Dr. Felipe Heras / Redacción Farmacosalud.com
A grandes rasgos, hay dos grandes grupos de eccemas en manos: los irritativos (exposición repetida a sustancias irritantes, por ejemplo, a productos de limpieza) y los alérgicos (personas previamente sensibilizadas a ciertas sustancias que entran en contacto con dicha sustancia). Ahora bien, puede ocurrir que alguien que toque un producto de limpieza desarrolle un eccema de manos de origen alérgico, pero no irritativo. Para poder llegar a esa conclusión diagnóstica, “la clínica puede orientar bastante: un eccema de contacto alérgico suele producir mayor inflamación que uno irritativo. El alérgico suele picar más y tardar más en desaparecer”, explica el doctor Felipe Heras, especialista en eccemas y dermatitis de contacto y dermatólogo del Servicio de Dermatología de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid).
“En segundo lugar, las pruebas epicutáneas (pruebas del parche o patch-test) nos demuestran si el individuo que presenta un eccema está sensibilizado (es alérgico) o no a determinadas sustancias”, especifica el doctor Heras. Estas pruebas consisten en la aplicación de distintas sustancias sobre la piel del paciente, a una concentración estandarizada, y observar si existe una reacción inflamatoria a los dos y a los cuatro días posteriores.
Un eccema irritativo en manos puede llegar a convertirse en alérgico
Por otro lado, hay que tener en cuenta que un eccema irritativo en manos puede llegar a convertirse en alérgico, ya que la piel ‘rota’, sin una función barrera adecuada, permite un mayor paso a la epidermis de componentes del medio ambiente con capacidad de sensibilizar (producir alergias) en un individuo. “Por eso es muy importante tratar adecuadamente el eccema irritativo y no permitir que se reproduzca de forma frecuente. Su tratamiento es más sencillo que el eccema alérgico y no tiene tantas implicaciones personales, sociales y laborales”, argumenta el experto.
Si un eccema en manos no se trata adecuadamente puede extenderse a otras partes del organismo. Normalmente esto ocurre cuando la lesión es de contacto alérgico o irritativo. Si la sustancia implicada no es evitada y contacta con otras zonas anatómicas, además de las manos, el eccema también se desarrollará en esas otras áreas. “Nuestras manos tocan con mucha frecuencia otras zonas del cuerpo, con lo que transportan alérgenos o irritantes a estas otras zonas -expone el doctor-. Por ejemplo, es frecuente que aparezca un eccema en los párpados causado por un alérgeno que manipulan las manos y que es transportado a los párpados por la gran frecuencia con la que nos frotamos los ojos”.
Eccema alérgico: a veces no hace falta tocar el alérgeno para que haya reacción
En el caso concreto del eccema alérgico en manos, en ocasiones sólo con aproximarse a la sustancia alergena (pero no tocarla) ya puede ser suficiente para producir una reacción. Lo normal es que un eccema de contacto aparezca sólo en la zona de la piel que entra en contacto directo con el objeto que contiene el alérgeno, pero a veces ese alérgeno es vehiculizado por el aire y se deposita en zonas de la piel no protegidas por la ropa, como la cara, el cuello o el dorso de las manos. “A esta clínica la denominamos eccema de contacto aerotransportado -precisa-. Es frecuente que se observe con determinados alérgenos, como resinas o plantas. De todos modos, la mayoría de los eccemas que afectan a las manos se deben a un contacto directo con el objeto que contiene el alérgeno, ya que casi todos los productos que tocamos lo hacemos con las manos”.
Según Heras, la condición de ‘herramienta’ humana que caracteriza a esas partes de las extremidades superiores -se ven implicadas en varias funciones de fricción (coger, palpar, acariciar, etc)- las hacen más propensas a la alteración eccematosa que otras zonas del organismo: “Aunque tienen una piel gruesa (sobre todo las palmas) preparada para sufrir agresiones constantes y para protegerse frente a irritantes y alérgenos, las manos constituyen una zona anatómica de asiento frecuente de eccemas de contacto. Por el hecho de emplear las manos en múltiples actividades de la vida diaria, es frecuente que el eccema aparezca en ellas. Es más, un eccema que aparece en las manos nos debe hacer pensar que puede existir un factor laboral importante, quizás en relación con alguna sustancia sensibilizante o irritante del trabajo del paciente”.
Eccemas endógenos o idiopáticos: sin intervención de irritantes ni alérgenos
Con todo, hay casos en los que pueden aparecer lesiones eccematosas sin que se haya entrado en contacto con ningún producto irritante ni alérgeno. Son los denominados eccemas endógenos o idiopáticos. El eccema dishidrótico, la dermatitis atópica o el eccema numular son ejemplos de patologías eccematosas que pueden afectar a las manos sin que exista ninguna sustancia ambiental-local implicada.
Para evitar que el eccema de manos se cronifique, “lo principal es tratarlo lo más pronto posible”, asevera el doctor Heras. “Para ello se deben conocer las causas de cada eccema. Es frecuente que un eccema que afecta a las manos sea de origen multifactorial. Por ejemplo, que el paciente tenga una predisposición a la dermatitis atópica y que, además, entre en contacto con irritantes o alérgenos que favorezcan aún más el desarrollo y el mantenimiento de su eccema. Por eso se deben identificar los contactantes implicados, para manipularlos de forma adecuada (o evitarlos), tratando a su vez el componente de eccema endógeno que pueda existir”.
