien el precio de los antibióticos en España no es elevado, se calcula que la disminución del consumo de estos medicamentos propiciada por la realización de dichas pruebas supondría un ahorro de cientos de miles de euros para las arcas de la sanidad pública.
Hay que mejorar los test de orina, según explicita el Dr. Cots
Otra de las patologías en la que se produce una prescripción excesiva de antibióticos es la urinaria. De entrada, cabe decir que, en este ámbito, pueden registrarse disfunciones en la estrategia diagnóstica, tal y como apunta el doctor Cots ateniéndose a los estudios publicados al respecto: “La prueba diagnóstica más conocida que tenemos en Atención Primaria es el test para determinar si hay una infección de orina; con un poco de orina se aplica una tira (reactiva) para saber si hay infección urinaria o no. Sabemos que muchas veces la prueba se realiza y no tendría que haberse realizado, y otras veces no se realiza y tendría que haberse realizado. Eso ocurre también en tests como el electrocardiograma. Muchas veces no hay que hacerlo, porque ya sabes que no hay ninguna patología cardiaca. Y alguna otra vez puede pasar que el ‘electro’ tenga que hacerse, pero no se ha hecho... es algo que puede pasar en cualquier prueba diagnóstica, tanto en AP como en un hospital (ecografía, resonancia, etc)”.
La primera causa de consulta por enfermedad infecciosa en Atención Primaria es la faringitis; la segunda es la infección respiratoria baja (la bronquitis), mientras que la tercera es la infección urinaria (el caso más habitual, una paciente que acude con molestias al orinar o escozor). Uno de los problemas asociados al test de orina reside en el hecho de que la fiabilidad del valor negativo obtenido llega, como mucho, al 70%, un porcentaje bastante alejado del 98,1% que presenta el Strep-A.
“A veces tienes una clínica muy clara de infección de orina con un test negativo… ¿entonces, qué haces?”, se pregunta Cots. A lo que añade: “La mayoría de médicos de familia van a dar antibiótico, con lo cual el porcentaje de posibles infecciones de orina que se tratan con antibióticos es mucho más alto del que se supone que tendría que ser, ya que hay casos en que no hay infección o bien la infección urinaria no tiene un origen bacteriano". Según el especialista de semFYC, para este problema sólo hay una solución: “Mejorar la fiabilidad de los test de orina”.