Redacción Farmacosalud.com
El uso de muñecas hinchables para mantener relaciones íntimas es algo que suele quedar circunscrito a la esfera más privada del hogar. Por lo tanto, la posibilidad de contagiar una enfermedad venérea con su uso es imposible, siempre y cuando el artilugio no sea compartido con otro individuo. No obstante, desde hace un tiempo empiezan a proliferar burdeles donde se pueden encontrar muñecas sexuales, incluso algunas son robots con apariencia femenina que llevan incorporados implantes de inteligencia artificial. Ni qué decir tiene que los burdeles son espacios donde hay trasiego de clientes, con lo que desaparece la ‘estanqueidad’ a la que se aludía al principio con respecto a los juguetes sexuales domésticos. Quien piense que la falta de estanqueidad no supone ningún problema porque las muñecas no son humanas y por lo tanto no existe riesgo de contagio de patologías venéreas (de transmisión sexual) está muy equivocado, destaca el doctor Ramon Grimalt, quien agrega que sólo las casas de citas que adopten las medidas sanitarias oportunas -que las hay- podrán garantizar la salud de sus clientes.
Posibilidad de desarrollo de enfermedades no venéreas
Las prostitutas artificiales están hechas de silicona. De entrada, Grimalt, que es profesor de Dermatología en la Universidad Internacional de Catalunya y bloguero en www.grimalt.net, advierte que el contacto de las partes íntimas de un hombre (o mujer, en caso de que una mujer quiera acceder a los servicios de las muñecas sexuales) con la silicona puede causar -en ciertos casos- dos tipos de perjuicios no venéreos para la salud humana:
• Dermatitis de contacto alérgica a la silicona, si bien la reacción alérgica a este tipo de material es muy infrecuente
• Dermatitis friccionales o eccemas irritativos. Sería algo parecido a lo que ocurre, por ejemplo, con corredores o personas que realizan actividades de larga duración en la montaña y en los que el contacto contra una superficie de roce, en este caso el calcetín contra el zapato, conlleva la aparición de grandes irritaciones en las plantas de los pies. “En el caso del roce del pene o de otras partes del cuerpo contra un material caliente y húmedo podría provocar, en ocasiones, una dermatitis friccional o eccema irritativo, sobre todo en personas predispuestas, como son sujetos atópicos o psoriáticos. Son pacientes que presentan una piel especial, con lo que es más fácil que padezcan este tipo de situaciones”, detalla el doctor.
Una mujer también puede contagiarse de una venérea por uso de muñecas robot
Grimalt, asimismo, advierte que si un cliente hombre o mujer que presenta una patología venérea penetra o hace uso de una muñeca robot y el siguiente usuario -tanto hombre como mujer- practica el sexo con dicha muñeca sin que se hayan tomado medidas adecuadas de prevención, el contagio de la enfermedad venérea es posible. Es decir, el nuevo/a usuario/a es quien se contagia debido a los restos biológicos que pueden quedar del anterior cliente. “No tomar medidas preventivas aquí es tan arriesgado como cuando alguien practica una relación sexual con una profesional del sexo sin utilizar preservativo. Por desgracia, es una práctica habitual que muchos hombres mantengan sexo oral sin preservativo con las prostitutas y utilicen el condón sólo para el sexo anal o vaginal. Es un grave error porque podemos contraer enfermedades a través de la boca o de la amígdala… se han encontrado virus del papiloma humano en las amígdalas de un tanto por ciento importante de profesionales del sexo en el área de Barcelona”, señala el dermatólogo.
En el caso de las muñecas robot, Grimalt opina que con lavar a conciencia sus zonas íntimas (vagina o ano artificial) o su boca no será suficiente si se pretende impedir con total certeza la transmisión de una posible afección venérea. A modo ilustrativo, el experto pone el ejemplo de los guantes usados en cirugía: “Imagínese que, tras operar a una persona, un cirujano no tirara los guantes y se los lavara con agua y jabón para volver a utilizarlos. El riesgo de transmitir enfermedades a la sangre del siguiente paciente operado sería enorme. No hay ningún hospital del mundo civilizado en el que un cirujano se lave, aunque se lave muy bien, sus propios guantes para volverlos a utilizar en otra cirugía. Simplemente, se tiran, que es lo que se hace con un preservativo usado”.
“Una cosa es la limpieza, otra la desinfección”
Para el facultativo, “es muy difícil garantizar que, con un espray, cepillo e incluso una ducha a presión” se pueda eliminar el riesgo de infección de enfermedad venérea por uso de las muñecas robot. “Una cosa es la limpieza, otra la desinfección -precisa-. Los virus son una tremenda complicación en los hospitales, y justamente es un gran problema de transmisión entre personal médico. Es por ello que existen los sistemas de esterilización. Antes de que un sujeto sea sometido a una intervención quirúrgica, el instrumental quirúrgico no se lava, sino que es esterilizado. Y esta esterilización pasa por una autoclave, que es un sistema de altísima temperatura que la silicona no puede resistir. También existen otros sistemas de esterilización, como la radiación ultravioleta”.
El profesor de Dermatología en la Universidad Internacional de Catalunya desconoce qué medidas de prevención se adoptan en los burdeles de muñecas robot, por lo que espera que las zonas más sensibles de tales prostitutas de silicona -órganos de más roce, como vagina, ano o boca- dispongan de dispositivos extraíbles, a modo de recambios que permitan a los clientes estrenarlos en cada servicio sexual, porque de lo contrario “es muy difícil que se consiga eliminar todo el riesgo de transmitir una enfermedad venérea, tanto de tipo bacteriano como de tipo vírico”. O sea, se trataría de que las oberturas tipo vaginas, anos y cavidades orales tuvieran una especie de capa o accesorio cambiable y al mismo tiempo desechable, de modo que se pusiera uno nuevo, sin estrenar, para cada cliente. “Yo creo que este es el único sistema válido; algo parecido se hace en los controles de alcoholemia, donde a cada conductor se le da un canutillo nuevo para soplar”, apunta.
Si se tienen dudas sobre la seguridad sanitaria de la muñeca robot, usar preservativo
Es muy posible que los prostíbulos con muñecas robot ya dispongan de oberturas corporales cambiables (hay muñecas para uso doméstico que ya las tienen), pero de lo que se trata, según se desprende de las palabras del doctor Grimalt, es que sean desechables y no se laven para su reutilización. Y, si los locales ya disponen de tales medidas profilácticas, sería necesario que las mantuvieran íntegras en todo momento y para todo tipo de clientes. Uno de los problemas que podrían aparecer asociados a la popularización de esos burdeles es que surgieran locales low-cost (de bajo precio), donde estaría por ver si las oberturas cambiables serían estrenadas en cada servicio. Es por ello que Grimalt aconseja el uso del preservativo en cada contacto si se tienen dudas sobre la correcta higienización y profilaxis de las muñecas robot.
Vista la tendencia emergente del sexo con estos artilugios de silicona -quizá en el futuro androides sofisticados-, el doctor no descarta que algún día se apruebe una ley que obligue a someter a las muñecas robot a un riguroso control sanitario, que pasaría sin duda por la adopción de un sistema de accesorios sexuales de un solo uso, “no un sistema de limpieza, que puede asegurar la eliminación total de los restos biológicos de los clientes, pero no de los virus y bacterias”.
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¿Cómo es una muñeca sexual? Clicar aquí (AVISO: los modelos que aparecen en esta página no tienen por qué coincidir con las muñecas sexuales que se pueden encontrar en los burdeles, pueden ser modelos diferentes. Este enlace sólo pretende orientar sobre la apariencia física de las acompañantes artificiales)