Una afección con posibles consecuencias psicológicas
Más allá de las repercusiones físicas, la condición eccematosa en manos puede llegar a crear un trastorno de ansiedad o depresión en el afectado, en tanto que es una patología que incide en un órgano que, además de ser empleado para tocar a los demás (estrechar la mano a otra persona, etc), es muy visible. “Las manos y la cara son tan visibles que cualquier afección dermatológica en estas zonas supone un problema emocional añadido para el paciente. La misma enfermedad, cuando afecta al tronco o los muslos, no causa tanto distrés como las manos y la cara”, subraya el dermatólogo de la Fundación Jiménez Díaz.
En las manos, además, existe otro problema… y es que la patología eccematosa puede ser muy limitante para la vida diaria de la persona afectada: un eccema que afecta a las yemas de los dedos y produce fisuras puede ser muy doloroso e impedir tareas tan básicas como abrocharse los botones. Un eccema alérgico de contacto a una sustancia concreta puede ocasionar que el paciente no pueda desarrollar su profesión. “Esto ocurre con peluqueras que se sensibilizan a la parafenilendiamina de los tintes capilares, con obreros de la construcción que lo hacen al cromo del cemento, etc. Estos eccemas de contacto profesionales suelen cambiar radicalmente la vida del paciente, ya que pueden derivar en una incapacidad total para su profesión, con las consecuencias que ello conlleva”, revela el facultativo.
Así pues, esta patología puede limitar mucho las tareas de la vida diaria e incluso puede llegar a obligar a un cambio de profesión. “Las manos tocan prácticamente todos los objetos y sustancias que nos rodean, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos”, apunta el doctor Heras, quien recuerda que estos órganos también cumplen una función “importantísima” en “nuestras relaciones sociales y sexuales”.
La alitretinoína, un gran avance
La elección del tratamiento del eccema de manos depende de la gravedad del proceso, de la evolución (aguda o crónica) y de la morfología[1]. Como en todo eccema, lo primero que un dermatólogo debe plantearse es si existe un alérgeno o un irritante implicado. Una buena historia clínica y las pruebas epicutáneas ayudarán mucho en este sentido. Como tratamiento sintomático, los corticoides tópicos son el pilar principal. En general, para los eccemas de las manos se precisan corticoides tópicos de alta o muy alta potencia, y en ocasiones con terapia oclusiva (tapando con un guante la zona donde se ha aplicado el corticoide, de forma que aumente su efecto).
Cuando el eccema es agudo y existen vesículas o ampollas, puede ser útil el empleo de líquidos astringentes y corticoides en crema. “Sin embargo, en los eccemas crónicos predomina la hiperqueratosis (escamas gruesas), por lo que son más eficaces los preparados grasos, como corticoides en pomada”, puntualiza el especialista.
Si el eccema de manos es severo y muy recalcitrante, se puede añadir la fototerapia de manos, que consiste en aplicar radiación ultravioleta a nivel local, lo que mejora el eccema. También pueden emplearse inmunosupresores sistémicos, como corticoides orales, metotrexato o ciclosporina. Además, desde hace unos años se dispone de alitretinoína, un retinoide oral específico para un tipo de eccema crónico de manos, el hiperqueratósico. A juicio de Heras, la alitretinoína constituye “el principal avance en los últimos años” para el tratamiento de la afección eccematosa: “Combina una actividad antiinflamatoria y antiproliferativa muy útil en los eccemas crónicos de las manos, sobre todo en la forma hiperqueratósica palmar. Aunque el eccema crónico hiperqueratósico es poco frecuente en la población general, se trata de un cuadro que limita mucho las actividades del paciente y para el que no existía ningún tratamiento totalmente satisfactorio”.
“Pero antes de cualquier tratamiento farmacológico, siempre es muy importante haber descartado irritantes y sensibilizantes que puedan estar implicados en el eccema, así como haber empleado correctamente la terapia tópica, ya que una terapia sistémica conlleva mayores efectos secundarios”, advierte el galeno.
Pasos importantes en el campo de la prevención
Aparte del avance terapéutico que ha supuesto la alitretinoína, el doctor Heras destaca los “pasos importantes” que se han dado en el campo de la prevención de alérgenos, ya que, por ejemplo, “en la actualidad es más fácil encontrar guantes específicos para individuos sensibilizados a algunos alérgenos de los guantes, como látex y acelerantes de la vulcanización”.
Asimismo, “se ha limitado mucho el uso de algunos conservantes de cremas y jabones que sensibilizan con frecuencia, como el metildibromoglutaronitrilo o la metilcloroisotiazolinona. Lo mismo ha ocurrido con algunas fragancias alergénicas, para las que actualmente existe una legislación más restrictiva”, indica el dermatólogo.
Referencias
1. Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). ‘Eczema crónico de manos’. Definiciones. Difusión online http://fundacionpielsana.es/wikiderma/eczema-cronico-de-manos