Redacción Farmacosalud.com
Las reacciones alérgicas más graves (conocidas como shock anafiláctico) son potencialmente mortales. Se trata de reacciones que afectan todo el organismo y se manifiestan velozmente, en pocos minutos. Producen síntomas cutáneos típicos de la alergia, respiratorios como el ahogo, o cardiovasculares, con caída de tensión y pérdida de conocimiento. En casos muy extremos, pueden causar la muerte de la persona. Cuando se produce una reacción a alérgica grave, es fundamental saber reconocer los síntomas y actuar rápidamente. Las personas que sufren un shock anafiláctico tienen que recibir asistencia médica urgente, que incluye la inyección intramuscular de adrenalina, o pueden autoinyectarse la adrenalina ellas mismas.
El problema todavía es más grave si una persona sufre una anafilaxia durante un vuelo y no lleva adrenalina para autoinyectarla o no puede recibir la asistencia médica adecuada urgentemente. Por este motivo, la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) realiza una serie de recomendaciones tanto a las compañías aéreas como a los pasajeros para prevenir y combatir una reacción alérgica grave en un vuelo comercial. Estas recomendaciones se recogen en un artículo científico recientemente publicado en el ‘World Allergy Organization Journal’. La Dra. Victoria Cardona, jefa de Alergología de Vall d’Hebron y coordinadora del Comité de Anafilaxia de la Organización Mundial de la Alergia, lidera esta iniciativa que tiene como objetivo mejorar la seguridad en los aviones de los pacientes con este tipo de afección.
La principal preocupación, las reacciones relacionadas con los alimentos
Tal y como explica la Dra. Cardona, también investigadora del Grupo de Enfermedades Sistémicas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), cada vez hay más personas con alergias. La principal preocupación del Comité de Anafilaxia de la Organización Mundial de la Alergia en cuanto a las reacciones alérgicas en los aviones son las relacionadas con los alimentos. “Las reacciones a alérgicas sistémicas, que en su vertiente más grave llegan al shock anafiláctico, suponen el 2-4% de los problemas médicos que tienen lugar en los vuelos comerciales y suelen estar provocadas por alimentos, como cacahuetes, nueces o mariscos. Por ejemplo, se estima que aproximadamente el 9% de las personas con alergia a los cacahuetes han sufrido una reacción a alérgica durante un vuelo”, señala.
A veces, las personas que sufren estas reacciones las pueden controlar gracias a la automedicación (adrenalina, en los casos más graves). “Muchas veces, controlan la reacción alérgica sin la ayuda de los miembros de la tripulación. Pero, en ocasiones, hay que desviar un vuelo al aeropuerto más cercano porque un paciente sufre un shock y ni el paciente ni la tripulación disponen de los medicamentos ni de la preparación para hacer frente a la situación”. Durante los vuelos comerciales es costumbre servir aperitivos y comidas que contienen alimentos alergénicos, como los mencionados. Si una persona con alergia a algún alimento viaja en un vuelo internacional, y no entiende el etiquetado de los aperitivos o las comidas, o no puede comunicarse de forma fluida con la tripulación, tiene más riesgo de sufrir una reacción.
Por otro lado, las exacerbaciones del asma (es decir, los ataques de asma, que pueden causar el bloqueo total de las vías respiratorias) también pueden estar provocadas por las condiciones propias de un vuelo, como, por ejemplo, “la concentración de oxígeno y la presión, que pueden causar un ligero descenso de la saturación de oxígeno a la sangre, o el bajo nivel de humedad, que puede resecar la mucosa nasal”, dice la jefa de Alergología de Vall d’Hebron. Se estima que los problemas respiratorios son la quinta causa más frecuente de emergencias médicas en los aviones.
Las compañías aéreas progresan adecuadamente, pero tienen que mejorar
Cardona explica que “el problema de las reacciones alérgicas no ha recibido la atención necesaria por parte de las compañías aéreas, a pesar de que, en general, han mejorado en los últimos años los kits de emergencias médicas en los aviones y la formación de la tripulación para atenderlas. Hay que destacar que cada país tiene su legislación en esta materia, y que no todas las compañías están igual de preparadas”. La Organización Mundial de la Alergia, explica la Dra., “recomienda que en todos los vuelos haya brondilatadores inhalados y oxígeno para tratar las exacerbaciones del asma, y adrenalina en los vuelos comerciales, para hacer frente con más garantías un shock anafiláctico”.
Otras recomendaciones son que la tripulación reciba formación para poder ayudar a una persona con una reacción grave con la ayuda de un profesional sanitario a distancia, que se consulte a un médico previamente cuando viaje un paciente con alergia, que las etiquetas y avisos sobre alérgenos en los alimentos sean muy claros, que los animales de compañía viajen lejos de las personas que son alérgicas a ellos y que se mantengan condiciones adecuadas de humedad y oxígeno. Hay que tener en cuenta, añade la Dra. Cardona, “que puede ocurrir que una persona sufra su primera reacción alérgica durante un vuelo, y necesitará ayuda”.
Y ¿qué tienen que tener en cuenta las personas alérgicas?
Las personas que sufren alergias pueden tener miedo de sufrir una reacción grave durante un vuelo o tener problemas para llevar medicamentos a bordo o con su uso. En este sentido, la Dra. Cardona aconseja “que los pacientes que hayan sufrido una reacción grave consulten al médico antes de coger un avión, porque quizás habrá que ajustar la medicación. Además, tienen que ir con mucho cuidado con los alimentos que sirven durante el vuelo. En casos graves, es conveniente que avisen a la tripulación de su enfermedad para reducir el riesgo de exposición a los alérgenos”.
Además, las personas susceptibles de sufrir una reacción alérgica grave deben llevar siempre encima un autoinyector de adrenalina, que es la medicación necesaria para combatir un shock anafiláctico. “El problema es que este autoinyector tiene una aguja y líquido, hecho que puede dificultar que se pueda subir a un avión. Aconsejamos a estas personas que pidan un documento a su médico que acredite la necesidad de llevarlo siempre encima, incluso en un avión”, añade la jefa de Alergología de Vall d’Hebron.