Redacción Farmacosalud.com
Si bien el primer uso de la endoesponja para tratar infecciones derivadas de la cirugía colorrectal se remonta al año 2008 -el artículo de origen es alemán-, en España la llegada del dispositivo se ha producido ahora a través de la Unidad de Endoscopias del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla), centro que ya ha presentado su experiencia con este tratamiento en un Meeting Internacional celebrado recientemente en Portugal. La Unidad de Endoscopias, en estrecha colaboración con el Servicio de Cirugía General y Digestiva del hospital andaluz, utiliza una sofisticada esponja (una endoesponja) que se coloca al paciente por vía endoscópica en apenas 20 minutos. Este tratamiento, que puede realizarse en régimen ambulatorio y con sedación consciente, consiste en un sistema de aspiración que permite tratar a pacientes con complicaciones tras una cirugía colorrectal del cáncer de colon y recto.
La cirugía elimina el tumor mediante una resección anterior baja o ultrabaja del recto. Esto es, primero se elimina el tumor y luego se unen los extremos (lo que se denomina anastomosis) del colon con el recto o bien se cierra el recto y se sutura el colon con la pared abdominal, según el caso. Una de las posibles complicaciones de esta intervención quirúrgica es que se deshagan las suturas (dehiscencia de sutura), lo que origina cavidades que se infectan y que hay que tratar. “Es un problema no muy frecuente pero sí terrible, ya que eleva la morbilidad del paciente y puede derivar en una nueva intervención, en caso de dehiscencias grandes, infección severa o peritonitis”, explica el doctor Salvador Sobrino Rodríguez, médico adjunto de la Unidad de Endoscopias.
La endoesponja, mediante el sistema de aspiración, retira todo el material purulento de las cavidades consiguiendo, junto con la antibioticoterapia inicial, controlar la infección. La aspiración activa la microcirculación, lo que favorece la cicatrización. Cada cambio de esponja permite desbridar la cavidad y reducir su volumen. La duración del tratamiento “varía según el tamaño de la cavidad; se deja de poner cuando el tamaño de la cavidad es de 10 a 15 mm”, detalla el doctor Sobrino en declaraciones a www.farmacosalud.com. La esponja siempre debe ser más pequeña que el espacio a tratar.
El dispositivo se coloca endoscópicamente y se retira manualmente
La endoesponja es en realidad un cilindro que mide siete centímetros de largo por tres centímetros de ancho y que posee múltiples orificios abiertos y comunicados. Este tubo finaliza en una sonda de unos milímetros que se conecta a un sistema de vacío (vacuum therapy), que está dotado de tres niveles de aspiración. El bote de vacío aspira todo el contenido purulento retirando todo el material líquido con el fin de facilitar la cicatrización.
La colocación de la endoesponja es por vía endoscópica (sin cirugía), ajustando el tamaño del dispositivo al de la cavidad. La primera inserción se realiza durante el ingreso del paciente, una vez éste firma un modelo de consentimiento informado. Tras ver los profesionales su evolución clínica, luego continúan con el tratamiento en régimen ambulatorio, dado que el usuario puede llevar el sistema de vacío en un bolso. Siempre que el paciente tenga colocada la endoesponja, debe llevar el bote de vacío. Los recambios de la esponja se llevan a cabo dos veces por semana, aproximadamente (cada 2-3 días). “Este dispositivo se coloca endoscópicamente y se retira manualmente, sin necesidad de cirugía”, precisa Sobrino.
La unidad de Endoscopias del Hospital Universitario Virgen del Rocío, dependiente de la Unidad de Aparato Digestivo que dirige el doctor Juan Manuel Bozada, ya ha tratado a más de 30 personas mediante esta opción de tratamiento. El 80% de los pacientes tienen éxito terapéutico. En la actualidad, es el servicio con mayor casuística de España y el tercero de Europa. La endoesponja se está convirtiendo en el Hospital Virgen del Rocío en la primera elección en los casos que reúnen los requisitos para su indicación, ya que las alternativas que hasta el momento se ofrecían a los pacientes -por ejemplo la amputación abdominal peritoneal- son más agresivas y restan calidad de vida.